Publicado: noviembre 3, 2025, 9:30 am
El presidente de los EE UU, Donald Trump, ha organizado en su casa una lujosa y excéntrica fiesta, al estilo de El gran Gatsby, la famosa novela de F. Scott Fitzgerald, muchas de cuyas imágenes se han difundido por las redes.
El fin de este encuentro, destinado a magnates y millonarios americanos, es financiar el polémico salón de baile que Trump quiere crear en la Casa Blanca: unos 250 millones de dólares.
La creación de este salón en la residencia presidencial es un contumaz deseo de Trump, conocido por sus ideas impulsivas y sin objetivos prácticos claros.
Celebrado en el Salón Este de la Casa Blanca, Trump agradeció a los asistentes su generosidad y declaró que muchos deseaban un salón de baile y que nunca «se hizo porque no tenían un agente inmobiliario». La recaudación pretendida, cifrada entre 200 y 250 millones de dólares en los reportes, será gestionada a través de donaciones privadas para financiar la ampliación.
Entre los presentes a la fiesta, con bailarinas semi desnudas, moviéndose en grandes copas, figuraron ejecutivos y representantes de empresas como Amazon, Apple, Google, Microsoft y Lockheed Martin, así como millonarios partidarios de Trump, entre ellos Harold G. Hamm y los hermanos Winklevoss.
El salón de baile planificado tendría unos 8.360 m² y capacidad para albergar grandes recepciones, superando en escala al Salón Este actual. Trump sostiene que el espacio adicional es necesario para recibir dignatarios extranjeros y otros invitados al nivel del estándar de una Casa Blanca moderna.
Organismos de control ético han advertido algunos riesgos de conflicto de interés: que las empresas que aportan fondos podrían esperar influencia posterior y que el uso del salón podría favorecer cuadros privados en detrimento del interés público. El proyecto aún no ha recibido la aprobación formal de comisiones federales pertinentes.
El evento fue denunciado por opositores como una operación ‘dinero por acces’, que beneficia a Trump y podría vulnerar los límites de la ética pública. La Casa Blanca, por su parte, sostiene que las donaciones son privadas y que no se usarán recursos públicos.
			