Publicado: mayo 8, 2025, 6:30 am
Frank Cuesta vuelve a estar en el punto de mira tras la filtración de unos audios comprometidos suyos. En estas notas de voz, el herpetólogo habla, supuestamente, de su intención de «poner veneno» a los perros que rondan su Santuario y admite, entre otros asuntos, que los animales que posee fueron comprados con el fin de utilizarlos en su canal de YouTube.
En medio de su ‘guerra’ judicial con su exmujer Yuyee y a la espera de una confirmación oficial sobre las grabaciones, la reputación de Cuesta como defensor de los animales ha quedado en entredicho. Y más, a raíz de las últimas declaraciones de The Grefg, quien había sido uno de sus principales apoyos hasta hace apenas unas semanas.
Prueba de ello es que el streamer murciano llevó a cabo una campaña benéfica a través de su canal de Kick para ayudar al naturalista a recuperar su Santuario de animales, e incluso viajó hasta Tailandia para colaborar y grabar contenido junto a él. En total, se recaudaron en torno a 100.000 euros, entre las donaciones de sus seguidores y los ingresos que obtuvo a partir del directo que hicieron juntos.
«Fue brutal lo que hicimos, tuvo una viralidad increíble y se recaudó mucho dinero. Fue muy bonito para los animales», ha recordado Grefg este miércoles en su canal de Twitch. Aun así, el influencer, que evita posicionarse de forma rotunda, ha marcado distancias con el naturalista ante las recientes acusaciones. «Yo ahora mismo, chicos, estoy también en una situación de pensar, ¿qué coño está pasando?», ha expresado.
Durante el directo, Grefg admite que desconoce cuál fue el auténtico paradero de su donación al Santuario, la cual, según cuenta, se realizó por adelantado y de su propio bolsillo. «Antes de recibir las donaciones de las suscripciones y de recibir el dinero que me daba Kick, yo le envié a Frank los 100.000 euros porque los necesitaba rápido», ha revelado el streamer, incrédulo ante la situación. «Ya no sé qué creerme».
Aun así, el streamer, quien señala que no posee información sobre Frank y que, por ahora, no ha recibido ninguna respuesta de su parte, prefiere esperar a que se aclare la situación antes de emitir un veredicto. «Estuve tres días en el Santuario, ayudé con la mejor de las intenciones, con nuestra buena fe, y, ahora mismo, no sé qué pensar», concluye.