Publicado: mayo 1, 2025, 1:00 pm
El eje político ideológico de la 4T durante sus dos administraciones ha sido la concentración del poder en la figura presidencial. Su objetivo ha sido siempre el utilizar los medios de la democracia plural para ascender al poder y desde ahí construir un nuevo modelo de presidencialismo absoluto similar al del priismo hegemónico. Habiendo desaparecido los organismos autónomos y destruido una a una las instituciones del régimen plural e incluyente, la misión se ha cumplido: no existe más un sistema abierto, sino una autocracia revestida de formas democráticas sin contenido real alguno.
Los defensores del morenismo argumentan que la crítica se ejerce sin presión alguna por parte del estado. El argumento no se se sostiene tras la desaparición de programas de radio y televisión pública y privada que cuestionaban el proceso de construcción de una nueva dictadura mexicana, y el despido de comentócratas en todos los espacios concesionados donde los inquisidores del régimen consiguieron silenciar a las voces disidentes.
Pero para los dueños de la narrativa oficial esto no ha sido suficiente. La necesidad de institucionalizar el poder absoluto los llevó a formular un ley de telecomunicaciones cuyo objetivo primordial es el control total por parte del Ejecutivo y sus operadores, de todo mensaje emitido por radio, television o plataformas digitales, cuyo contenido rebase los límites aceptables de una burocracia ignorante y autoritaria profundamente temerosa de la crítica.
La reacción de lo medios concesionados ante tal intento de intervención y censura total por parte del gobierno central, obligó a la presidenta a congelar la iniciativa de ley, aunque mantiene el objetivo de retomar las riendas del negocio para que el estado vuelva a ser el regulador de los límites de la comunicación en México. La idea según la cual el discurso contrario a la 4T es ilegítimo y por lo tanto carente del derecho a difundirse en los medios sigue vigente en la mente de aquellos que en el pasado abanderaron la causa del pluralismo y la democracia representativa.
Mientras el mensaje lanzado desde las filas de la oposición no permee en la ciudadanía, el neopopulismo mexicano seguirá fortaleciéndose en función del reparto de dinero y de un nuevo corporativismo en manos de políticos y delincuentes deseosos del poder y los negocios ilícitos.
La voracidad del autoritarismo y la ausencia de contrapesos nos llevará a un destino donde todo el poder concentrado en un solo bloque o individuo, nos regresará al oscuro pasado de abusos y ausencia de un desarrollo sustentable que beneficie a la mayoría de la población. Se trata de silenciar a los inconfomes y restablecer un relato único e incuestionable. De eso se trata.
X: @ezshabot