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Tecnología generará sobreoferta de mano de obra barata

En el nuevo libro «La Riqueza de los Humanos», el economista y periodista Ryan Avent relanza la tesis de una renta básica universal para enfrentar los conflictos que puede generar la robotización.

Publicado: mayo 17, 2017, 1:32 am

El Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene abierta una línea de investigación y discusión sobre el impacto de la tecnología en el desarrollo económico de los próximos años, porque existe un temor recurrente que ya varios autores han puesto sobre la mesa: las nuevas tecnologías pueden generar una gran sobreoferta de mano de obra, especialmente en los estratos menos calificados.

En el muy célebre y, a la vez, muy debatido «El Capital del Siglo XXI», el economista Thomas Piketty ya había planteado este asunto desde la perspectiva de la distribución de la riqueza, pero ahora un joven economista y periodista de The Economist, Ryan Avent, acaba de publicar una obra llamada «La Riqueza de los Humanos», donde se dedica, con data dura a la mano, a analizar qué va a pasar con el mercado laboral en el futuro.

La primera gran conclusión de Avent (Carolina del Norte, 1979) es que la virtualización y la robotización tendrán como consecuencia inevitable una «sobre abundancia» de mano de obra, que generará una competencia exacerbada especialmente por los puestos de trabajo de menor ingreso.

Ryan Avent plantea que la renta básica universal permitiría reequilibrar los mercados laborales.

Ryan Avent plantea que la renta básica universal permitiría reequilibrar los mercados laborales.

Renta Básica Universal

En una entrevista con el diario El País, de España, el autor señala que esta situación traerá como consecuencia una menor valoración del trabajo y las tareas remuneradas perderán peso e importancia.

La respuesta que propone Avent -sin duda, muy polémica- es el establecimiento de una renta básica universal que permita, en mundo donde millones podrían no tener espacio para vivir de su trabajo, especialmente físico, tengan un ingreso adecuado para sobrevivir.

¿Otra reedición contemporánea del viejo marxismo? Avent se apresura a decir que no. En su opinión, las respuestas que ofreció Karl Marx para alcanzar un mundo económicamente más equitativo son inaceptables e inválidas en la actualidad, y lo serán aun menos en el futuro.

Sin embargo, advierte que la robotización y otras tendencias tecnológicas son potenciales catalizadores de graves conflictos sociales, si los estados no toman medidas que garanticen una distribución más justa de la riqueza -potencialmente mayor a la actual- que se creará a través de la tecnología como gran fuente de valor.

«No debemos esperar que la automatización lleve a un desempleo masivo. Habrá mucha competencia para conseguir trabajos con salarios bajos. Pero si respondemos a esta crisis permitiendo a la gente tener menos trabajo y con más redistribución, entonces puede que no necesitemos el ingreso del trabajo para sobrevivir. Dependerá de si podemos encontrar una manera socialmente aceptable para reducir el papel del trabajo en nuestra sociedad», advierte Ryan Avent a El País, de España.

Para el autor de «La Riqueza de los Humanos», la tesis de una renta básica universal puede ser la noción básica de un nuevo estado de bienestar.

Criterio de Justicia

La crítica fundamental de esta tesis -que no es nueva, por cierto, sino que tiene una larga historia en el pensamiento económico- es que no es justa, porque plantea «premiar» a todos por igual, sin tener en cuenta el mérito o el esfuerzo particular.

Avent advierte sobre una pérdida de valor del trabajo remunerado, por el impacto de nuevas tecnologías.

Avent advierte sobre una pérdida de valor del trabajo remunerado, por el impacto de nuevas tecnologías.

A esto, Avent responde: «tiene que haber un consenso social sobre qué es justo o la sociedad se puede desmoronar. Si le niegas a la gente algo como una renta básica y no pueden encontrar un buen trabajo para vivir, con el tiempo dirán que no pueden soportarlo más y habrá una revolución. Hay que asegurarse de que todos se beneficien, y esa es una manera muy atractiva».

Más adelante, concluye: «no solo debemos pensar en los incentivos del trabajador, también hay que hacerlo en los del empresario. Cuando tenemos una abundancia de trabajadores que están dispuestos a trabajar por un salario muy bajo, las empresas no tienen incentivos para aumentar la productividad. Esa renta básica daría a los trabajadores la capacidad de renunciar a trabajos malos y restauraría parte del equilibrio. No se trata de eliminar la desigualdad por completo. Debe ser posible que las ideas y los logros excepcionales y las personas responsables también tengan una retribución excepcional. Hay que encontrar las reglas para motivar a las personas, para que participen y que creen tecnologías, aunque no vayan a amasar una fortuna de 80.000 millones de dólares».

Por: Armando J. Pernía

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