Ursula von der Leyen ‘abraza’ a Teresa Ribera. La presidenta de la Comisión Europea dio toda su confianza a la española en su discurso antes de la votación en el Parlamento Europeo en Estrasburgo, y dijo que «está preparada» para ser vicepresidenta y comisaria de Transición Justa y Competencia los próximos cinco años. «Es una verdadera y fiel proeuropea», añadió, bajo el encargo de que en sus primeros 100 días en el cargo desarrolle un plan para una industria limpia. Este mensaje llega después de una larga semana de vetos, bloqueos y dudas sobre su futuro, con el PP español posicionado en contra de manera muy rotunda.
La presidenta del Ejecutivo comunitario presentó a su equipo para los próximos cinco años, no sin antes agradecer el trabajo de la Comisión saliente, que ha tenido un lustro realmente complicado para la UE. Ahora empieza una era igual o más exigente, y Von der Leyen recordó la lucha «por la libertad» histórica en países como Hungría, Polonia, Rumanía o República Checa y habló de líderes como Lech Walesa: fue un inicio de mensaje para reivindicar la importancia de la Unión y que esas luchas entre iguales no se repitan. «Estas historias recuerdan la lucha por la libertad y la democracia, porque estas historias nos unen como europeos. Esta es para mí la razón de ser de nuestra Unión».
Esos son los pilares de la nueva Unión Europea que quiere construir la germana en los próximos años: competitiva, segura y limpia, bajo la idea de una mayor autonomía en el escenario global tanto a nivel de Defensa como de energía. «La soberanía europea no está en venta», expuso Von der Leyen, que quiere una Europa «protagonista» en las diferentes áreas, desde Ucrania hasta Oriente Medio. Estamos, apuntó, «en un mundo en el que Europa es más necesaria que nunca». En ese punto el papel clave será el de la nueva Alta Representante, Kaja Kallas, ataviada con los colores de la bandera ucraniana como mensaje fundamental de lo que será su trabajo. «Su figura también es más necesaria que nunca», sentenció la presidenta de la Comisión.
Para todo esto se necesita dinero y así lo asume una Von der Leyen que reconoce las complejidades del presupuesto de la UE. Ahí se erigirá el comisario de Presupuestos, el polaco Piotr Serafin, quien aspira a convertirse en una figura decisiva en el nuevo Colegio de Comisarios. Una idea que pululará sobre Bruselas será la de las inversiones y los ahorros, de la mano de un plan que desarrollará la portuguesa Maria Luisa Alburquerque. Todo eso necesita «menos burocracia» y más facilidades para las empresas: tarea esta en manos de Vladis Dombroskis, uno de los más veteranos de la Comisión Europea, que tendrá que trabajar con el encargado de la cohesión y de las reformas, el italiano Raffaele Fitto (quizá la figura más polémica junto a Ribera a la vista de lo ocurrido con las audiencias).
Tiene mucho trabajo Von der Leyen por delante, rodeada de un equipo pensado para que nadie le haga sombra y con una Comisión que prevé trabajar mucho más cerca de los Estados miembros que del Parlamento Europea: hay muchas dudas, porque su margen es estrecho en la Eurocámara, pero su discurso no cambia. La alemana quiere cambiar Europa, pero ni es fácil ni puede hacerlo sola. El tiempo apremia; empieza una nueva era para la UE.