Publicado: marzo 3, 2025, 7:15 pm
Ha pasado casi un mes desde que Violeta Mangriñán se despidió «para siempre» de su casa de Valencia, a la que considera «la mejor inversión» que ha hecho hasta la fecha, para echar raíces en Madrid. Una drástica decisión que llegó apenas tres años después de que, desde cero, terminase de construir el inmueble, conocido en sus redes como Villa FaVioleta.
Ahora, con la intención de realizar próximamente un house tour de su reformada casa en la capital, bautizada como Villa Canela en honor a su perrita, la influencer ha aprovechado este domingo para aclarar todas las dudas existentes de sus seguidores a través de una ronda de preguntas y respuestas que ha realizado en su cuenta de Instagram.
En ella, además de descartar con rotundidad la posibilidad de convertirse en madre por tercera vez, ha hablado sin reservas de las razones que le llevaron a vender su casa de Valencia, así como de la titularidad de su actual vivienda, que, según ella misma asegura, es solo suya. «Fabio -su pareja y padre de sus hijas- también vivirá en ella, así que espero que también la sienta como suya», explica la valenciana.
En otro orden de cosas, la creadora de contenido ha desmentido los rumores de que el banco le hubiese «presionado» para vender su casa de Valencia, alegando que, en todo caso, debería ser al contrario, ya que los bancos «viven de los intereses» y, por tanto, les conviene que los clientes continúen inmersos en sus hipotecas.
Así pues, y aunque le resultaba más rentable alquilar su vivienda, la influencer ha explicado que prefirió venderla al darse cuenta de que estaba «parada». Y es que, según explica, la idea de mantenerla en alquiler le generaba cierta inquietud. «Mi experiencia ha sido positiva, pero no me preguntéis por qué… Soy muy desconfiada. Me da cosa», confiesa.
Desoyendo los consejos de su entorno y de una de las trabajadores de la propia inmobiliaria que la ayudó a venderla, Violeta decidió deshacerse de la casa, pues «no tenía sentido» seguir con ella cuando apenas la visitaban y la «disfrutaban». «El año pasado fuimos dos veces en todo el año», señala la influencer, destacando que la vivienda estaba ubicada en Torre en Conill, una localidad alejada del pueblo de su madre.
Como aprendizaje, la creadora de contenido subraya la inestabilidad del futuro, en tanto a que «la vida da muchas vueltas», y recomienda a su comunidad virtual que no se aferren a «bienes materiales». «Si el día de mañana la vida me lleva fuera de Madrid, la alquilaré y la venderé igual que esta», asegura la valenciana, aunque admite que desarrolló un vínculo especial con su casa de Valencia.
«Tuve muy buena experiencia con el alquiler, de hecho, la cuidaron incluso mejor que yo y no tengo ninguna queja, pero no sé, era como que me fastidiaba que hubiese alguien dentro. Entonces prefería venderla y borrarla completamente de mi mente y de mi corazón para siempre», explica Violeta. «También existía el miedo de ‘¿y si la vuelvo a alquilar y me sale rana y me destrozan la casa o no me pagan el alquiler?’…».