Publicado: marzo 23, 2025, 5:30 am
Del 26 al 30 de marzo se celebra en Madrid una nueva edición de la Educación, el salón internacional del estudiante y la oferta educativa y de formación continua. Uno de los objetivos de esta cita es que los alumnos accedan a un servicio de orientación que les ayude a analizar sus opciones de itinerario educativo. Cada año son muchos los estudiantes que se enfrentan a esa difícil tarea de elegir por dónde seguir sus estudios, especialmente cuando no existe una vocación clara o no conocen bien la oferta existente. Y aparece siempre una pregunta retórica, si elegir según los gustos de cada uno o la empleabilidad de los estudios. Por eso la orientación tiene un papel tan importante en los jóvenes y se está potenciando su presencia en los centros educativos. «Desde la orientación tenemos claro que cada uno de los jóvenes debe ser el protagonista de sus decisiones, y que desde los centros educativos tenemos que facilitar que desarrollen todos los recursos personales para ir tomando decisiones libres y maduras», afirma Sara Lozano, orientadora en Secundaria y miembro de la Junta Directiva de la Asociación Española de Orientación y Psicopedagogía (AEOP). Según esta experta, para vayan descubriendo su vocación o vocaciones hay que facilitarles recursos que les permitan conocerse a ellos mismos, como intereses, valores, competencias, inquietudes, personalidad, ocio… y «facilitar un entorno rico en experiencias de aprendizaje, ámbitos de conocimiento tanto académico como personal (experimentarse en diferentes facetas)», resalta. Además, es importante prestar atención y tiempo a la reflexión e introspección sobre estos aspectos. Por otro lado, la orientadora habla de enseñar a realizar una exploración de calidad y fiable sobre el mundo profesional, de perfiles profesionales y de itinerarios académicos y formativos. Por último, hay que acercarles también a la toma de decisiones, «comprendiendo que existen diferentes formas de decidir, que cada uno tiene su propio estilo de decisión y que existen numerosos factores tanto personales (inseguridades, indecisión, creencias sobre profesiones o sobre uno mismo que pueden resultar en ocasiones falsas o irracionales…), como externos (amistades, familiares…) que influyen en nuestras decisiones y que debemos conocerlos para ser conscientes de nuestras elecciones», resalta Sara Lozano. E indica también que todo esto no se tiene que abordar de forma escalonada, dado que son elementos en los procesos de orientación que se pueden dar al mismo tiempo, «lo único condición es que debemos adaptar esta exploración al momento evolutivo y académico del alumnado», puntualiza. Desde la AEOP creen que asegurar que a lo largo de su escolarización hayan tenido numerosas experiencias de aprendizaje sobre sí mismos, sobre cómo se toman decisiones y que hayan podido explorar de diferentes maneras en función de la edad profesiones y carreras «puede ser un buen criterio para garantizar un enfoque de calidad del proceso de orientación de nuestro alumnado». Desde el ámbito de la orientación, además de liderar este tipo de actividades y dinámicas, «también podemos apoyar en la formación tutorial y acompañar de forma personalizada al alumnado en momentos críticos de la decisión académico profesional y vocacional». Es difícil definir un momento exacto en el que la orientación puede ser decisiva ya que cualquier periodo puede serlo. «Cada alumno tiene su proceso personal de descubrimiento y sus tiempos. Si bien es verdad que en 3º y 4º de la ESO y aún más en Bachillerato, la madurez de los alumnos facilita el itinerario hacia el futuro profesional», afirma José Pedro Martínez, jefe de Estudios del Colegio CEU Jesús María Alicante. «Toda la etapa de Secundaria es una ventana de oportunidad para ayudar a los alumnos a tomar buenas decisiones y a encaminarse, poco a poco, a aquello a lo que están llamados», añade. Entiende que desde los colegios deben acompañar a los estudiantes «introduciéndoles en la realidad que se van a encontrar. Esto supone, en primer lugar, darles a conocer cómo es el mundo laboral y cuáles son los campos del saber a los que pueden orientarse». Martínez recuerda que es importante el conocimiento de la realidad que se abre ante ellos, «pues les estamos invitando a elegir, y uno sólo puede elegir aquello que conoce». Por otro lado, también resalta la necesidad de que se conozcan a ellos mismos, «descubriendo cuáles son sus fortalezas e intereses naturales y también, por supuesto, cuáles son sus limitaciones. Esto último es muy importante para no generarles futuras frustraciones», resalta. Los dos conocimientos, el propio y el de la realidad, son igualmente necesarios, «pues ambos sitúan a los alumnos en el terreno de lo posible y, por tanto, en la posibilidad de acertar en sus decisiones», matiza el jefe de Estudios. La orientadora Sara Lozano recuerda que sentirse indecisos y con cierta inseguridad forma parte natural del proceso de elección. Por eso hay que ser conscientes de que es necesario «estar abiertos, tolerar cierto nivel de incertidumbre», y saber que «investigar es descubrir lo que antes no sabía con certeza». En este sentido, recuerda que también hay personas con menos motivación por tomar de decisiones o con inseguridades «lo que puede incidir en que sean personas que tiendan a delegar su decisión en otros (amistades, familia, modas…) o a evitarlas y dilatarlas sin afrontarlas». Cuando esto ocurre, cree que es clave que desde los centros, «facilitemos los recursos que ayuden a tomar decisiones maduras, es decir, decisiones en las que han contado con información fiable y suficiente, que combine datos objetivos, con experiencias personales profesionales y vocacionales diversas, autoconocimiento y que puedan combinar esta información en momentos críticos de forma que puedan elegir». ¿Empleo o vocación? «Este es el eterno dilema. Nosotros, como educadores, tenemos el deber de hablar a nuestros alumnos, no en términos de éxito y eficacia, sino, sobre todo, en los de sentido y responsabilidad, con uno mismo y con los demás», comienza por referir José Pedro Martínez. Aunque el futuro laboral será una realidad importante en sus vidas, «consideramos que este futuro tiene que ser personal, no solo profesional», añade. Desean acompañar a sus alumnos a encontrar sentido a su orientación laboral, del mismo modo que al resto de dimensiones de su vida. «Eso sí, trabajaremos con ellos todo lo necesario para que sean buenos profesionales: trabajadores, constantes, pacientes, personas al servicio… y las habilidades necesarias para hacer rendir su trabajo de modo que vocación y empleabilidad se acerquen en oportunidades laborales reales». Para Sara Lozano, lo importante es tratar de educar en la búsqueda de información fiable (sobre el mundo que les rodea y sí mismos), en un espíritu crítico y contribuir a que nuestros jóvenes se sientan eficaces en sus tomas de decisión, debe ser el criterio que prime en los procesos de orientación. «Si lo conseguimos será la mejor herramienta con la que puedan contar para que cuando reflexionen sobre datos sobre empleabilidad, salidas profesionales, estudios y sobre ellos mismos, decidan qué es lo que quieren hacer primar en el ejercicio de su libertad». Precisamente para conectar el sistema educativo con el mundo laboral la Comunidad de Madrid puso en marcha el programa 4ºESO+Empresa, que ya lleva 16 ediciones. Con él se pretende ayudar a los alumnos a la elección del itinerario educativo más acorde a sus intereses y el desarrollo de habilidades que, finalmente, les permitan acceder al mercado de trabajo. «El principal objetivo del programa es acercar el sistema educativo y el mundo laboral, facilitando estancias educativas en empresas e instituciones a los jóvenes, con la finalidad de que estén mejor preparados para elegir su futuro profesional, motivándoles y dotándoles de las necesarias destrezas sociales y conocimientos», explican desde la Consejería de Educación. Es una actividad voluntaria y los alumnos asisten entre 3 y 5 días consecutivos a las instalaciones de una empresa u organización para observar cómo se trabaja, enfatizando los aspectos educativos y pedagógicos de todo el proceso. Tal y como recuerdan fuentes de la Consejería, «un factor clave para enriquecer la orientación académica y profesional de los alumnos es crear puntos de conexión entre el tejido empresarial y el sistema educativo que aporten información de primera mano de sectores profesionales y el mundo laboral. Estas experiencias prácticas ayudan a los estudiantes a comprender mejor el entorno laboral y trabajar habilidades relevantes para su futuro profesional». Destacan que el programa 4ºESO+Empresa utiliza una metodología experiencial que sitúa al alumno en el centro, como protagonista, en un entorno real donde debe poner en práctica habilidades sociales y profesionales fundamentales en el ámbito laboral como la empatía, el asertividad, el trabajo en equipo, la gestión de los conflictos, la frustración o la gestión del tiempo. La educación emocional está cada vez más presente en los centros educativos y va a estar muy relacionada con todo el proceso de orientación y de elección de los alumnos. «Nos da dos pilares fundamentales, como son el autoconocimiento y autoestima y las habilidades sociales. Son transversales y lo necesitamos siempre, en el mundo, trabajo, en las relaciones. Cuanta más educación emocional hay en los colegios y en las familias, mejor sabe el joven cómo es y qué le interesa», afirma Sònia Méndez, abogada y criminóloga, especializada en educación emocional y resolución de conflictos. «Y si dispone de este espacio, de cuidados hacia las personas, saben mejor qué futuro quieren y qué capacidades tiene cada uno», añade. Recuerda que al orientar a un joven lo importante es la escucha activa así como tener en cuenta cómo es él y su contexto social, económico, educativo… «Es importante saber la información de los recursos que tienen a mano, si sus padres puedan costear los estudios en caso de desplazamientos, etc…». La educación emocional en la escuela «ayuda a definir la personalidad de esa persona, cómo es y que se acepte así mismo, que fomente su autoestima y que, por encima de modas, tenga un pensamiento crítico», subraya Méndez. Tiene claro que «educación emocional y orientación deben ir de la mano» y asegura que cuando hay un trabajo de educación emocional los estudiantes «son más honestos consigo mismos porque tienen el espacio de poder ser quienes son». Otro de los temas que cada año surgen en la Semana de la Educación es el de cómo potenciar el estudio de carreras STEM. «Existe una creencia bastante extendida de que unos estudios de física, ingeniería o matemáticas son conceptos fríos y abstractos que conducen exclusivamente a la docencia o a investigar en un laboratorio», indica Mar Angulo, matemática y coordinadora académica del doble grado en Matemáticas computacional e ingeniería del software en el Centro Universitario U-tad. «La idea de frialdad y abstracción que muchas veces se atribuye a las carreras científicas y técnicas hace que muchos estudiantes prefieran orientarse hacia titulaciones relacionadas con la economía o con la salud», resalta. También habla de la creencia de ser carreras muy difíciles que aleja a los estudiantes. Por eso cree que es muy necesario cambiar esa mentalidad y «hacer ver que la capacidad de análisis, el razonamiento cuantitativo y la habilidad para resolver problemas también se entrenan. Pero este cambio tiene que darse desde los inicios». Habla de la necesidad de contagiar ilusión por la ciencia y curiosidad por descubrir, «pero tanto o más importante es hacerlo desde niños, porque en muchos casos, se ama lo que se conoce desde pequeño». Mar Angulo también considera «tremendamente necesario» promover el reconocimiento de que las carreras científicas y tecnológicas son profunda y radicalmente sociales porque «en conceptos que pueden resultar ajenos, como las matrices, las integrales o la topología, está la base de las soluciones a cualquier problema, no exclusivamente tecnológico, sino problemas muy reales que van desde el estudio de la astronomía o la investigación contra el cáncer a la predicción o a la descripción de cualquier sistema físico o meteorológico, por complejo que sea». Mar Angulo recuerda que las matemáticas «resuelven todo tipo de problemas en la vida real y forman parte de nuestra vida desde siempre». El conocimiento y el reconocimiento de los estudios STEM como un instrumento que ofrece respuestas y soluciones a problemas complejos, «no sólo tecnológicos, sino de cualquier ámbito, es absolutamente necesario si queremos involucrar y contagiar ilusión a nuestros jóvenes para formarse en esta materia imprescindible para acceder a los empleos más demandados del mercado». Hay sectores que por un motivo u otro resultan menos conocidos por los estudiantes, aunque cuenten con muchas salidas profesionales. Un ejemplo es el de la economía azul, que se centra en el papel de los mares como fuente económica. Por ello el Clúster Marítimo Español (CME) va a participar por primera vez en Aula con el objetivo de impulsar el conocimiento del mar y su entorno desde edades tempranas para sembrar el germen de las vocaciones marítimas. «El CME, como organización que agrupa todas las industrias, servicios y actividades económicas de España relacionadas con el mar, quiere destacar la gran importancia que este sector representa y transmitir sus objetivos y fines, así como la relevancia e influencia del Sector Marítimo en todo el territorio español», afirma Javier Garat, presidente del clúster. «Se trata de una acción de concienciación social para despertar la conciencia marina entre la ciudadanía y mostrar las diversas oportunidades profesionales que ofrece la economía azul a los futuros profesionales»., puntualiza. Cree que los jóvenes no conocen las salidas profesionales de este sector por varios motivos. Entre ellos, por razones históricas porque «España ha olvidado su importancia y dejado de lado su historia vinculada a la mar. Esto sugiere una falta general de cultura marítima en la sociedad española, lo que dificulta que los jóvenes consideren profesiones en este ámbito», resalta Garat. Habla también de la falta de información y la percepción de que las actividades con la mar son muy tradicionales, duras o poco innovadoras, por lo que fomentan la falta de interés en los jóvenes. «Debemos por ello mostrarles la realidad de un sector altamente competitivo y muy innovador, que , además ofrece salarios por encima de la media y grandes posibilidades de desarrollo», puntualiza. Desde el CME aseguran que hace falta más técnicos formados en todas las áreas de la economía azul, a nivel europeo, tanto para reemplazar a los que se jubilan como para atender las necesidades de crecimiento del sector. «En el contexto español, algunas áreas donde se podría necesitar más mano de obra serían la flota mercante española; la construcción y reparación naval; el turismo marítimo y costero, las actividades portuarias y otras actividades más novedosas o menos conocidas para el gran público, como en la acuicultura, la biotecnología marina o la implantación de energías renovables marinas»,