Publicado: julio 2, 2025, 7:00 am
Si las piedras hablaran. Por al menos cuatrocientos años, la fachada y la nave central del Templo de Santo Domingo de Guzmán han fraternizado con el cerro del Fortín y han sido acompañantes de la multilingüe y también convulsa vida pública de la quingentésima ciudad de Oaxaca de Juárez.
En este inmueble vestido de cantera verde que con el sol se sonroja hasta los naranjas y marrones se consolida una de las obras de arte barroco más importantes de México. Lo es, desde luego, por el barroco sobrio del frontispicio, habitado en sus nichos por diez esculturas de santos dominicos.
Pero el templo, sobre todo, es una obra magna por la decoración nada frugal que lo colma al interior, en su nave central, de un barroco exuberante, blanco y áureo en altorrelieve de finos caprichos geométricos y de formas como de enredaderas rubias que se aferran hasta el ápice de la bóveda y a su paso separan frescos, nichos y retablos en los que se ilustran pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento.
Este edificio, fundado por la Orden Dominica en la transición de los siglos XVI y XVII, y también arrebatado de sus hábitos en al menos dos periodos históricos –la Guerra de Independencia y las posteriores guerras del siglo XIX– para ser ocupado como cuartel militar, así como una de las piezas centrales de la declaratoria del Centro Histórico de Oaxaca como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1979, ahora resplandece como si de él emanara luz propia.
El lunes de la semana que transcurre, las nubes hicieron tregua para permitir el encendido de la iluminación nocturna que hace de la fachada del Templo de Santo Domingo de Guzmán otro capricho casi áureo de su exquisitez. El edificio comienza a brillar, además, en vísperas del inicio del mes de la fiesta de fiestas más importante del estado, La Guelaguetza.
“Que el protagonismo sea del templo”
La iluminación de todo el exterior de una de las obras arquitectónicas sobresalientes del estado es producto del trabajo de la empresa energética española Iberdrola y también del proyecto México Brilla, con el que se trabaja en la iluminación sustentable de monumentos y edificios emblemáticos de todo el país. En el caso de Oaxaca, se trata del segundo inmueble beneficiado, después de que el año pasado se concretara senda labor sobre la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, o Catedral Metropolitana de Oaxaca, tan sólo a un par de cuadras de distancia.
Para este cometido, Iberdrola montó 46 luminarias de luces LED de alta precisión sobre los postes que flanquean el perímetro del templo.
“Ha sido un proceso bastante largo. Primero hicimos unos vuelos de dron que nos permitieron levantar el registro del edificio en tres dimensiones para simular todas las variaciones de iluminación. Lo que es verdad es que cuando presentamos el proyecto a las distintas instancias: el municipio, el gobierno estatal, el INAH, etcétera, cada uno nos dijo distintas cosas que no habíamos tomado en cuenta. Fuimos poco a poco atendiendo las peticiones y adaptando el proyecto para llegar al resultado final”, comenta Roberto Lurueña, director de la empresa Varona, encargada de la iluminación de monumentos en todo el mundo y la aliada técnica de Iberdrola.
El equipo bajo su responsabilidad tiró el cableado de las luminarias dentro de las mismas canalizaciones de la instalación eléctrica municipal en el perímetro del templo. “De hecho, hemos aprovechado para sanearle la instalación al municipio, porque ya estaba en mal estado”, comenta el especialista, y confirma que se recibió la visita constante de personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el cual es responsable de la salvaguarda del inmueble al tratarse de un Monumento Histórico declarado así desde los años 30 del siglo XX.
“En nuestros diseños, lo que queremos es que la iluminación no tenga protagonismo, que todo ese protagonismo sea del templo, que cuando se contemple de noche, parezca con luz propia sin que nadie note dónde están los reflectores”.
El botón de encendido de este logro técnico –y de negociación con las distintas instancias en el estado– fue responsabilidad del gobernador de Oaxaca, Salomón Jara Cruz, acompañado por autoridades municipales y estatales, así como de la empresa comisionada.
Estado de conservación del inmueble
En este contexto, El Economista conversa con el director del Centro INAH Oaxaca, antropólogo Omar Vázquez Herrera, sobre el estado del inmueble catalogado y ahora iluminado.
“Por supuesto, es uno de los lugares más emblemáticos de Oaxaca, pero también más bellos de la República Mexicana, sobre todo por su monumentalidad y la historia que resguarda”, comenta el antropólogo.
Amplía que desde la última gran restauración que ha recibido el edificio, en 1998, se ha mantenido en buen estado de conservación; no obstante, el año pasado varias cubiertas fueron atendidas dado el deterioro causado por la humedad.
“En este 2025, tenemos contemplada otra intervención en el templo, sobre todo con miras a seguir estabilizando las torres campanario. En una zona altamente sísmica, como es Oaxaca, en los monumentos históricos religiosos son las torres las que sufren los principales daños. En ellas tenemos algunas fisuras que no comprometen la estabilidad, sin embargo, es importante atenderlas para que esto no siga incrementando”.
El presupuesto de esta intervención será de alrededor de 3 millones de pesos vía el Programa Nacional de Reconstrucción, de la Secretaría de Cultura federal, mientras que la intervención de las cubiertas el año pasado tuvo un costo de 4.5 millones.