Una familia británica, acusada de subir en silla de ruedas a su abuela muerta a un vuelo desde España: «Dijeron que estaba cansada»

Publicado: diciembre 20, 2025, 12:30 am

Una familia británica ha sido acusada de transportar el cuerpo sin vida de una anciana en un vuelo comercial de la aerolínea easyJet entre Málaga y Gatwick, Londres, aduciendo que la mujer estaba «cansada».

Tal y como recoge el Daily Mail, la mujer de 89 años, fue ayudada a subir a bordo del avión por cinco de sus familiares, quienes, según dicen los testigos, le dijeron al personal de la aerolínea que no se encontraba bien y se había quedado dormida.

Pero justo antes del despegue, la tripulación de cabina fue alertada del fallecimiento de la mujer. El avión tuvo que dar la vuelta antes de despegar, y el vuelo se retrasó 12 horas.

Los demás pasajeros relataron cómo el cuerpo fue empujado en silla de ruedas hasta los asientos que ocupaba el grupo en la parte trasera del avión y levantado hasta su asiento, con la ayuda de cinco miembros de su familia.

Estos testigos dijeron que al grupo sólo se le había permitido subir al avión porque le dijeron a un empleado de embarque, que había cuestionado la aparente mala salud de la mujer, que «simplemente estaba cansada». Un pasajero incluso afirmó haber oído a uno del grupo decirle al empleado: «Está bien, somos médicos».

El avión comenzó a rodar hacia el final de la pista, pero luego se detuvo dramáticamente momentos antes del despegue cuando la sospechosa tripulación de cabina se dio cuenta de que estaba muerta, dijeron los testigos presenciales.

Un portavoz de easyJet declaró al Daily Mail que los pasajeros en cuestión estaban equivocados, que la pasajera tenía un certificado apto para volar y que estaba viva cuando subió al avión.

Elizabeth Rowland, de 19 años, que vive en Marbella y volaba a Inglaterra con su pareja para visitar a su familia, dijo al Daily Mail que estaba sentada frente a la mujer y sus dos familiares en la puerta y solo tres filas delante de ellos en el avión.

Rowland dice que desde el primer momento que vio a la mujer, que estaba en silla de ruedas y usaba un collarín, sostenido por una almohada, supo que «no estaba con nosotros».

«Su familia intentaba despertarla y le decía: ‘¿Me oyes? ¡Vamos a subir al avión ahora, vamos a embarcar ahora!’, e intentaban darle algo de beber…», prosigue la joven. «Hablaban con ella y actuaban como si estuviera viva», añade.

Y explicó cuando el avión regresó a la terminal y los sanitarios subieron a bordo, «ninguno de los familiares parecía molesto o como si estuvieran en pánico, no estaban llorando ni conmocionados; estaban completamente tranquilos y hablando con los médicos».