Publicado: mayo 7, 2025, 7:30 pm
El Gobierno de la República enfrenta el urgente reto de iniciar la lucha para arrebatarle al crimen organizado el control territorial que tiene en tantas comunidades de la República, pero topa con que en el Poder Judicial Federal pronto será hora del aficionado.
A partir de agosto, por la elección judicial, entre los juzgadores del Poder Judicial Federal, espejo del partido-movimiento en el Poder, habrá de dulce, de chile y de manteca que, necesariamente tendrá una curva de aprendizaje.
Al oficialismo no parece importarle que, por el desasosiego que han causado en el personal de base del PJF, la reforma pudiera tronar como campechana si la curva de aprendizaje se convierte en larguísima historia sin fin.
A paso de tortuga las leyes reglamentarias
El tiempo, quizá dentro de seis años, permitirá discernir si la responsabilidad de que el Congreso no aprueba todas las leyes reglamentarias de la avalancha de reformas que hizo aprobar el expresidente López Obrador, a finales de su sexenio y en las primeras semanas del actual.
Las vitales tareas del desaparecido Coneval no puede hacerlas el INEGI por falta de ley secundaria, igual que no se pueden trasladar funciones del Instituto Federal de Telecomunicaciones a otras dependencias. Apenas dos ejemplos de cómo afecta la gobernanza la falta de leyes secundarias.
Nadie tiene prisa, ni los coordinadores de la mayoría en las Cámaras del Congreso, ocupados en fútiles grillas morenistas, y parece que ni el Ejecutivo, pues su jurídico avanza a cámara lenta. El quid es que sin leyes secundarias el resto del sexenio Palacio gobernaría con opaca discrecionalidad.
¿Cantará en inglés Ovidio Guzmán?
El desasosiego en el establishment morenista ha cundido al informar las autoridades estadunidenses que el juicio de Ovidio Guzmán, hijo de “el Chapo”, se pospuso para el 9 de julio próximo, pues hizo un trato con los fiscales federales.
La experiencia muestra que los jueces federales de Estados Unidos aceptan en ciertos casos los dichos de delincuentes confesos que, por exoneraciones o condenas cortas, son capaces de declarar lo que quieren los fiscales.
El temor en México es desconocer qué trato hizo Ovidio con los fiscales federales y, sobre todo, cuál es el objetivo de la Casa Blanca, pues de eso dependerá contra quienes será escrita la partitura que, con buena voz, según la jerga policial, cantará el vástago de Joaquín Guzmán Loera.
NOTAS EN REMOLINO
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