Publicado: noviembre 25, 2025, 10:30 am
«Ser madre duele». Así arranca el duro testimonio de Sara, una madre y tiktoker que recientemente hizo pública la agresión que sufrió a manos de su hijo de casi dos años de edad en medio de una rabieta. En su vídeo, publicado en TikTok, la mujer mostró las marcas visibles que le quedaron en el rostro después de que el niño la mordiera «intensamente».
«El dolor fue tan fuerte que no pude ponerme firme en la corrección; solo terminé llorando y asustada por lo que sentí», escribió Sara, destacando la «vulnerabilidad» a la que, según ella, las madres se ven expuestas en determinados momentos de la crianza, especialmente después de atravesar un dolor «físico» de estas características.
Este vídeo, que ya supera los ocho millones de visualizaciones en la plataforma, ha generado una oleada de crítica por parte de numerosos usuarios que se posicionan en contra de la llamada «crianza respetuosa» y defienden que es preciso establecer ciertos límites e, incluso, recurrir a la violencia en algunas situaciones para evitar agresiones en el futuro.
«El primer error es llamar bebé a un niño de 22 meses», «Amar es enseñar, corregir, poner límites» o «¿Y cómo que no saben dar galletas? Corrígelo y verás que no lo hará de nuevo, eso de crianza respetuosa no sirve» son solo algunos de los comentarios que han generado más reacciones.
Ante el revuelo causado, la mujer reapareció al día siguiente en sus redes sociales para aclarar las circunstancias exactas en las que se produjo la agresión. Así, según relató, el pequeño de dos años habría comenzado a alterarse visiblemente al darse cuenta de que uno de los gajos de su mandarina no estaba entero.
«Yo me acerco a él para poder consolarlo, como siempre hago, y él me corresponde, pero, en lugar de acurrucarse, es cuando me muerde el cachete», explicó Sara, destacando que notó cómo el menor conseguía descargar toda su «frustración» a través de esta agresión física.
La madre señaló que esperó a que se calma por completo para reprenderle por su comportamiento. «No pude corregirlo de inmediato porque me dolía herida. Me revisé, lloré y me quedé en shock unos segundos. Luego seguí consolándolo porque él seguía llorando», apuntó.
No obstante, y consciente de la gravedad de la situación, la mujer pidió ayuda a su comunidad virtual para encontrar a un psicólogo infantil o un taller para progenitores enfocado a «redirigir la frustración» de los «bebés» de su edad. Aun así, añadió, dirigiéndose a sus detractores: «Él aún no sabe controlar sus emociones, está en proceso de aprenderlo».
