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Un nuevo hallazgo refuerza la posibilidad de vida en la luna Encélado

Publicado: noviembre 8, 2025, 6:00 am

Encélado , la enigmática luna de Saturno, acaba de dar nuevas ‘señales’ de posible vida. Un equipo internacional de investigadores, dirigido por científicos de la Universidad de Oxford y el Instituto de Ciencias Planetarias en Tucson, Arizona, acaba de anunciar en ‘ Science Advances ‘ un descubrimiento que sugiere que el océano subterráneo de Encélado, un enorme depósito líquido oculto bajo kilómetros de corteza helada y que contiene alrededor de 20 millones de kilómetros cúbicos de agua salada, posee la estabilidad a largo plazo necesaria para que la vida prospere. Por primera vez, los nuevos hallazgos llevados a cabo gracias a los datos de la histórica misión Cassini de la NASA, que durante más de 10 años exploró las lunas de Saturno, en cuya atmósfera se desintegró finalmente en septiembre de 2017, demuestran que Encélado está perdiendo calor de forma significativa no solo por su conocido y activo polo sur, sino también por su polo norte, que se suponía inactivo. El descubrimiento supone un espaldarazo definitivo a la tesis de la habitabilidad de este pequeño mundo. Hasta ahora, en efecto, los científicos pensaban que la pérdida de calor estaba confinada a la región del polo sur, de donde emanan espectaculares chorros de vapor de agua y partículas de hielo a través de las famosas ‘franjas de tigre’, profundas fisuras en la superficie helada que dejan escapar el agua subterránea. Las implicaciones del nuevo hallazgo son enormes. Si Encélado fuera un cuerpo pasivo, una simple bola de hielo, la cantidad de calor que emite sería muy reducida, y su océano acabaría por congelarse. Sin embargo, descubrir que la luna está emitiendo mucho más calor de lo esperado, es una señal inequívoca de que estamos ante un mundo geológicamente activo. Encélado está demasiado lejos del Sol como para que el calor que recibe de él permita la existencia de agua líquida. Pero el Sol no es la única fuente de energía capaz de obrar ese milagro. El ‘secreto’ de Encélado reside en el ‘calentamiento de marea’. La poderosa gravedad de Saturno, de hecho, estira y comprime el satélite a medida que este orbita a su alrededor, lo que genera una intensa fricción interna. Es el equivalente a frotarse las manos en invierno para calentarse, solo que a una escala planetaria. Es esa fricción, esa energía generada por la deformación constante del interior rocoso y helado de Encélado, la que se disipa en forma de calor y permite la existencia del agua. Los investigadores utilizaron datos del Espectrómetro Infrarrojo Compuesto (CIRS) de la nave Cassini, comparando las observaciones del polo norte durante el invierno de 2005 y el verano de diez años después, en 2015. Al modelar las temperaturas superficiales esperadas y cotejarlas con las mediciones reales, los científicos encontraron que la superficie del polo norte estaba unos 7 grados Kelvin más caliente de lo que sería esperable sólo por el calor solar. Una diferencia que solo puede explicarse por el calor que se filtra desde el océano inferior a través de la corteza helada. El flujo de calor medido, de 46 milivatios por metro cuadrado (mW/m²), podría parecer pequeño, pero es comparable a las dos terceras partes de la pérdida de calor por unidad de área de la corteza continental de la Tierra. Al sumarse el calor conductivo emitido por toda la luna, incluido el que escapa por el polo sur (donde las fisuras son mucho más evidentes), la pérdida total de calor de Encélado asciende a 54 gigavatios (GW), aproximadamente la misma cantidad de energía que generan más de 66 millones de paneles solares de 530 W, o 10.500 turbinas eólicas de 3,4 MW. Una potencia asombrosa para un satélite tan pequeño. Es precisamente esa cifra, 54 GW, lo que ha emocionado a los científicos, porque resulta que coincide casi perfectamente con la energía que, según los modelos teóricos, debería estar generando el calentamiento de marea de Saturno. En otras palabras, existe un equilibrio, un balance casi perfecto entre la energía producida y la energía perdida. «Es realmente emocionante -asegura Carly Howett, coautora del estudio- que este nuevo resultado respalde la sostenibilidad a largo plazo de Encélado, un componente crucial para que la vida se desarrolle». De hecho, si la energía generada fuera demasiado baja, el océano se congelaría. Si fuera demasiado alta, la actividad geológica sería excesiva, alterando el entorno de forma drástica. El equilibrio hallado por los investigadores, sin embargo, sugiere que el océano de Encélado puede permanecer en estado líquido y estable durante escalas de tiempo geológicas, de miles de millones de años, lo que ofrece una ‘ventana evolutiva’ lo suficientemente amplia para que la vida, de haber surgido, haya tenido tiempo de desarrollarse. La estabilidad del océano recién confirmada por el nuevo estudio se suma a un conjunto de descubrimientos previos que, desde hace años, han situado a Encélado a la cabeza de la carrera por encontrar vida extraterrestre. Los científicos, al definir un mundo potencialmente habitable, buscan tres pilares fundamentales: agua líquida, una fuente de energía y la presencia de los ladrillos químicos esenciales. Y Encélado parece haber cumplido ya con creces estos requisitos. Un reciente hallazgo , por ejemplo, fue descubrir fosfato, un compuesto del fósforo, en los granos de hielo y vapor expulsados por los ‘géiseres’ del polo sur de Encélado. El fósforo, relativamente escaso en el Universo, es uno de los seis elementos esenciales para la vida tal y como la conocemos (junto con el carbono, hidrógeno, nitrógeno, oxígeno y azufre). Lo cual se une al descubrimiento anterior de hidrógeno molecular (Hâ‚‚), metano (CHâ‚„) y dióxido de carbono (COâ‚‚) en los mismos chorros de vapor. La explicación más plausible para la presencia de este hidrógeno es que proviene de reacciones hidrotermales entre el agua del océano y el núcleo rocoso de Encélado. Es decir, que en el fondo del océano de la luna de Saturno podría haber chimeneas hidrotermales similares a las de la Tierra, que se consideran como uno de los posibles puntos del origen de la vida en nuestro planeta. Los nuevos hallazgos, por lo tanto, constituyen un nuevo y poderoso argumento en favor de la posible existencia de vida en esta luna de Saturno. Porque si el entorno se ha mantenido estable durante miles de millones de años, la probabilidad de que la vida haya tenido tiempo de emerger y evolucionar aumenta exponencialmente. En su estudio, los investigadores señalan que el próximo paso será determinar la edad exacta del océano de Encélado, un dato que aún es incierto. Pero más allá de la modelización teórica, el camino parece claro: hay que profundizar en el estudio de la luna de Saturno, y esta vez, ir más allá de la simple observación a distancia. En otras palabras, debemos ir allí e investigar directamente. La tecnología futura, por tanto, debe enfocarse en misiones capaces de perforar la gruesa corteza de hielo (cuyo espesor se ha estimado entre 25 y 28 km) y desplegar sumergibles robóticos que puedan acceder directamente al océano. Solo así se podrá determinar si el calor estable, el agua líquida y los compuestos químicos esenciales han culminado realmente en toda una biosfera alienígena.

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