Publicado: noviembre 17, 2025, 2:59 am
Warren Buffett, considerado por muchos el mejor inversor de la historia, ha sacudido Wall Street con una entrada millonaria en Google justo cuando el mercado debate si la fiebre de la inteligencia artificial está alimentando o no la próxima gran burbuja tecnológica. El Oráculo de Omaha, a sus 95 años y a punto de dar un paso al lado tras casi seis décadas al frente de Berkshire Hathaway, sorprendió en el último informe trimestral remitido a la SEC al desvelar una posición de 17,85 millones de acciones de Alphabet —matriz de Google— valoradas en unos 4.300 millones de dólares. Con esta jugada, Alphabet se ha colado directamente en el ‘top 10’ de participaciones cotizadas de Berkshire, en el que figuran nombres como Apple, American Express, Bank of America, Coca-Cola, Chevron, Occidental, Moody’s, Chubb o Kraft Heinz, y lo hace desplazando a DaVita, la compañía de diálisis que durante años abanderó la apuesta de Buffet por el sector de la salud. No son pocos los que ven la apuesta por Alphabet, como mínimo, llamativa. Buffett ha construido su leyenda evitando de forma casi sistemática las tecnológicas «puras», hasta el punto de dejar pasar a auténticos caballos ganadores como el propio Google o Amazon. Por eso no sorprende que medios como Economic Times o Fortune hayan interpretado este movimiento como el momento en que Buffett, por fin, «compra oficialmente» la revolución de la inteligencia artificial. La operación llega, eso sí, en un contexto peculiar. Berkshire encadena doce trimestres consecutivos vendiendo más de lo que compra y ha acumulado una montaña de efectivo de 381.700 millones de dólares, la mayor reserva de liquidez de cualquier compañía estadounidense en la historia. Esa cifra, aparcada en su mayoría en deuda pública de muy corto plazo, llevaba tiempo alimentando la idea de que el conglomerado se preparaba para una recesión o una corrección severa. La entrada en Google no invalida ese escenario, pero sí rebaja el dramatismo en torno a un crash inminente de los grandes nombres tecnológicos del Nasdaq, cuyo peso en el S&P 500 supera el 35%. En realidad la nueva posición en Alphabet, que equivale aproximadamente al 1,5–1,6 % del portafolio de Berkshire, no coloca al conglomerado en un riesgo excesivo. En el mismo trimestre, Buffett ha vuelto a recortar su participación en Apple, ha reducido peso en Bank of America y ha salido de D.R. Horton, fiel a su tesis de que el mercado sigue caro. Muchos analistas, de hecho, ven la operación como un gesto poco ortodoxo pero parecido al que él mismo hizo en 2016 al entrar en Apple en máximos: negocios casi monopolísticos y generadores de caja masiva. Como subraya Morningstar , Buffett no está «comprando IA», sino el peaje que la IA debe pagar. Alphabet no es una apuesta especulativa, sino un hiperescalador con tres negocios —Búsqueda, YouTube y Nube— que ya generan caja a un ritmo que pocos pueden igualar. En este sentido, la integración de la inteligencia artificial en su buscador y su nube no abre ningún frente nuevo, sino que refuerza un ecosistema que ya domina el mercado. Algo que también subrayan prácticamente todos los medios es la dimensión «redentora» de esta operación. Buffett llevaba años reconociendo que no haber comprado Google fue uno de sus mayores errores, un fallo que explicaron abiertamente él y el ya fallecido Charlie Munger en la reunión anual de 2019. Entonces admitieron que lo tuvieron delante durante años —GEICO, una de las joyas de Berkshire, era uno de los mayores anunciantes de Google— y aun así no supieron ver su potencial. Munger llegó a resumirlo con una frase lapidaria: «We blew it« (Metimos la pata).
