Publicado: octubre 12, 2025, 12:30 pm
El cese de los ataques israelíes tras el acuerdo de paz alcanzado entre Israel y Hamás ha cambiado los incesantes estallidos de las bombas por el ruido de las palas que se afanan por despejar las calles de escombros y de restos de cascotes que caen desde los edificios de una Gaza devastada a la que ahora miles de palestinos regresan en busca de lo que queda de sus hogares. Los escombros entierran los restos de sus hogares, pertenencias personales y también cadáveres que aún no han podido ser rescatados. La Defensa Civil de Gaza estima ahora mismo que los restos mortales de al menos 10.000 palestinos se encuentran bajo los escombros de Gaza y durante este sábado, primer día del alto el fuego con Israel, se realizaron más de 5.000 operaciones de recuperación de cuerpos y restauración de infraestructuras en medio de una enorme devastación que afecta al 90 por ciento de la infraestructura civil.
Muchos de los desplazados al sur del enclave, cuando vuelven a sus casas en Ciudad de Gaza, se encuentran vías intransitables, en las que los escombros se amontonan hasta crear barreras de varios metros de altura. Las ruinas y escombros que inundan este domingo las calles de la Ciudad de Gaza ofrecen un panorama desolador a las miles de personas que, desde el exilio, regresan a sus hogares con la esperanza de encontrar en pie algún vestigio de su vida antes de la ofensiva israelí.
Es el caso de Samar y su familia, que esta noche lograron llegar a la que fue su casa durante años en la capital gazatí, asediada hasta hace dos días por el Ejército israelí, y que hoy no es más que unas pocas paredes cubiertas de polvo que apenas se tienen en pie.
«Mi hija empezó a llorar cuando llegamos anoche», cuenta a EFE esta madre gazatí de 44 años que confiesa que no esperaba encontrar tanta destrucción al regresar a la calle Al Jalaa donde se encuentra su casa y hasta donde las tropas israelíes llegaron en su ofensiva para tomar la urbe.
Cuando comenzaron los bombardeos para invadirla a finales de agosto, Samar huyó de la ciudad de Gaza junto a sus siete hijos hacia el sur, un trayecto que tuvieron que hacer a pie. Explica que su hija, que no se separa de las faldas de su madre, le pidió volver a la playa donde se habían refugiado al volver este sábado a su casa y contemplar la devastación. «Pero le dije que al día siguiente íbamos a limpiar todo», añade.
No quiere volver al sur porque su familia no tiene una tienda de campaña y, ahora que llega el invierno, esperaba hallar ropa de abrigo para sus hijas entre los restos de su vivienda, pero no ha encontrado «nada», se lamenta.
Devastación que afecta al 90%
Los efectivos de emergencia y salvamento de la Franja de Gaza realizaron durante este sábado, el primer día del alto el fuego con Israel, más de 5.000 operaciones de recuperación de cuerpos y restauración de infraestructuras en medio de una enorme devastación que afecta al 90 por ciento de la infraestructura civil, incluida la destrucción de 300.000 viviendas y el desplazamiento forzado de dos millones de personas por los ataques israelíes, según estimaciones del Ministerio de Salud, controlado por el movimiento islamista Hamás.
En un desglose publicado este sábado, el Ministerio estima 1.200 «misiones médicas y sanitarias, incluidas diversas operaciones quirúrgicas, primeros auxilios a heridos y enfermos y atención de seguimiento a heridos y enfermos crónicos», 900 tareas de servicio para restaurar agua y electricidad, 700 operaciones de distribución de ayuda y alimentos, 600 misiones de atención psicológica y 700 operaciones logísticas de recopilación de datos para agencias humanitarias internacionales.
Empieza a entrar ayuda humanitaria
Por otra parte, cientos de camiones con ayuda humanitaria comenzaron a entrar este domingo en la Franja de Gaza desde Egipto. Largas colas de camiones con ayuda se encuentran en la zona de Rafah, en el norte del Sinaí y fronteriza con Gaza, a la espera de entrar en la Franja a través de los cruces de Kerem Shalom y Al Awja, controlado por Israel, informó el canal de televisión egipcio Al Qahera News.
El medio, próximo a los servicios de inteligencia del país norteafricano, indicó que se espera que a lo largo del día entren unos 400 camiones cargados de diferentes tipos de ayuda a Gaza, según el acuerdo. También subrayó que se trata de «la mayor cantidad de ayuda que entra en el enclave palestino desde el principio de la crisis», y aseguró que, además de los que entrarán este domingo, «colas de camiones de hasta cinco kilómetros de largo esperan en una carretera» en Rafah para ser enviados a Al Awja o Kerem Shalom. Según pudo constatar EFE, cerca de 300 camiones han atravesado los cruces controlados por su Israel, donde son inspeccionados por las autoridades israelíes antes de permitirlos entrar en Gaza.
Según recoge este domingo el diario británico The Guardian citando a la agencia AFP, los residentes de Jan Yunis, al sur de la Franja, afirmaron que algunos cargamentos estaban siendo saqueados por residentes hambrientos en escenas caóticas. «No queremos vivir en una jungla. Exigimos que la ayuda se asegure y se distribuya con respeto», declaró Mohammed Zarab. «Miren cómo está la comida tirada en el suelo. ¡Miren! La gente y los coches la pisotean». Para otro residente, Mahmud al-Muzain, «todos temen que la guerra regrese. La gente roba la ayuda y la almacena en sus casas», declaró.
El Ministerio de Interior del Gobierno de Hamás en Gaza anunció este domingo que amnistiará a los gazatíes que en estos dos años se unieron a «bandas criminales» y tomaron parte en actividades ilegales siempre y cuando no participaran en asesinatos. Serán amnistiados los muchos habitantes del enclave que tomaron parte en el saqueo a los camiones de organizaciones internacionales con ayuda humanitaria, algo que se convirtió en una práctica normalizada entre la población con tal de acceder a comida durante los dos años que ha dirado la ofensiva israelí, que ha matado a más de 67.000 gazatíes.
Un refugio entre montañas de escombros
Algunos buscan entre los escombros los pocos objetos que han sobrevivido a los proyectiles. Una niña rebusca entre un montón de ropa hasta hallar unos libros y papeles. Otro hombre le entrega a su hijo unos cojines que en algún momento formaban parte de un sofá. En medio del océano de destrucción que es ahora Gaza, un anciano observa imperturbable desde una silla de plástico azul -única nota de color entre el gris de los restos de edificios- los esfuerzos de los palestinos por devolver la vida a su ciudad. «Imagínate que después de tres semanas vuelves a tu barrio y encuentras toda esta destrucción», se lamenta a EFE Haizam Hani Mohamed el Farran.
Sentado sobre las ruinas de su casa en el barrio de Sheij Raduan de la capital, explica que su padre y sus tíos construyeron la vivienda «piedra por piedra» durante cuarenta años: «Y al final, en segundos, la casa se vino abajo». Varios de sus familiares permanecen en el sur, en Jan Yunis y Zawaida, hasta que Haizam encuentre un lugar en el que cobijarse entre las toneladas de edificios destruidos. «¿Dónde va a vivir la gente? ¡Mira cómo se ha ido el trabajo de tantos años!», se pregunta mientras camina por un calle anegada de escombros, que los vecinos tratan de limpiar con sus propias manos, incluidos los niños.
«No hay vida»
Tampoco funcionan servicios tan básicos como el suministro de agua o el alcantarillado, por lo que se vuelven a sus refugios en el sur-tiendas de campaña en la gran mayoría de los casos- con la esperanza de que, en algún momento, sus barrios y sus casas vuelvan a ser habitables.
Samar recorre un callejón repleto de trozos de hormigón y hierro, hasta que los cascotes no le permiten seguir avanzando. «No nos esperábamos a una situación así. Mira, no podemos andar por estas calles», se queja. Aunque «no hay vida» en la ciudad de Gaza, la mujer se resiste a abandonar su casa de nuevo, y pide: «Yo puedo resistir con tal que nos traigan agua y lo básico. Solo que nos traigan agua y que la gente nos ayude un poco».