Publicado: mayo 7, 2025, 5:30 pm
La fumata negra provocó esta noche el lamento general de las más de 30.000 personas que abarrotaban la vaticana Plaza de San Pedro y sus calles aledañas a la espera de conocer una decisión, la del Cónclave cardenalicio, que se ha hecho de rogar. Transcurridas más de dos horas desde el momento previsto para la primera fumata, la expectación y los nervios eran máximos en el corazón del Vaticano: la tardanza iba convirtiendo las bromas y los comentarios de la muchedumbre en una incertidumbre in crescendo a medida que caía la noche sobre Roma.
Entre olas espontáneas de aplausos y el ondear de las banderas, algunos asistentes se atrevían a especular con posibles nombres de un hipotético nuevo Papa: Parolin era el más repetido. «Si ha salido alguien ya, tiene que ser él», comentaba un ciudadano italiano mientras observaba la chimenea de la Capilla Sixtina en una de las pantallas gigantes instaladas en San Pedro. Otros, como Johan Martínez, voluntario en el Vaticano por el Jubileo, no confiaban en ver hoy la fumata blanca: «Aunque todo puede suceder, el primer día los cardenales deben darse tiempo para discernir la elección tan importante que van a tomar», explicaba.
Pese a que la espera parecía presagiar una gran sorpresa, el humo negro a las 21:01 de la noche disipó todas las ilusiones de los fieles. En cuestión de minutos, la mayoría de los asistentes había desalojado ya, entre la desilusión y la resignación, la Plaza de San Pedro para ir a descansar o a cenar en alguno de los negocios aledaños. Se cumple así, por el momento, el pronóstico más repetido estos días: no será un cónclave rápido.
El decano desea «doble suerte» a uno de los favoritos
Sobre las 16.30 de la tarde, los cardenales habían marchado en procesión hacia la Capilla Sixtina. Una vez en la estancia, todos ellos juraron mantener “el más absoluto secreto” sobre sus deliberaciones para elegir a un nuevo pontífice, como marca la constitución apostólica Universi Dominci Gregis. Con el simbólico “Extra Omnes” (en latín, todos fuera) del maestro de ceremonias, el arzobispo Diego Ravelli, el resto de asistentes a la ceremonia han salido de la capilla antes de que Ravelli cerrase las puertas. Los cardenales quedaban así aislados totalmente del resto del mundo para elegir de entre ellos al sucesor de Francisco.
Horas antes de su reclusión en la Capilla Sixtina, a las 10 de la mañana, los cardenales celebraron en la Basílica de San Pedro la misa Pro Eligiendo Pontifice, ordenada por el cardenal decano, Giovanni Batista Re. En el oficio, el último paso previo al cónclave, los cardenales piden a Dios y al Espíritu Santo que les asista y ayude a elegir de entre ellos al nuevo líder de la Iglesia. Mientras cientos de fieles resistían la lluvia que caía con fuerza sobre San Pedro.
En su homilia, la última gran reflexión previa a la primera votación papal, el cardenal decano Re invocaóla ayuda de Dios y del Espíritu Santo para que los cardenales puedan elegir al Papa “que la Iglesia y la humanidad necesitan en este momento de la historia tan difícil y complejo”, y ha llamado a los cardenales electores a tener en mente al votar únicamente a Dios, el bien de la Iglesia y de la Humanidad.
En las propias palabras del cardenal decano, el próximo “sucesor de San Pedro” debe “acrecentar la comunión de todos los cristianos”, pero también “entre las personas, los pueblos y las culturas, para que la Iglesia sea siempre casa y escuela de comunión”. Tras la misa y después de comer (un almuerzo completo pero ligero, según marca la tradición) en Santa Marta, los cardenales han regresado a la Capilla Paulina, en el Palacio Apostólico, para marchar desde allí en procesión hacia la Sixtina.
La misa previa a la elección papal, sin embargo, no ha estado exenta de polémica, después de que al momento de dar la paz a Pietro Parolin, uno de los favoritos a suceder a Francisco, se ha podido escuchar al cardenal decano desearle “suerte por partida doble”.
Otra polémica en forma de escándalo ha salpicado también a otro candidato que ha sonado con fuerza (aunque relativa) como posible elección del cónclave pocas horas antes de la elección: el cardenal húngaro Péter Erdő: una organización contra los abusos sexuales en la Iglesia, SNAP (Red de Sobrevivientes de Abuso por Sacerdotes) ha acusado al purpurado húngaro y al cardenal Mario Grech, de Malta, de encubrir casos de abuso sexual y de mala praxis ante estos delitos.
Cuatro votaciones y dos fumatas para el segundo día
Siguiendo las normas de la elección papal, tras la fallida primera votación los cardenales regresaron a Santa Marta para cenar y descansar. Será este jueves temprano, a las 8h, cuando se reúnan de nuevo para celebrar una misa y recluirse de nuevo en la Capilla Sixtina. Empezará así la primera de las cuatro posibles votaciones del día: dos de mañana y dos de tarde.
Esta vez, solo habrá fumata tras la primera votación si es blanca (algo que podría ocurrir a las 10.30 de la mañana). Si ningún cardenal obtiene la mayoría de dos tercios, los purpurados procederán de inmediato (sin fumata negra), a una segunda votación: sobre las 12.30, a priori, una fumata negra o blanca dará a conocer a los fieles congregados en San Pedro la nueva decisión del cónclave.
De repetirse la fumata negra, el proceso se repetirá por la tarde: tras un receso en Santa Marta, los cardenales volverán a reunirse a las 16.00 en la Sixtina, y su chimenea solo se encenderá tras la primera votación si hay un nuevo Papa. De no ser así, la decisión final del segundo día se conocerá, a priori, sobre las 19.00.