Publicado: septiembre 14, 2025, 4:30 am
Ya tenían cinturones, fama y dinero antes de subir al ring anoche en Las Vegas dos de los mejores libra por libra del boxeo de la última década. ¿Por qué lo hicieron? Por el legado, por escribir lo más alto de la historia de las dieciséis cuerdas , y esa página ha sido para un Terence Crawford que subía dos divisiones de golpe, del superwelter al supermediano, para enfrentarse a la gran estrella mundial de este deporte, Saúl ‘el Canelo’ Álvarez. Favorito era el tapatío, pues al estadounidense nunca le había pegado un 168 libras natural. Mucha diferencia sobre el papel, pero los combates se ganan en la lona, y ahí el de Nebraska reinó prácticamente de principio a fin. Pegó mejor, se defendió mejor, se movió mejor. Todo lo hizo mejor. El boxeo nace en las piernas, y las del Canelo no siguieron el ritmo de las de Crawford en una pelea histórica, de envergadura y calidad. Saúl tiraba una mano y Terence le devolvía tres . Era imposible que los jueces vieran otra cosa, pues el mexicano apenas pudo llevarse tres asaltos y sin un dominio excesivo. Se le pudieron dar los dos primeros, en los que el estadounidense le cedió la iniciativa para testarlo, pero a medida que la pelea dejaba atrás esos primeros compases, Crawford se hacía imperial. En el cuarto asalto dio un recital de boxeo que no dejaba dudas: estaba lanzado a quedarse con los cinturones del Consejo, la Asociación, la Organización y la Federación. Todos para ser campeón indiscutido de las 168 libras después de haberlo sido en las 140 y las 147. Dominio absoluto en tres divisiones, algo único en la historia del boxeo moderno . En el sexto se permitió el lujo de burlarse del Canelo, sonriéndole y mostrándole la lengua, mientras daba un recital de uso del jab. Salió al ring de zurdo -es ambidiestro- e hizo un daño enorme al de Jalisco con su derecha adelantada. Saúl trataba de conectar su garn gancho de izquierda al hígado, pero no le llegaba con fuerza. Le faltaron golpes al Canelo, que tiraba un puño mientras su rival le contragolpeaba con una batería de tres o cuatro. Controló Crawford la distancia con una facilidad y solvencia abrumadoras, y hasta se permitió ir a la guerra en el noveno, a intercambiar metralla en el centro del ring, al alcance del Canelo, lo que, a priori, no debía hacer. Y vaya sí lo hizo, y cómo le calentó la cara al de Jalisco, que veía el combate esfumarse. En los tres último asaltos Saúl Álvarez sabía que o noqueaba al rival o perdería todos sus cinturones, pero no estuvo ni siquiera cerca de conseguirlo. Otra lección dio el de Omaha en el undécimo, y así expiró una lid en la que las tarjetas de los jueces sólo podían ir en un sentido: Crawford por decisión unánime. Rompió a llorar de rodillas cuando su récord ya decía 42-0, nunca noqueado, nunca tumbado . Ya puede ser considerado el mejor libra por libra del momento, superando a Usyk e Inoue, y uno de los grandes de la historia, como Julio César Chávez , Floyd Mayweather o Sugar Ray Robinson. El olimpo. Maltrecho salió el Canelo al sumar su tercera derrota, después de las que las que le infligieron el citado Mayweather en una pelea que llegó demasiado pronto para el tapatío y Bivol en un peso, las 175 libras, que fueron demasiado para el mexicano. ¿Habrá revancha? No se sabe, pues incluso es plausible una retirada del nuevo campeón indiscutido, que cumple 38 años a final de este mes, pero si alguien la merece es el rey destronado, Saúl ‘el Canelo’ Álvarez.