Publicado: septiembre 5, 2025, 4:00 am
¿Cuánto tiempo falta para que Donald Trump estalle por el superávit comercial que tiene México frente a Estados Unidos? El presidente estadounidense detesta los déficits. Considera que es una evidencia de que el libre comercio no sirve y que el mundo abusa de Estados Unidos. Para corregir esta “injusticia», ha puesto aranceles y ha emprendido una campaña superagresiva de promoción de los productos Made in USA. La estrategia ha bajado el déficit con Canadá y China, pero no altera la tendencia del comercio con México.
Entre enero y julio, el superávit a favor de México llegó a 112,587 millones de dólares. Esta cifra es 17.7% mayor a la registrada en el mismo periodo del 2024 y es un récord absoluto. El superávit crece porque las exportaciones mexicanas siguen incrementándose a un ritmo seis veces mayor que las ventas de Estados Unidos a México.
En los siete primeros meses del 2025, México exportó a Estados Unidos 309,719 millones de dólares, esto es 6.5% más que en 2024. En esos siete meses, las compras mexicanas al Tío Sam fueron 197,161 millones de dólares. Un crecimiento de 1.1% respecto al año pasado.
La brecha crece a pesar de la retórica furiosa de Trump y de la imposición de medidas proteccionistas. Desde marzo hay aranceles de 50% al acero y aluminio mexicanos. En abril se impusieron tarifas especiales a vehículos y autopartes que equivalen a 13.9% del valor. En julio se impuso un impuesto especial de 17% al tomate y uno de 50% para el cobre en bruto.
¿Cómo explicar los buenos números a pesar de las tarifas? México ha sido menos perjudicado por los aranceles que otros países, argumenta el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, y los datos le dan la razón, por el momento. Más de 80% del comercio binacional está amparado por el T-MEC, lo que significa que el arancel promedio que pagan las exportaciones mexicanas es menor a 7%. Para poner este número en perspectiva, hay que tomar en cuenta que la tarifa promedio que cobra Estados Unidos es 18.6%, la más alta desde la década de los treinta del siglo pasado.
En el 2025, México ha consolidado su liderazgo como principal socio comercial de Estados Unidos. En el pastel de compras estadounidenses al exterior, México tiene una rebanada de 15.3%, mientras que Canadá se queda con 13% y China ve reducir su porción hasta 7.8%, una participación que ha ido cayendo en el último lustro como consecuencia del recrudecimiento del conflicto entre las dos mayores potencias económicas del mundo.
¿Qué sigue? Con toda razón, hemos puesto casi todos los reflectores en las negociaciones de gobierno a gobierno y en los planes de Donald Trump de reordenar los flujos del comercio global. Esa es la pista principal y seguirá siéndolo, pero este “circo” tiene otras pistas: valdría la pena poner más atención a lo que están haciendo las empresas. ¿Qué decisiones están tomando de inversión y empleo, pero también de proveeduría… a quién le compran los insumos las fábricas; dónde se abastecen los comercios?
Las exportaciones de México a Estados Unidos han crecido 18,500 millones de dólares en los siete primeros meses de 2025. Esto es una hazaña que debemos reconocer a miles de empresas, a sus empresarios y trabajadores. Han conseguido romper récord en circunstancias excepcionalmente difíciles. Avanzan a pesar de las amenazas de Trump, de los aranceles, de la inseguridad y de un tipo de cambio que no ayuda: el superpeso o el dólar débil es un lastre adicional para los exportadores.
Faltan siete semanas para que concluya la pausa de tres meses para no imponer un arancel de 30% a las exportaciones mexicanas. Más allá de temas relacionados con seguridad y migración, está el compromiso del gobierno mexicano de eliminar más de 50 barreras no arancelarias, entre las cuales hay cuestiones relacionadas con aduanas, la Cofepris, el sector energético y las telecomunicaciones, además de quejas por la tolerancia al contrabando y la piratería. Lo dijo a fines de agosto Trump. Ayer lo repitió Marco Rubio.
No todo está relacionado con la pausa de los aranceles. Estados Unidos ha anunciado su intención de poner tarifas a los muebles y a las exportaciones farmacéuticas. En 2026 entraremos de lleno a la revisión del T-MEC y tendremos una enorme presión de la Casa Blanca para que México aumente sus compras de productos estadounidenses. No habrá meses en calma, ni puente Guadalupe-Reyes que valga.