El cuerpo de Abiyah, de tres años y nueve meses de edad, fue encontrado por la policía enterrado en el jardín de una casa de Clarence Road, en Birmingham. Sus padres, Tai y Naiyahmi Yasharahyalah, de 42 y 43 años respectivamente, fueron los responsables de su muerte por permitir lo que las autoridades han llamado una negligencia «importante». La pareja creó su propio sistema de creencias mezclando elementos del misticismo de la Nueva Era y la religión de África occidental. La fiscalía esclareció que mantuvieron el cuerpo de su hijo en su cama durante ocho días después de que muriera de una enfermedad respiratoria. Una dolencia que se vio agravada por una dieta vegana extrema para un infante que hizo que sufriera de raquitismo, desnutrición grave, anemia y retraso en el crecimiento. Tras la muerte de Abiyah, sus padres embalsamaron el cuerpo con incienso y mirra y lo enterraron en la parte trasera de su casa. Antes de los hechos la policía había visitado su residencia en tres ocasiones, dado que el padre publicaba vídeos en las redes sociales donde aparecía su hijo . En la vivienda la policía registró por la cámara que llevaba uno de los agentes que colgaba una cartel en la puerta de entrada que decía: «Prohibido el paso, acceso denegado a todos los organismos gubernamentales y no gubernamentales hasta nuevo aviso . No toque el timbre ni se ponga en contacto con ningún miembro de esta casa… Avisaremos a los organismos implicados en caso de riesgo o emergencia«. Ambos adultos habían renunciado a su ciudadanía británica y tenían una existencia «fuera de la red» y su aislamiento les llevó a intentar tratar la enfermedad de su hijo con ajo y jengibre . En el juicio se expuso que Tai Yasharahyalah se había presentado como el jefe de un país ficticio para el cual la pareja hizo sus propios pasaportes . Tai inventó sus propias leyes y afirmó haber establecido su propio reino. De hecho, el medio británico BBC destaca que su esposa y su familia lo llamaban «Rey» . Alimentaba a su hijo con legumbres, frutas, cereales y productos derivados de plantas. Y pese a su formación, Tai afirmó que no era consciente de los riesgos que esta alimentación sin suplementos podría conllevar. Tai también dijo a la policía que había llevado a cabo un «ritual de ocho días» con la esperanza de que su hijo «regresara», y al final decidió enterrarlo en lo que consideraban terreno sagrado. ‘The Guardian’ indicó que el hombre declaró ante el jurado que había adoptado la poligamia, pero que había rechazado ser omnívoro como parte de su «reino» cuasirreligioso. Aunque reconoció que había sido «tonto» al seguir su propia doctrina legal. Su cuerpo fue encontrado nueve meses después de que la pareja fuera desalojada de la propiedad, en 2022. Tai, graduado en genética médica también usaba el nombre de pila Tai-Zamarai, y su esposa trabajaba en una tienda y vivían de la «generosidad» de los demás. Y fueron arrestados cuando estaban viviendo en una caravana en Somerset. El juicio expuso durante ocho semanas el maltrato al que fue sometido el infante. El niño de tres años tenía un «catálogo de lesiones y enfermedades» en el momento de su muerte. Las pruebas forenses tras exhumar el cuerpo revelaron fracturas óseas y caries dentales graves. Pese a las pruebas, la pareja alegó ser inocente de los cargos presentados en su contra. «Estoy seguro de que cada uno de ustedes jugó un papel en dejarlo morir de hambre y no conseguirle atención médica cuando la necesidad de ella era obvia para ustedes», afirmó el juez encargado de dictar sentencia. Ambos progenitores ignoraron la gravedad de la situación. Y el juez añadió: «Cuando Abiyah murió, ustedes no llamaron a una ambulancia ni buscaron asistencia médica con la esperanza de que su vida pudiera salvarse. En lugar de eso, llevaron su cuerpo al jardín trasero y lo enterraron allí». Las conclusiones fueron que Abiyah falleció «como resultado de una negligencia deliberada hacia él ». Tai Yasharahyalah fue condenado a 24 años y medio de prisión y Naiyahmi Yasharahyalah a 19 años y medio en el Tribunal de la Corona de Coventry. «Su motivación para actuar como lo hicieron fue priorizar un distorsionado sistema de creencias ». Viviendo con cualquier consecuencia que se derivara de su adhesión a estas creencias, incluida la discapacidad o la muerte de los niños», indicó el juez.