Publicado: marzo 14, 2025, 1:30 am
Ocho horas cada dÃa y cinco dÃas a la semana. Esa es la teorÃa, pero en la práctica somos muchos los que, por unas razones u otras, pasamos más tiempo con nuestros compañeros de trabajo que con nuestra familia, más horas entre reuniones y powerpoints que en casa. Aunque matemáticamente suene agotador, es cierto que, cuando se tiene la suerte de estar en un buen ambiente laboral, ese tiempo se convierte en algo más que una obligación y es también un espacio de crecimiento, aprendizaje y hasta disfrute. ¡Qué afortunado soy!
Que el trabajo dignifica es una realidad y también es cierto que encontrar una profesión motivadora es un privilegio. En algunas empresas se crean espacios de trabajo donde se respira respeto y motivación gracias a jefes que son lÃderes inspiradores en lugar de figuras autoritarias. Cuando trabajas en un sitio asÃ, el reconocimiento no es solo el sueldo, la conciliación no es un lujo y cada trabajador se siente valorado y útil. No todos tienen esa suerte.
En muchos lugares aún impera la cultura del presencialismo y el pensamiento de que a más horas… más compromiso. ¿No se dan cuenta de que un empleado motivado es mejor que uno agotado? Cuando tienes un jefe que escucha y te sabe motivar, la carga laboral se puede convertir en una oportunidad.
¿Lo ideal? Trabajar en algo que te apasione, pero… ¡ojo! Tampoco es necesario. El objetivo, más allá del amor por tu trabajo, serÃa encontrar un entorno en el que te respeten, te valoren, te cuiden y te permitan equilibrar tu vida profesional con la personal. Y sÃ, es posible. De verdad. Hay trabajos disfrutones, compañeros que se convierten en amigos y lÃderes que dejan huella. No todo depende de la suerte, hay que construir espacios en los que el éxito sea cumplir objetivos pero no a cualquier precio. Lo importante no es vivir para trabajar. Es trabajar bien para vivir mejor.