Publicado: octubre 24, 2025, 12:30 am
La música no solo se escucha: se vende, se mide y se posiciona. El éxito cuesta, y parece no tener precio. A veces se paga con dinero, y otras, con ingenio.
En 2022, Abraham Mateo y Ana Mena unieron sus voces en una balada pop que ahora, gracias a una serie romanticona, ha resucitado conquistando el planeta. Quiero Decirte arrasa. Brillante estrategia que prueba que la sincronización es más efectiva que cualquier valla publicitaria.
Rosalía ha demostrado que su mente creativa es su mejor campaña. Convirtió Callao en un caos artístico y la Gran Vía en el escenario de su propio videoclip sin música. Bastó su presencia (y el FOMO) para que el mundo supiese que el 7 de noviembre llega LUX, su nuevo disco. Si no le cae multa, la jugada habrá sido redonda.
Aitana, por su parte, ha llevado el marketing a otro nivel: ha gastado alrededor de 170.000 euros en una gran campaña publicitaria para promocionar su gira mundial. Un gesto polémico, pero efectivo. Porque en la era del scroll infinito, lo más caro no es sonar… es lograr que te escuchen.
Y entre tanto brillo, surge una pregunta: ¿tienen futuro los artistas independientes sin dinero? ¿Tiene sentido hacer música sin presupuesto? Sí. Más que nunca. Porque las ideas valen más que nada y el talento es la única moneda que no se devalúa.
No basta con tener una buena canción o un mensaje poderoso. Hay que romper moldes, conectar y emocionar. El futuro no será de quien más invierta, sino de quien más inspire.
