Publicado: mayo 7, 2025, 10:30 am
La duración del Cónclave es una de las preguntas más frecuentes cuando se produce la sede vacante, o en otras palabras, cuando la silla papal queda libre tras la muerte o renuncia del Pontífice. Aunque muchos podrían pensar que se trata de una ceremonia breve, similar a una jornada de elecciones en cualquier país democrático, en realidad, el Cónclave es un proceso complejo, con siglos de tradición y normas estrictas.
En este contexto, la tardanza para anunciar un nuevo Papa varía en función de diversos factores, entre ellos, el consenso entre los cardenales electores, pues los 135 cardenales con poder de elección también son candidatos a Papa.
El término “cónclave” proviene del latín cum clave, que significa “con llave”. Esto hace referencia al aislamiento obligatorio al que se someten los cardenales electores para asegurar que el proceso de elección sea absolutamente secreto y libre de influencias externas.
¿Cuánto dura el cónclave?
No existe una norma fija que establezca la duración de la elección papal, sino que depende de cuánto tarden los cardenales en alcanzar un acuerdo de dos tercios sobre el candidato. A lo largo de la historia, ha habido Cónclaves extremadamente breves. Por ejemplo, el Cónclave que eligió a Benedicto XVI en 2005 duró solo dos días, y el que eligió a su sucesor, el papa Francisco, en 2013, también fue rápido, con cinco votaciones.
Sin embargo, la historia registra casos mucho más largos. El Cónclave de 1268, que terminó con la elección de Gregorio X, duró casi tres años, siendo el más largo de la historia. Debido a la falta de acuerdo entre los cardenales, las autoridades civiles de Viterbo, donde se celebraba, terminaron encerrando a los cardenales y reduciendo su alimentación para forzar una decisión.
Plazos para el cónclave
Una vez iniciadas las votaciones, los cardenales pueden votar hasta cuatro veces por día, divididas en dos por la mañana y dos por la tarde. De hecho, con el fin de no prolongar el cónclave más de lo necesario, si no se logra consenso en los primeros tres días, se hace una pausa de un día para oración y reflexión. Esta secuencia puede repetirse, con descansos periódicos, hasta que se alcance la mayoría necesaria.
En la práctica, los Cónclaves modernos tienden a durar entre uno y cinco días. Esto se debe, en parte, al contacto previo entre los cardenales, que suelen tener una idea bastante clara de los posibles candidatos antes de entrar a la Capilla Sixtina. Además, las presiones internas y externas para no prolongar innecesariamente el proceso también influyen.
¿Puede durar semanas?
Es posible, aunque poco probable hoy en día, que las votaciones se prolonguen más allá de la semana. En especial, si hay divisiones profundas entre los cardenales o una situación excepcional. Sin embargo, la estructura actual del proceso, con votaciones frecuentes y tiempos controlados, hace que la mayoría de elecciones se resuelvan en menos de cinco días.
Una vez los cardenales se ponen de acuerdo, el anuncio de un nuevo Papa llega mediante una tradición centenaria. Desde la chimenea de la Capilla Sixtina se eleva humo blanco, señal de que hay elección. A esto le siguen las campanas de la Basílica de San Pedro, confirmando la noticia, para que minutos después, el cardenal proetodiácoeno pronuncie desde el balcón Vaticano la histórica frase en latín «Habemus Papam».