Publicado: enero 29, 2025, 1:33 pm
La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ha pedido ayuda a los gobiernos europeos para que ayuden a renovar la situación de la economía con su propuesta de « brújula de competitividad« que pretende reavivar las posiciones de la UE en un mundo que ha cambiado mucho más rápidamente de lo que se suponía. Según la información oficial, la propuesta «establece un camino para que Europa se convierta en el lugar donde se inventen, fabriquen y comercialicen las tecnologías, los servicios y los productos limpios del futuro, siendo al mismo tiempo el primer continente en convertirse en climáticamente neutro». «Nuestro modelo de negocios -ha dicho la presidenta- se ha basado básicamente en mano de obra barata de China, energía supuestamente barata de Rusia y en la externalización parcial de la seguridad. Y ese modelo ya ha caducado». La cuestión que no despejó Von der Leyen es de donde piensa obtener el dinero para las inversiones que se reclamaban en el plan presentado por el ex presidente del Banco central Europeo (BCE) Mario Draghi y en el que se basa su propuesta. En esta legislatura Von der Leyen pretende igualar a Estados Unidos y China , sin sacrificar los objetivos climáticos. «Tenemos un plan, tenemos una hoja de ruta. Tenemos la voluntad política. Ahora, lo que importa -y realmente importa- es la velocidad y la unidad» afirmó Von der Leyen, en una de las referencias indirectas a la necesidad de expandir las inversiones en la renovación de la economía europea . Pero si no se hace nada, Europa «corre el riesgo de quedarse estancada en una senda de bajo crecimiento, con menos ingresos para los empleados, menos bienestar para los desfavorecidos y menos oportunidades para todos». La alemana promete que la Comisión hará un «esfuerzo sin precedentes para producir reglas más simples» y acelerar el funcionamiento de la burocracia, uno de los lastres de la economía en la UE. No lo ha explicado así, pero la presidenta se ha referido a la necesidad de que el entorno administrativo se vuelva más favorable a la actividad económica y sobre todo a la creación de nuevas empresas. Pero al mismo tiempo admite que «muchas de las palancas clave, desde los impuestos hasta la organización de los mercados laborales y las políticas industriales , están en gran parte o en parte en manos de los gobiernos nacionales» que deberían coordinar las reformas nacionales y la inversión a través de una nueva herramienta de coordinación de la competitividad. Parte de eso significará recortar algunas regulaciones muy estrictas desde el punto de vista climático, a pesar de que Von der Leyen insistió en que «la UE sigue el rumbo de los objetivos del Pacto Verde sin ninguna duda» y al mismo tiempo «queremos asegurarnos de que el futuro de una industria como la del automóvil permanece enraizada en Europa». La «brujula» contiene un amplio abanico de propuestas para reducir los requisitos burocráticos que se exigen a las empresas, especialmente a las consideradas intermedias, es decir que no se benefician de la simplificación que si se concede a los autónomos y a las pymes y que pueden llegar a suponer un ahorro de más de 35.000 millones en toda la UE. También se prevén medidas para suavizar la legislación sobre ayudas públicas, un campo en el que históricamente Bruselas ha querido ser intransigente para evitar la competencia entre los distintos países pero que ha acabado por poner a su economía en desventaja respecto a China. De hecho, en su informe Draghi ya dejó dicho que si la UE quiere sobrevivir deberá «reorientar profundamente sus esfuerzos colectivos para cerrar la brecha de innovación con Estados Unidos y China, especialmente en las tecnologías avanzadas». Por ahora, Von der Leyen propone, al menos, que el próximo paquete presupuestario plurianual (previsto para 2027) ya se diseñe con medidas para simplificar el acceso de las empresas a la financiación europea. También se acelerará la tramitación de los Proyectos Importantes de Interés Común Europeo (PIICE) y una nueva definición de las empresas de mediana capitalización de modo que se calcula que hasta 31.000 empresas de toda la UE se beneficiarán de una simplificación regulatoria personalizada con el mismo espíritu que las pymes. La Brújula de la Competitividad, pesentada ayer, establece el objetivo de reducir al menos en un 25 % la carga administrativa para las empresas, y al menos en un 35 %, para las pymes. Von der Leyen no se ha olvidado de la transición energética, que fue uno de los elementos centrales de la legislatura pasada. Para evitar cuellos de botella planea la aprobación de una ley de aceleración de la descarbonización, que servirá para acelerar la concesión de permisos a más sectores de uso intensivo de energía y que cumplan con los objetivos de aumento de las energías renovables y otra para abrir la posibilidad de acrecentar las subvenciones para industrias de alto consumo energético. La propuesta incide en el objetivo de profundizar en el desarrollo del mercado interior, que también era una de las claves del informe Draghi. Por ahora, el obstáculo más duro de superar sigue siendo completar la unión bancaria, para permitir que los bancos operen más allá de las fronteras nacionales y también para permitir el desarrollo transfronterizo de las operaciones de capital-riesgo , para que las iniciativas empresariales innovadoras encuentren financiación en la UE y no acaben trasladando su sede a Estados Unidos.
