Publicado: junio 8, 2025, 2:30 pm
Sonó el ‘We are the Champions’ y volaron los papelillos en la Caja Mágica en honor a un Real Betis Baloncesto heroico e infatigable, irreductible y ganador, superviviente y destajista, ejemplo de compromiso y carácter en un partido que permanecerá muchos años en la memoria colectiva de quienes lo vieron, sufrieron y gozaron. Dos años después, y también en Madrid, donde selló el descenso, el Betis Baloncesto ha vuelto a la ACB tras completar una Final Four espectacular en la que ha dado todo lo que tenía. Que es mucho. Se ha vaciado esta plantilla diseñada para ascender que ha cumplido con un objetivo muy difícil en la Primera FEB más exigente de siempre. Quien piense que la afirmación es una exageración, que revise los dos partidos que ha sacado adelante el Betis en 24 horas. Dos batallas agotadoras, sin tregua e inacabables, de infarto. Y ambas se las ha llevado el Betis, venciendo en la Caja Mágica a los dos equipos de Madrid, ahí es nada. Y al Fuenlabrada, en la prórroga, con todo el equipo remando y sumando pero guiados, siempre, por Vitor Benite, decisivo con sus 24 puntos y seis triples, siendo sostén del Betis en los momentos más delicados y, también, el jugador que liquidó las esperanzas fuenlabreñas. El merecido MVP. Hughes se puso la capa de ‘supermán’ para contrarrestar una bandeja de Jorgensen (79-81) en una recta final de corazones encogidos, atmósfera asfixiante y movimientos de ajedrecista en la pizarra, batalla táctica, que exigía máxima precisión. Jorgensen lo igualó faltando 19 segundos y, en el último ataque, los árbitros se tragaron el silbato pese a que Hughes y Radoncic acabaron en el suelo. Los dos ¿Que no hubo falta? ¿Ni siquiera una de las dos? Las protestas la costaron la técnica a García de Vitoria en el arranque de la prórroga (81-81). Y el Betis, lejos de rajarse, la encaró a toda pastilla con un 0-7 armado entre Tunde y Benite, triple sideral con la mano del defensor tapándole la visión. Qué calidad (81-88). También la de Tunde, metiendo los riñones cuando ya no había fuerzas, posteando y anotando (83-90). Benite era el hombre. Otro triple le dio más de medio ascenso (85-93) y luego los jugadores se tiraron como hambrientos leones, con la que llevaban encima, para llevarse el balón. El esfuerzo era bestial y a falta de 13 segundos aún respiraba el Fuenlabrada, pero Benite no perdonó dese la línea y cerró el ascenso a la Liga Endesa del conjunto verdiblanco. Lloraba el banquillo después de una durísima temporada que en la Caja Mágica se ha cerrado con el mayor de los regalos. Dos años después, el Betis Baloncesto vuelve a su sitio: la ACB. A Benite lo activó la segunda falta personal de Rubén, que recibía instrucciones de Gonzalo en el banquillo. Las distancias eran mínimas y la diferencia posiblemente la marcaría la fortaleza defensiva. Porque las muñecas estaban algo encogidas. ¿Nervios o cansancio? Quizá una mezcla de ambas. DeBisschop fallaba un tiro libre sin tocar ni aro, mismo destino de un triple de Jorgensen. Agua. Sí acertaba Radoncic, autor de un dos más uno que elevaba la renta bética (7-13). Benite, de tres tras rebote ofensivo, encendía la alarma fuenlabreña (7-16). Con puntos en el zurrón, el Betis imprimía más tracción a su defensa. A un triple de Durán le dio respuesta Benite (10-19) cuando el partido aceleraba. Cuerpo a cuerpo, ataques de dos pases y tiro. De ese combate, los dividendos eran verdiblancos (14-23), pero Jorgensen clavaba un triple a una excelente defensa del Betis, ocho arriba (17-25) tras bandejita de Tunde. El primer asalto era del Betis con 25 puntos anotados sin que ninguno de ellos fuera de Hughes, a cero estaba su ‘bombardero’. En lugar de anotar, repartía juego, como cuando dividió el balón tras romper la zona en vertical para el mate de Suárez (19-27)… o facilitando un tiro exterior de Cvetkovic que hizo ¡chof! (21-30). De todos modos, el Fuenlabrada había mejorado sensiblemente en el segundo cuarto y ese crecimiento lo plasmó en un 5-0 (26-30) que apremió el tiempo muerto de García de Vitoria. El primero del Betis. Primeras correcciones para sofocar los apuros. Westermann colaba un triple lejanísimo y Jorgensen, otro, ipso facto. Se desperezaba el perímetro madrileño y la distancia del Betis se evaporaba (32-34). Perdía pie el equipo, enmarañado en la defensa rival, que subió su nivel de agresividad. A Benite le perdonaban la antideportiva y Nzosa se dejó dos tiros libres. No perdonó Hughes, matazo a una mano del de Ohio en pleno desmelene perimetral del Fuenlabrada (35-36)… ni tampoco Jelinek, acertando desde la esquina un triple como si de una bandeja se tratara (35-41) a tres minutos del intermedio. Jorgensen tenía las muñecas ardiendo y s echaba el equipo a sus lomos. Y nadie lo paraba. Nadie (39-42). Y Hughes no aparecía. Cada canasta se anotaba con fórceps porque el Fuenlabrada ya tenía echado casi todos los candados en un partido sin tregua, agotador, muy exigente en el plano mental y físico pero sin demasiadas faltas (16 en total al descanso, ocho por cabeza). Tras el tiempo muerto, para la última posesión previa al receso salió a la perfección la pizarra de García de Vitoria con triple liberado a pies clavados de Jelinek (41-47). No es lo mismo irse tres que seis arriba al intermedio. Hughes sólo llevaba cuatro puntos, pero en el Betis habían anotado todos los jugadores que saltaron a la pista (diez). Quedaba medio partido, la mitad del último puerto de montaña por el ascenso. Obviamente, el tramo más duro. El comienzo del Betis torció el gesto: Suárez marró dos tiros libres y ya se sabe que en una final los pequeños detalles adquieren un valor superlativo. Dos minutos sin anotar, a cero, con Hughes apresando el rebote pero sin encontrar su lugar en el partido. Estaba bien defendido, a veces quedándose con el grande en el bloqueo, y no se la jugaba en el uno contra uno. DeBisschop encestaba un gancho a tabla, imposible, con 45-49, mientras Renfroe ponía calma a través del manejo, tratando de ordenar el tráfico. Faltaba movimiento sin balón, así que él arriesgaba (46-51) ante una defensa cada vez más áspera, prieta, huesuda. Renfroe y Hughes, al banco. Cada vez le costaba más al Betis. Estaba en riesgo de colapso ofensivo cuando Radoncic y Cvetkovic se comieron el balón (50-51). Ay, el lastre de las pérdidas. Benite, cargando con todo el peso del Betis, descongestionó a su equipo con un par de triples y dos tiros libres (55-59). Entonces, y no antes, debutaba Kasibabu en el choque. Y lo primero que hizo fue de cine: asistencia bajo el tablero para el triple de Cvetkovic (56-62). Cada canasta se celebraba como un gol. Lo segundo de Kasibabu fue colocar un tapón monumental sobre Nzosa. La última posesión del cuarto se la jugó Benite con un triple demoledor (56-65) que ponía al Fuenlabrada contra las cuerdas. A falta de Hughes, Benite se estaba erigiendo en el hombre de la final. Llevaba 14 puntos. Quedaban diez minutos de absoluto sufrimiento con el Fuenlabrada, como hiciera el sábado, buscando una remontada heroica. Westermann, vía triple, reactivaba a sus chicos. Cvetkovic, Benite, Jelinek, Kasibabu y Tunde conformaban el quinteto bético. Con 61-65, Renfroe y Hughes regresaron entonces a la pista, con ocho minutos largos por jugarse. El siguiente cambio, DeBisschop por Tunde. Hughes ponía los ocho a falta de siete minutos (61-69), pero Jorgensen no había dicho su última palabra (66-69)… ni Benite, autor de una canasta de elegidos, bomba elevadísima con la ayuda de la tabla. Jorgensen se aliaba con Nwogbo y el Betis ya sentía el aliento de su rival por culpa de un 14-6 de parcial (70-71). Se le estaba haciendo larguísima la final al Betis, que necesitaba un giro más de tuerca. En lugar de eso, estaba ahogado. El ataque tras el tiempo muerto se lo comió (ocho segundos) tras posible falta sobre Renfroe. Tenía que igualar ese nivel físico o estaba perdido. En el siguiente ataque dudó, Renfroe falló y Nwogbo ponía por delante a su equipo por primera vez (a falta de 4.20) y amplió la ventaja de su equipo desde la misma suerte (73-71). Cuatro ataques desperdició el Betis, que estaba al límite, asfixiado y con la ansiedad devorándolo (75-71). Renfroe acudió al rescate (75-75) en momentos de extrema dureza a nivel físico, con mucho que pitar aunque los árbitros no lo hicieran. A Hughes, por ejemplo, le birlaron la falta del adicional tras otra canasta en carrera y en pleno vuelo (77-78). Por no hablar de la polémica jugada final que envió el choque a la prórroga que el Betis Baloncesto se llevó tras más dos de horas y veinte minutos de extenuante batalla para sellar así su regreso a la ACB. Lo hizo en la misma ciudad donde descendió en 2023.