Publicado: diciembre 22, 2024, 12:15 am
Carmela y Edelina Muñoz Barrull, conocida esta última como Tina, nacieron en Madrid en 1954 y 1957 respectivamente, adonde regresaron en la década de los ’70 después de vivir buena parte de su infancia y su juventud en Argentina.
Poco después de su regreso, jóvenes, bellas y llenas de talento, empezaron a moverse por los tablaos de la capital y llegaron a conseguir trabajar con nombres de la talla de Manolo Caracol y Lola Flores.
No tardaron mucho en darse la mano con Felipe Campuzano y, en 1973, veía la luz su primer disco, Gipsy Rock, en el que estaba incluido el tema que las haría famosas y que todavía se recuerda, cincuenta años después: Te estoy amando locamente.
Los cuatro años siguientes fue un frenesí entre focos y bambalinas, mientras la fama de Las Grecas crecía de manera aparentemente imparable. Sin embargo, a finales de esa misma década se publicó Casta viva, que sería su último disco.
Las ventas de ese último disco no alcanzaron las previsiones más modestas y, además, las hermanas se enzarzaron en una guerra con sus agentes, de quienes decían que las habían estafado. A partir de ese momento, la vida de Tina (la hermana menor) fue un permanente declive hasta su fallecimiento, casi quince años después.
En 1983, Edelina (Tina) fue diagnosticada de esquizofrenia paranoide, agravada por una fuerte adicción a la heroína. Cuentan que se la veía a menudo deambulando descalza por el barrio de San Blas, en Madrid, donde las dos hermanas tenían su domicilio, y a menudo en compañía de toxicómanos y proxenetas.
Cuando Jose María Íñigo la entrevistó para su programa, en 1984, Tina contaba que ella, simplemente, había elegido «una vida hippie y sin ataduras».
Durante su época en Las Grecas, Tina tuvo dos hijas: la mayor, Saray, cantaora del Ballet Nacional, y Tamara, nacida en 1979. Les dio sus dos apellidos: Muñoz Barrull. En los años siguientes, Tina dio a luz tres hijas más, Tania, Siria (gemelas, del mismo padre que Tamara) y Alba. A las tres las entregó en adopción a una casa cuna poco después de su nacimiento, y pasaron a llamarse Marta, María y Begoña.
En esos años, tal vez sus más oscuros, Tina llegó a agredir físicamente a su hermana Carmela, hiriéndola al ensartarle un cuchillo en el hombro, agresión por la que ingresó en la prisión de mujeres de Yeserías. A su salida de la cárcel, la pequeña de Las Grecas pasaría por varias clínicas psiquiátricas, de las que huía prontamente de forma sistemática.
Finalmente, Tina murió de SIDA en un centro de acogida de Aranjuez. Era enero de 1995, y tenía treinta y siete años.
El 16 de noviembre de 2017, cuatro de las cinco hijas de Tina se reencontraron en Madrid. Cuando María iba a casarse y consiguió su certificado de bautismo descubrió sus verdaderos apellidos: Muñoz Barrull. Investigó después de la boda, encontró a sus hermanas y descubrió su historia.
