Vladimir Putin quiso llegar a Kiev en tres días ahora «no puede solo» en la invasión de Ucrania. Por eso ha tenido que pedir ayuda a Corea del Norte sobre el terreno. La presencia de más de 10.000 soldados del país asiático, aliado de Rusia, en la zona de Kursk -ahora mismo en disputa- supone un paso más en el conflicto y, en palabras del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, un acercamiento «a la guerra mundial». Por eso Ucrania necesita más apoyo de sus socios, pero lo que se demuestra también es que el Kremlin ve las cosas mucho más complicadas de lo que dice. La UE y la OTAN asumen la escalada en la guerra y los expertos creen que es un movimiento drástico de Rusia que muestra cierta debilidad, algo que también ven en Kiev.
Fuentes comunitarias y de la Alianza Atlántica consultadas por 20minutos coinciden en que se trata de una maniobra «de urgencia» por parte de Moscú, pues aunque sus tropas avanzan en el este hay algunos puntos que siguen en choque, como la propia Kursk. Además, los tantos que se apunta Putin parece que se ciñen solo al Donbás. «El conflicto está concentrado ahí desde hace semanas, casi meses diríamos incluso», confirman las fuentes, que también asumen otra parte del mensaje lanzado por Zelenski: Rusia ya no quiere llamar a los suyos a la movilización y prefiere «recurrir a elementos externos», en este caso tropas norcoreanas.
Es un paso que también se puede hacer desde ese punto de vista. ¿Está Vladimir Putin perdiendo apoyo social? La respuesta nunca está clara, pero después de más de dos años de guerra, necesita «ser original en sus planes», comentan algunos expertos. Casi nada ha salido como Rusia preveía el 24 de febrero de 2022 y las fuentes asumen que tanto Putin como el propio Zelenski «evidentemente han tenido que ir tomando decisiones sobre la marcha». Eso sí, en este punto Ucrania ha encontrado un aliado que si bien ya lo era, ahora ha comenzado a ganar notoriedad: Corea del Sur.
Kiev no va corto de ayuda, así que los mensajes de Seúl sirven también como referencia a Zelenski. Corea del Sur está analizando la posibilidad de enviar un equipo que supervise las operaciones militares de Corea del Norte en los campos de batalla y evalúe las implicaciones para la seguridad que podría conllevar este despliegue. Esto se debe a la creciente preocupación de que Pyongyang obtenga tecnología militar de Rusia a cambio del envío de sus tropas, lo que permitiría a Corea del Norte modernizar su Ejército.
Si bien el suministro de armas a Ucrania no está siendo considerado en este momento, el Gobierno surcoreano mencionó la semana pasada que Corea del Sur podría contemplar esta opción dependiendo del grado de cooperación militar entre Corea del Norte y Rusia. Es decir, todo es cuestión de rivalidades estratégicas, pues hasta ahora Seúl no se había implicado demasiado en su apoyo a Kiev, pese a que sus dinámicas están mucho más cerca de la OTAN y de otros aliados como Japón.
Para Zelenski se ha llegado a otro momento decisivo -otro de tantos- en la guerra. El presidente ucraniano no quiere ‘fugas’ en ese respaldo de los socios, ya sean europeos o no; pero coloca el foco en los primeros, dejando fuera a EEUU a expensas de lo que suceda en las elecciones del 5 de noviembre. «Solo con unidad en la UE podemos lograr avances, podemos movilizar no solo a los líderes de la Unión sino a otros líderes», apuntó hace unos días ene Bruselas, antes de añadir que la paz duradera no depende solo de Kiev: «Es importante que esto no solo dependa de la voluntad de Rusia sino de la voluntad de nuestros socios y esto permite que el plan sea real», defendió, llamando, por lo pronto, a un respaldo «consistente» por parte de sus aliados occidentales. Eso sí, ha dejado claro en los últimos días que no está negociando con Moscú ni tampoco una entrada en la OTAN a cambio de cesiones territoriales.
Su plan no es ese, sino «el de la victoria». Para eso también necesita grandes apoyos. Consta de cinco puntos, que puso sobre la mesa de los 27. El primero pasa por mantener fuerte la alianza con la OTAN, la cual incluya una invitación formal para que el país forme parte de la organización. El segundo tiene que ver con el apoyo militar «para presionar a Rusia» sobre el terreno, mientras que el tercero, dice el presidente ucraniano, consiste, directamente en «colocar un paquete de medidas de disuasión en territorio ucraniano para obligar a Rusia a participar en negociaciones de paz reales o permitir la destrucción de sus objetivos militares». El cuarto y el quinto punto son la «protección» de los recursos de Ucrania, de los cuales Moscú «se quiere apoderar» y, ya después de la guerra, «la reconstrucción» del país, para lo que será clave la ayuda económica.