Publicado: agosto 10, 2025, 12:30 am
Se abren las puertas que comunican el Despacho Oval con el exterior y, en lugar del césped y las hileras de rosas que durante décadas enmarcaron uno de los escenarios más emblemáticos del mundo, aparece una explanada de piedra blanca, inmaculada, salpicada de mesas y sillas metálicas con sombrillas amarillas y blancas. El aire huele aun a pintura y a piedra recién lavada. Bajo el sol de agosto, el reflejo obliga a entrecerrar los ojos. La escena podría confundirse con la terraza de un resort en Palm Beach: orden geométrico, uniformidad cromática y un toque opulento que remite de inmediato a Mar-a-Lago, la residencia privada de Donald Trump en Florida . El contraste con la imagen histórica del Jardín de… Ver Más