Publicado: junio 2, 2025, 10:30 pm
Oncólogos del Hospital 12 de Octubre de Madrid tienen una buena y una mala noticia para quienes padecen cáncer de próstata avanzado, aquel en el que ya existen metástasis en otros tejidos. Si su tumor tiene ciertos genes alterados, su enfermedad evolucionará de forma agresiva, con independencia de su volumen de metástasis. La buena noticia es que también se podría tener una solución para esos casos peores con un tratamiento personalizado para esos casos. Estas son dos de las conclusiones de dos investigaciones en las que han participado y han presentados en ASCO, la mayor cita de la Oncología mundial que se celebra estos días en Chicago (EE.UU.) La metástasis , el proceso por el cual las células cancerosas de un tumor deciden migrar y propagarse a otros órganos, son un factor negativo que suele marcar el pronóstico de un cáncer. En el de próstata, además, el tratamiento que se administra al paciente depende en gran medida de la cantidad de metástasis que haya desarrollado el tumor. Aunque puede que quizá no sea el mejor camino, según las investigaciones de los oncólogos del 12 de Octubre. Su estudio demuestra que poseer una mutación en el gen BRCA1 y 2 es lo que marca realmente el pronóstico, con independencia del volumen de metástasis que presente el paciente. La investigación se basa en un estudio con 556 varones con enfermedad metastásica, tratados entre los años 2018 y 2023 en centros españoles, portugueses e italianos. Un 12 por ciento de ellos poseían la alteración genética y tuvieron un curso peor de la enfermedad, con independencia del tratamiento que estuvieran recibiendo o el volumen de la enfermedad. Lo que importaba era la biología del tumor. David Olmos, responsable del grupo de genómica y terapéutica en cáncer de próstata del 12 de Octubre, cree firmemente que estos hallazgos subrayan la importancia de integrar el estudio genético del tumor para personalizar el riesgo y diseñar el tratamiento de cada paciente desde el inicio. «No hay tiempo que perder. El análisis molecular se debe hacer en la práctica clínica desde el momento del diagnóstico, sin esperar a que los tumores se hagan resistentes al tratamiento», aseguró a ABC en conversación telefónica desde Chicago. Sin embargo, esta práctica no se hace de rutina en los hospitales españoles. Olmos lamenta que no se haya extendido aún su uso. «El Ministerio de Sanidad incluyó el diagnóstico de estos genes de reparación del ADN el año pasado pero aún no se ha implantado en las comunidades autónomas. Nosotros financiamos algunos casos a través de fondos de investigación», reconoce. Buscar estas alteraciones genéticas en el cáncer de próstata no es sencillo y es un estudio más caro que en otro tipo de tumores, como el de ovario. Por eso se reserva cuando el tratamiento inicial ha fallado. «Si esperamos llegamos tarde», insiste Olmos que defiende que la alteración genética es más importante que cualquier otro factor pronóstico, incluida la metástasis o la carga tumoral. Durante la última década, el tratamiento del cáncer avanzado se ha ido afinando con nuevos tratamientos. Se cuenta con diferentes estrategias que combinan nuevos fármacos hormonales (para bloquear la acción de las hormonas masculinas) así como con quimioterapias que mejoran los resultados. Aunque la evaluación pronóstica es aún crucial para mejorar los resultados. El grupo del 12 de Octubre no solo propone un test diagnóstico para conocer si la evolución del paciente será más o menos agresiva. También se propone un tratamiento para los casos en los que los genes BRCA1 y BRCA2 estén alterados y se espera un peor comportamiento. Su estudio, dicen, refuerza los resultados de otro ensayo clínico internacional que evalúa la eficacia de un nuevo fármaco, niaparib, para el cáncer de próstata. Esta enzima ayuda a reparar el daño del ADN en las células, lo que puede conducir a la muerte y destrucción del tumor. En colaboración con otros fármacos, sería capaz de revertir el mal pronóstico de estos tumores. «Si podemos dar este medicamento, revertimos la curva de supervivencia, como si no tuviera la mutación e incluso mejorar el pronóstico», explica David Olmos, quien asegura que se podría prolongar la vida de los pacientes en cinco o seis años de vida. «Es un cambio importante, no hablamos de meses o días, como en otros escenarios», insiste. El ensayo clínico con niaparib se ha presentado en el congreso de Chicago y en él también han participado los investigadores españoles del Hospital 12 de Octubre de Madrid.