Publicado: marzo 20, 2025, 8:00 am
Hace algunas semanas, la presidenta Sheinbaum hizo una airada defensa de Ismael “Mayo” Zambada. Antes, el expresidente López Obrador hizo toda clase de gestiones a favor de Joaquín “Chapo” Guzmán. Porque son ciudadanos, y sí, de eso no hay duda, pero hay el antecedente de un ciudadano cuyos restos han esperado casi 110 años para que se cumpla su última voluntad: el general Porfirio Díaz Mori, en vida, expresó su deseo de ser sepultado en su natal Oaxaca.
“Más allá de esta persona que, por los delitos que haya cometido, el asunto es el derecho de un ciudadano…”, declaró Claudia Sheinbaum, luego de la carta que el abogado de Zambada hizo llegar al consulado de México en Nueva York.
La historia en torno a Porfirio Díaz es abundante. Hay quienes aseguran que se han escrito más de 150 libros con referencias biográficas, sin contar lo que de su trayectoria se ha escrito en los libros de texto para los diversos grados.
El énfasis se hace en el llamado Porfiriato, los 35 años que ocupó la presidencia. Poco, muy poco, se matiza en la obra, en lo que le aportó a México, que no fue poco. Con menos años en el poder se registra a Antonio López de Santa Anna, 22 años, y Benito Juárez, casi 15.
Entre Díaz y Juárez hay muchas afinidades: los dos, originarios de Oaxaca, siguieron su formación en las mismas instituciones, ambos masones, los dos enfrentaron a Maximiliano, pero también se enfrentaron dos veces en elecciones presidenciales. Ambas las ganó Juárez.
Pero lo anterior y más se puede leer hasta en las cartitas escolares.
Porfirio Díaz se fue al exilio en 1911. Se instaló en París, donde murió el 2 de julio de 1915. Su viuda, Carmen Romero Rubio, decidió que el cadáver fuese colocado en el templo de Saint Honoré, en lo que recibía la autorización para trasladarlo a Oaxaca. Una vez que no lo consiguió, don Porfirio fue llevado al cementerio de Montparnasse, donde están sepultados el escritor Carlos Fuentes y el ilustrador Julio Ruelas.
Desde entonces hasta la fecha han sido innumerables los intentos por cumplir la última voluntad del general y expresidente. Hace 10 años hubo el riesgo de que sus restos fueran a una fosa común porque se venció el contrato de 99 años en el cementerio parisino. Alguien pagó la continuidad y ahí sigue, en un mausoleo que es visitado todos los días; le dejan flores, le rezan y lo recuerdan.
A pesar de algunas tímidas iniciativas, tampoco los gobiernos panistas ni los priístas permitieron que don Porfirio regresara a su tierra. En contraste, en la Ciudad de México, Guadalajara o Monterrey hay calles que llevan el nombre del general Díaz, bueno, hasta un monumento en Tampico.
Así, el ciudadano Porfirio Díaz Mori ha corrido una suerte diferente a la de los ciudadanos conocidos como el Mayo y el Chapo, los dos delincuentes presos en Estados Unidos.
El historiador Juan Miguel Zunzunegui refiere que, como militar, Porfirio Díaz participó en 37 batallas y, como presidente, recibió un país enfrentado y en la miseria. Y agrega: “¿Qué pasó en el Porfiriato? Porfirio Díaz trajo teléfonos, telégrafos, cines, teatros, orquestas sinfónicas, siderúrgicas, metalúrgicas, altos hornos, 36,000 kilómetros de vías férreas, 32 bancos, pagó la deuda externa, 4 millones en la escuela, universidades de provincia, desayunos escolares, la Escuela Nacional Preparatoria, se crea la Universidad Nacional de México; todo eso hizo Porfirio Díaz”. Zunzunegui remata diciendo: “Después de todo eso, ES EL MALO DE LA HISTORIA”.
AL MARGEN
Al parecer, la presidenta Sheinbaum será ruda con España. Según el diario Reforma, propondrá para la embajada de México al ministro de la Suprema Corte de Justicia, Alberto Pérez Dayán. Sí, el mismo que muchos señalan de traidor. Ya veremos si el gobierno de Pedro Sánchez le otorga el placet o aprovecha para corresponder a las cartas que le han enviado desde Palacio Nacional.
