Publicado: marzo 12, 2025, 2:30 am
Vamos con el susto o muerte de la semana. Ojo con la última maniobra de Trump, ojo con lo que insinúa su entorno que van a ser sus próximos pasos. Ya dijo que dos mandatos eran insuficientes para él, ya dijo que quería repetir en las siguientes elecciones, pero puede que ni le haga falta.
El lunes su hombre de confianza, Elon Musk, aseguró que va a empezar a revisar el sistema electoral. La palabra elegida fue «arreglar», sin especificar qué era lo que había que arreglar, dónde estaban, según él, los «fallos». Aunque dio pistas claras de por dónde van sus intenciones, desde luego que por donde han ido siempre. Aseguró que los comicios de 2018 –los de medio mandato–, los de 2020 –los que perdió Trump– y los de 2022 fueron amañados. Es la palabra que aportó, la misma que utilizó Trump justo después de perder ante Biden. Y lo hizo como siempre hace, sin aportar pruebas. Denuncia cosas que inventa en su cabeza o con sus asesores, lanza la mentira, la repite mil veces y ahí se queda: como una verdad objetiva que nadie ha podido comprobar pero que él la ha dejado ahí. Y que otros, poco después, compran como verdades absolutas, ahí tienen a Musk.
Pero esta vez la mentira inventada por Trump va mucho más allá. En 2020 logró convencer a cientos de personas de que le habían robado las elecciones, intentó manipular a su propio vicepresidente, Mike Pence, para que no aceptara el resultado en aquella sesión del Capitolio que acabó a tiros y con sangre (era una de las figuras claves de aquella sesión). Minutos antes, en un mitin cerca de aquellas escalinatas, en el propio Washington, Trump azuzó la duda sobre la legalidad de los comicios.
Pues bien, ahora vuelve a la carga con lo mismo pero esta vez desde la Casa Blanca, con el poder atado en las dos cámaras y también en el Supremo. Su mano derecha amenaza con «arreglar» el sistema electoral cuando, realmente, lo que está diciendo es que lo quiere cambiar, aunque carezca, al menos Elon Musk, de alguna competencia en el Gobierno para hacerlo. No sabemos cómo ni qué, pero cuenta con todos los apoyos para hacerlo. Y en esa reforma, con todas las mayorías a su favor, podemos esperarnos cualquier cosa.
Así que sí, estamos en un momento clave. Si nos fijamos, lo que está haciendo Trump es seguir paso a paso el manual de cualquier autócrata, dictador, llámenle como quieran. Usted puede pensar que esta es una más de las cacicadas de un hombre ebrio de poder, con pocos argumentos claros y muchas amenazas. Pero esto empieza a ser, claramente, un golpe a la democracia: hacer las leyes a tu medida para así perpetuarte en el poder.
Es tan perturbador que asusta. Es tan irreal que parece imposible en pleno siglo XXI. Pero, lamentablemente, esto está pasando. Y algunos a este lado del Atlántico se mueren por imitarle.
