Los expertos en salud gastrointestinal suelen compartir consejos para evitar el estreñimiento, puesto que se trata de un problema común que puede acabar provocando otros más graves, y más en España, donde existe un gran déficit de consumo de fibra. Llevar a cabo una dieta rica en esta sustancia que favorezca la evacuación saludable, minimizar el estrés y practicar ejercicio son algunas de las recomendaciones habituales.
Sin embargo, la gastroenteróloga Ritu Nahar, doctora de Allied Digestive Health, acaba de lanzar una advertencia sobre una costumbre que tiene gran parte de la población en lo que se refiere a la defecación y que puede resultar nociva para la salud general: aguantar las ganas de ir al baño.
¿Cuántas veces es saludable ir al baño al día?
De todos los gestos a evitar, que son varios, el más grave y que puede tener peores consecuencias, es el hecho de no ir al baño lo antes posible en cuanto nuestro organismo ‘lo pide’. Según confirma la doctora, «hacer de vientre entre tres veces al día y tres veces a la semana se considera igual de normal. La clave es la constancia y la comodidad de cada uno».
El objetivo es evacuar el intestino «con la frecuencia que resulte regular para cada uno, sea cual sea, y que no provoque molestias gastrointestinales. Las heces deben ser sólidas, pero fáciles de evacuar», comenta.
¿Qué factores afectan a la frecuencia en la evacuación?
Existen multitud de factores que podrían influir en la manera en que cada uno elimina las heces, así como en la consistencia de las mismas. Entre las que son comunes está la cantidad de fibra que tomamos en nuestra alimentación, imprescindible para que el aparato digestivo cumpla su función.
Es importante consumir suficientes frutas, verduras y cereales integrales, además de beber mucha agua cada día. «La combinación de agua y fibra ayuda a mantener la regularidad intestinal, minimizar el estreñimiento y garantizar que tus heces sean blandas y fáciles de evacuar». Acudir todos los días a la misma hora al baño es fundamental también.
Otra causa importante que influye en la frecuencia de la defecación es la hidratación de nuestro organismo, además de la actividad física que practicamos y de algunas enfermedades subyacentes que podríamos padecer. Pero a la hora de mantener una digestión saludable, hay factores que influyen como la posición en la que nos situamos en el inodoro, el tiempo que le dedicamos, el agua que hemos bebido previamente, o no seguir una rutina con los mismos horarios siempre.
¿Por qué debemos evitar aguantar las heces?
Ignorar la necesidad de acudir al baño es algo que los expertos desaconsejan. La razón es que, «cuanto más tiempo permanezcan las heces en el colon, más agua se reabsorberá, lo que las va a hacer más duras y más difíciles de evacuar«, explica la Dra. Nahar. Y añade: «esto puede provocar el estreñimiento, pero también malestar y la posibilidad de hemorroides o fisuras anales».
Aunque es cierto que aguantar las ganas de ir al baño de forma esporádica no tiene por qué tener consecuencias, la gastroenteróloga explica que hacerlo de manera habitual «podría desregular el proceso defecatorio normal«.
Para evitar males mayores, la experta recomienda buscar un baño tan pronto como se sientan las ganas de defecar. Aunque también añade que existen otras costumbres secundarias que pueden ayudar o empeorar la salud digestiva, en función de cómo las desempeñemos.
La importancia de la postura que adoptamos en el inodoro
La mejor postura que podemos adoptar a la hora de ir al baño es la de «cuclillas, puesto que se trata del ángulo ideal para una transición suave de las heces sólidas desde la bóveda rectal hasta el inodoro».
Incluso, sentarse con las rodillas ligeramente por encima de las caderas va a ayudar a enderezar el recto, lo que también es una buena idea para facilitar la evacuación. Para ello, podemos utilizar un pequeño taburete para elevar nuestros pies (lo que imita en cierta manera esa postura de cuclillas).
Si mantenemos esta posición estaremos reduciendo la necesidad de hacer fuerza y la eliminación de las heces a través del intestino será más completa, lo que reduce la posibilidad de desarrollar hemorroides. Si, por el contrario, adoptamos la posición incorrecta, los músculos anorrectales pueden desalinearse y contraerse de forma anormal, provocando la disfunción del suelo pélvico y el estreñimiento.
No hay que permanecer en el inodoro demasiado tiempo
En muchos casos, el momento de sentarnos en el inodoro nos relaja, mientras echamos un vistazo al móvil o leemos. Sin embargo, esta no es una buena costumbre puesto que permanecer demasiado tiempo sentados ejerce una presión adicional sobre las venas del recto y el ano, lo que puede ocasionar hemorroides y, en casos extremos, prolapso rectal si hacemos fuerza.
En este particular, la doctora Nahar aconseja que «nunca estemos sentados más de cinco minutos, especialmente después de haber defecado».