Casi cualquiera de los años recientes de Britney Spears desde que acabó la tutela paterna de casi tres lustros que ejerció sobre ella su padre, James Spears, podría ser el centro de la película que, según apuntó el periódico The Mirror, está preparando sobre su vida, las cuales están basadas en sus memorias, La mujer que soy [«The Woman In Me», en su título original], un éxito rotundo de ventas a nivel mundial, y cuyo traslado a la gran pantalla tiene interpuestas varias condiciones, como que el equipo de guion sea cien por cien femenino o que Universal, que finalmente se hará cargo del largometraje, se siente a hablar con los compositores de las canciones que la hicieron famosa.
Sin embargo, este 2024 sin lugar a dudas ha sido uno de los más ricos en noticias, a pesar de que en diversas ocasiones, como acostumbra, se haya borrado las redes y haya dejado huérfanos de novedades a sus seguidores —en Instagram tiene más de 42 millones de seguidores—. La Princesa del Pop ha afirmado estar dispuesta «a contarlo todo» y, de hecho, también durante estos doce meses ha trabajado en una segunda parte de su autobiografía para no dejarse ningún detalle de su atribulada vida.
Entre otras cosas, porque Britney es una mujer que acostumbra a dejar alguna que otra puerta abierta a las especulaciones, a pesar de que las deteste. Verbigracia: justo después de dos años consecutivo sacando nuevas canciones después de varios años alejada del mundo de la música —primero, en 2022, Hold Me Closer, con Elton John; y, en 2023, Mind Your Business, con will.i.am—, comenzó enero negando que vaya a sacar un nuevo álbum, el que sería su décimo, nunca más.
Ello no ha sido óbice, empero, para que, en sus propias palabras, se haya convertido en una «escritora fantasma», habiendo compuesto «más de 20 canciones para otras personas en los últimos dos años». En aquel mismo mes, además, tenía lugar otro capítulo de una de sus grandes batallas en los últimos tiempos: los paparazzis y los medios sensacionalistas. Porque fue cuando la artista, que este diciembre ha cumplido 43 años, fue expulsada del hotel Four Seasons de Los Ángeles por hacer toples.
Ella misma se rebelaría contra este tipo de publicaciones posteando ella misma, ya en marzo, varias fotografías y un vídeo totalmente desnuda en la playa. Una crítica a las continuadas miradas hacia ella que, en esos meses, se habían intensificado debido a dos nombres: el primero, Sex N Diamonds, un «nuevo proyecto» que saldría «próximamente» pero del que, casi 11 meses después, no se sabe nada; y, el segundo, uno de sus más conocidas exparejas, Justin Timberlake.
Su primera pelea pública y su divorcio
Su enfrentamiento público con quien fuera su novio entre 1999 y 2002 había comenzado el año anterior, tras la publicación de sus memorias, pero se intensificó en febrero. En teoría, habían enterrado el hacha de guerra —Britney se disculpó con el músico por su descripción de él en su libro—, pero Timberlake, que acababa de sacar nuevo disco, observó cómo sus errores del pasado le estaban pasando factura en el presente, por lo que dedicó unas palabras a Spears durante un concierto.
Aunque sin mencionarla, ella se dio por aludida y no dudó en mandarle a «llorar a su casa con su madre» como hizo en su día, o en elogiar a Janet Jackson, otra de las mujeres que sufrieron el escarnio público —su pecho en la Super Bowl de 2004— por culpa de un Justin Timberlake que se fue de rositas. Los fans, para desgracia del esposo de Jessica Biel, han apoyado a ambas mujeres en los comentarios y su nuevo disco ha pasado con más pena que gloria —de hecho, por su detención meses más tarde, la canción que creció en escuchas fue Criminal, de Britney—.
Entre tanto, durante la primavera Britney tuvo tiempo tanto de criticar de nuevo a su padre —no le había convencido el último acuerdo judicial al que tuvieron que llegar, porque le ha tenido que pagar dos millones de dólares— como de conseguir el divorcio oficial de su último marido, Sam Asghari, de quien, eso sí, por ahora solo ha tenido buenas palabras, al igual que él de ella.
La segunda pelea pública y un robo
Pero llegó un momento clave del año, el que haría que desapareciese de redes y hubiese varios tramos del año sin novedades. Todo ocurrió en el hotel Chateau Marmont de Los Ángeles. Las noticias hablaban de una mujer «fuera de control» que molestó al resto de huéspedes gritándoles e incordiándoles y, más tarde, con una pelea física en su habitación con su pareja. Se trataba, según los medios, de Britney y su novio, Paul Soliz, quien fuera su trabajador y que es un exconvicto con el que se le había estado relacionando.
Britney, que fue cazada saliendo del hotel envuelta en una manta y abrazando una almohada, con claros signos de haber estado llorando, negó lo que había dicho la prensa y acusó a su madre de haber creado esta «noticia falsa». Pero todo aquel barullo informativo derivó en que comenzase un nuevo runrún sobre la posibilidad de otra tutela que Britney solventó negando tajantemente, y montada a caballo, el cacareado colapso mental.
«Soy adulta, pero muy ingenua», declaró la artista, que además matizó que sufre un «daño nervioso grave» que a veces le impide «incluso pensar». Y acto seguido dio otro titular al aparecer montada en un coche de nuevo con Paul Soliz. En teoría, en algún momento antes el verano, eso sí, rompieron, porque Britney se mostró indignada en julio y cerrada al amor: «¡Nunca jamás voy a volver a estar con otro hombre mientras viva!». Lo que no cerró, en teoría, fue su casa, puesto que publicó que alguien le había robado todas sus joyas, si bien jamás lo denunció ante la policía.
Reconciliaciones, mudanza y una extraña boda
Los últimos meses del año Britney ha aprovechado para volver a descubrir ese amor familiar que tenía prácticamente perdido. Por un lado, se fue a un spa con su hermano Bryan; casi seguido, se reencontró con su exprometido Jason Trawick en un viaje a Las Vegas; pero, sin lugar a dudas, la mejor noticia fue su acercamiento a sus hijos con Kevin Federline, que hace unos años renegaron de ella por sus publicaciones subidas de tono. En especial, y dado que se mudó a California por sus estudios, con Jayden James, el menor, si bien su hermano mayor, Sean Preston, también se ha mostrado abierto a volver a tener una buena relación maternofilial.
Asimismo, la autora de éxitos como Toxic o Womanizer ha dejado para el final las dos noticias más sorprendentes. Primeramente, la boda. O eso ha afirmado, porque en una publicación de Instagram, vestida de novia, afirmó que acababa de casarse con ella misma, la «idea más brillante» que ha tenido en su vida, según sus palabras.
Y, para acabar, su mudanza. Quejándose y alejándose del mundanal ruido y, sobre todo, de los paparazzis y su acoso, puntualizando que desde que es famosa han sido «extremadamente crueles» con ella, Britney ha tomado la determinación de abandonar Estados Unidos, cruzar la frontera y asentarse en un país que adora, México. Y será desde Cabo San Lucas desde donde comenzará un 2025 que, a priori, puede volver a estar cargado de sorpresas.