Publicado: julio 14, 2025, 3:00 am
Mirtha Díaz tiene casi un año sin recibir agua potable por las tuberías que conectan su casa con la red que atiende su vivienda en una zona alta, ubicada en el sector Canaima en la parroquia Carlos Soublette, en el litoral central venezolano.
Por Sntp
Es casi el mismo tiempo que tiene sin poner la denuncia en uno de los medios de comunicación más importantes en la región costera. “Lo que pasa es que el periodista que venía siempre, el señor del Diario La Verdad, dejó de hacerlo. Pasaba por aquí, grababa y si los vecinos querían hablar, él traía para transmitir hasta en la radio”.
Recuerda, que muchas veces, ese periodista, acudió a su comunidad, cerro arriba, luego de invitarlo cuando se lo encontraban en la Casa Scout Niquitao o en la iglesia Sagrado Corazón de María, ambos espacios ubicados en los bloques de 10 de Marzo, esos edificios parecidos a los del 23 de Enero, que se aprecian cuando se ingresa desde la autopista hacia la costa litoralense.
El “señor del Diario La Verdad” de Vargas del que Mirtha habla es el periodista Luis López, conocido en la entidad por su irreverencia y su cobertura en las comunidades más vulnerables, un trabajo que inició en la década de los 90.
En el último año, López, no ha visitado el barrio de Mirtha, pero tampoco a los pescadores, ni a la comunidad eclesiástica de Pariata, ni la casa scout, ni ha cumplido con la cita dominical con su madre nonagenaria. Tampoco ha escrito reportajes de denuncias comunales o cumplido con su programa de radio y YouTube “El Pitazo en Vargas”.
Y no puede hacerlo, porque Luis López, de 65 años de edad, está preso. Detenido desde el 14 de junio de 2024, acusado por los delitos de incitación al odio, asociación para delinquir y financiamiento al terrorismo, tras su cobertura de la visita realizada por el líder opositor Edmundo González a Maiquetía en el marco de la campaña presidencial de 2024.
En todos esos escenarios, sus escenarios naturales, lo extrañan. “Es que no debería estar preso, sino pateando la calle y haciendo lo que a él le gusta: periodismo y ayudar a la gente”, dice sin duda su hermana Mary López, quien se ha convertido en su voz en medio del encierro. Mary ha acudido a cada visita permitida en El Helicoide y ahora a la cárcel Rodeo I, a donde fue transferido el pasado mes de abril, en represalía por la participación de su familia en diversas protestas.

Su familia y amigos coinciden en que siempre quiso ser periodista, pero el destino lo llevó primero a estudiar Educación en la Universidad Central de Venezuela (UCV), carrera que culminó en 1990. Hizo carrera docente en el área de Dibujo Técnico en la Unidad Educativa Froilán Noriega, ubicada en la zona de Tacagua Vieja en la Carretera Vieja Caracas-La Guaira. Allí trabajó por 27 años hasta que fue jubilado por el Ministerio de Educación.
Mientras daba clases, decidió iniciar su segunda carrera. Esta vez la Comunicación Social no le sería esquiva. La misma UCV le otorgó el título que lo validaba como periodista, en 2009, aunque tenía ya tiempo ejerciendo.
“Para Luis la educación y el periodismo son carreras que apuntan al servicio. Espacios desde donde haría la diferencia. Él es fiel defensor de lo justo. Siente que el periodismo debe servir para construir una solución, pero también para dar a conocer la vida de esos sectores que por ser vulnerables, son invisibles”, refiere su amigo Carlos Jiménez.
Justamente, para dar voz a quienes no eran fuente atractiva para los medios tradicionales, nació el espacio radial El Pitazo Vecinal en Vargas, que empezó en una radio local y luego por más de una década se transmitió por Radio Caracas Radio hasta su cierre.
Ese espíritu consecuente y como agente de cambio, lo hizo ser del equipo de apoyo de una figura emblemática en la parroquia Carlos Soublette, el fallecido padre Jorge Bissoni. Allí fue líder en la instalación de la Casa Scout Niquitao, donde se mantuvo activo hasta el año pasado. También hacía parte del movimiento de catequistas y entre reportaje o video para su canal de Instagram, visitaba a las personas enfermas y rezaba el rosario.
Durante los últimos 15 años López fue un trabajador activo del Diario La Verdad de Vargas, cubriendo diversas fuentes, pero la que más felicidad le generaba eran esas páginas de comunidad, donde podía reflejar historias como las de la señora Mirtha.
Hoy, su ausencia se resiente. “Cuando voy por la calle y la gente sabe que soy hermana de Luis, le mandan saludos, sus respetos y hablan de cuánta falta hace su voz en el periodismo regional. En esos momentos entiendo que siempre hizo lo correcto. Claro que tuvo errores, como cualquier ser humano, pero siempre teniendo el bien común como norte”, dice Mary López.
Durante junio de 2025, los barrios de Canaima siguen sin recibir agua: Luis López no debería estar encarcelado, sino libre para escribir la denuncia vecinal.