Publicado: diciembre 4, 2025, 4:30 am
Los demócratas del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes de Estados Unidos publicaron este miércoles un nuevo paquete de fotografías y vídeos tomados en 2020 dentro de la isla privada de Jeffrey Epstein, Little St. James, en las Islas Vírgenes, que los locales conocían como la ‘isla de los pedófilos’. El inédito material muestra estancias interiores, objetos personales y espacios que la investigación identifica como posibles escenarios de los abusos cometidos por el magnate y sus influentes allegados. La publicación, según explicó el líder demócrata Robert Garcia, busca «garantizar la transparencia pública» en un momento en el que la Administración Trump se enfrenta a presiones generalizadas para la difusión de la totalidad de los archivos.
Entre las imágenes divulgadas destacan varias habitaciones aparentemente despejadas y con muebles apilados, un indicio de que fueron tomadas tras la muerte de Epstein, acontecida en prisión en 2019. Uno de los espacios que más ha llamado la atención es una estancia que contiene un sillón dental, armarios metálicos y varias máscaras masculinas colgadas en la pared. La escena coincide con la relación del magnate con su última pareja, la bielorrusa Karyna Shuliak, dentista de profesión y beneficiaria de uno de sus fideicomisos privados, cuya formación fue financiada por Epstein.
Otra de las salas muestra una pizarra negra con palabras como «verdad», «engaño», «poder» o «político», acompañadas de otras anotaciones parcialmente tachadas. También aparece un teléfono fijo con varios nombres escritos sobre los botones de marcación rápida, algunos de ellos ocultos. Junto a estos elementos, las imágenes incluyen estatuas, pinturas retiradas de las paredes y objetos cotidianos distribuidos por la casa, en unas imágenes que podrían funcionar perfectamente para un catálogo inmobiliario de lujo. La galería ofrece una aproximación visual al interior del caribeño complejo que, durante años, fue señalado por supervivientes como el epicentro de la red de tráfico y abuso sexual.
Un momento delicado
La publicación llega en un momento delicado para el presidente Donald Trump, que recientemente firmó una ley aprobada por el Congreso para obligar al Departamento de Justicia a desclasificar todos los archivos relacionados con Epstein. El texto establece un plazo que expira el 19 de diciembre y exige poner los documentos a disposición del público en un formato descargable y accesible. Sin embargo, contempla excepciones: los materiales podrán reservarse si afectan a investigaciones federales activas o contienen información sensible sobre las víctimas.
La Casa Blanca, así como parte del Partido Republicano, ha sido acusada por los legisladores demócratas de intentar retrasar la publicación de los archivos. Trump ha sostenido que el escándalo es un «bulo» impulsado por sus adversarios políticos, pese a haber defendido durante años la necesidad de conocer las conexiones de Epstein con figuras demócratas como Bill Clinton o Larry Summers. La llegada de esta nueva tanda de imágenes, sumada a los documentos que los demócratas aseguran haber obtenido de entidades financieras como JP Morgan o Deutsche Bank, donde trabajó Epstein, planeando publicarla «en los próximos días«, según indicó García.
Aunque las fotografías no aportan pruebas directas sobre los delitos por los que Epstein fue investigado y por los que su colaboradora Ghislaine Maxwell cumple condena, vuelven a enfocar el espacio físico donde ocurrieron gran parte de los abusos denunciados. Little St. James y su isla hermana, Great St. James, fueron objeto en 2022 de un acuerdo de más de 105 millones de dólares con la Fiscalía de las Islas Vírgenes, que acusó al financiero de haber traficado y explotado sexualmente a «docenas de mujeres y menores«. Así las cosas, los demócratas sostienen que solo la publicación completa de los archivos permitirá reconstruir el alcance real de la red de contactos y personas que Epstein tejió durante décadas.
Pam Bondi, en el punto de mira
La figura de Pam Bondi, fiscal general de Estados Unidos desde el inicio del segundo mandato de Trump, se ha convertido en un elemento pivotal del pulso político por el caso Epstein. Tras meses defendiendo públicamente que la transparencia era «imprescindible» y comprometiéndose a divulgar la totalidad de los documentos, Bondi dio un giro inesperado en julio al frenar ese proceso y alinearse con la postura de la Casa Blanca, que alertaba de supuestos riesgos para investigaciones en curso.
Su cambio de opinión levantó suspicacias entre los legisladores, alimentando las sospechas de que la Administración intentaba limitar el alcance de la desclasificación. La Ley de Transparencia con los Archivos Epstein le impone ahora una hoja de ruta estricta. Bondi debe publicar de forma «sistemática» todos los materiales no clasificados en poder del Departamento de Justicia (colección que abarca millones de documentos, desde registros de vuelo hasta correos electrónicos, contratos y acuerdos internos) y garantizar que sean consultables y descargables por cualquier ciudadano.
