Publicado: noviembre 9, 2025, 8:00 am
La frecuencia en el lavado de ropa de hogar tan utilizada como las sábanas o las toallas es crucial para mantener una buena higiene y prevenir la proliferación de bacterias que pueden llegar a causar alergias u otras enfermedades. En el caso de las toallas, su exposición diaria a la humedad del cuarto de baño convierte a este objeto en el foco perfecto para los microorganismos.
Carolina, una bióloga que crea contenido de divulgación en redes sociales, ha advertido sobre la importancia de lavar a menudo las toallas y ha explicado cada cuánto hay que hacerlo y a qué temperatura.
«En nuestro día a día tenemos claro cuándo cambiar las sábanas o lavar la ropa, pero con las toallas siempre hay mucha confusión«, expone esta bióloga en su canal de Tiktok.
Según explica, «las toallas del baño son el ambiente perfecto para los microorganismos», ya que cuentan con cuatro factores indispensables que lo convierten en «el paraíso de las bacterias y los hongos»: humedad, la temperatura ideal, oxígeno y nutrientes, que transferimos en forma de células muertas de la piel y aceites corporales al secarnos en ellas.
«Las toallas son el lugar perfecto para que se acumulen restos de piel, aceites naturales y microorganismos que adoran el calor y la humedad del baño», reitera, por lo que «de esta manera consiguen duplicar su población cada media hora«.
En el caso de que la toalla se encuentra cerca del váter se presenta otro problema al que hay que poner atención, indica esta experta. «Si está cerca del inodoro y no bajas la tapa cuando tiras de la cisterna, la estás bañando en una lluvia microscópica de gérmenes», añade.
Conociendo toda esta información, «el veredicto de los expertos» es que hay que lavar las toallas «cada dos o tres usos», o por lo menos hacerlo «una vez por semana», ya que «si esperas más de siete días, esa toalla ya no te seca, más bien te recontamina», advierte.
Asimismo, lo recomendable es lavar las toallas en la lavadora con agua caliente a una temperatura de más de 60 °C «para una limpieza profunda». «Así te aseguras de mantener tu piel cuidada y evitar malos olores o irritaciones», concluye la bióloga.
