Sara Flórez, psicóloga: "Al menor no le protege la ausencia de problemas, sino tener unos padres emocionalmente disponibles" - Venezuela
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Sara Flórez, psicóloga: «Al menor no le protege la ausencia de problemas, sino tener unos padres emocionalmente disponibles»

Publicado: diciembre 12, 2025, 1:00 pm

Los niños perciben antes que nadie cuando algo cambia en el hogar, tienen ese sexto sentido y esa sensibilidad para detectar los problemas, aunque no lo manifiesten ni se den por aludidos (probablemente como mecanismo de defensa, porque les faltan herramientas). Ante la duda generalizada de si debemos hacer partícipes a nuestros hijos de cualquier tipo de problema, económico, emocional etc. en la familia, la psicóloga general sanitaria Sara Flórez Montero considera, a grandes rasgos, que «conviene hablarles con claridad, calma y honestidad, aunque adaptando el lenguaje y el mensaje a su edad».

«Después de más de dos décadas acompañando a familias, puedo afirmar que los pequeños detectan pequeñas variaciones de todo tipo por mucho que queramos disimularlo u ocultárselo. Ellos sienten cambios en el tono de voz, la energía emocional, las rutinas que se modifican… Aunque los adultos intenten protegerles mediante el silencio, ellos captan la tensión de la misma manera. La diferencia es que, sin una explicación adaptada, no tienen herramientas para interpretarla». Y ahí es donde debemos entrar en escena los adultos.

«El silencio en los niños no les protege, les desorienta»

La terapeuta familiar, con experiencia profesional de más de 25 años en trabajo con familias, remite a la evidencia científica, afirmando que «la investigación respalda lo que vemos en consulta. Estudios sobre estrés infantil muestran que los menores reaccionan fisiológicamente a la angustia no expresada en sus cuidadores (Gunnar & Quevedo, 2019; Juster et al., 2010)».

UNICEF España, por otra parte, indica que más del 60 % de los niños percibe tensiones familiares aunque nadie se las comunique, y casi la mitad sobreestima la gravedad si no recibe información clara. Investigaciones españolas sobre bienestar infantil (Trianes et al., 2009, Universidad de Málaga) muestran que la falta de un marco explicativo incrementa síntomas de ansiedad, miedo difuso o culpa. «En otras palabras: el silencio no protege; desorienta».

En este contexto, Montero asegura que «lo que protege al menor no es la ausencia de problemas, sino contar con figuras cuidadoras predecibles, accesibles y emocionalmente disponibles. Esa ‘base segura’ amortigua la incertidumbre y facilita la regulación emocional, proporcionando un marco seguro incluso cuando la familia atraviesa dificultades».

«El problema no está en compartir información; sino en cómo se comparte»

Desde el enfoque sistémico, la experta entiende la familia «como un organismo interdependiente: lo que afecta a uno repercute en todos. Informar a los hijos de forma adecuada tiene efectos protectores: reduce la incertidumbre, fortalece la cohesión y permite que el niño comprenda que hay dificultades, pero también adultos capaces de gestionarlas. El problema no está en compartir, sino en cómo se comparte».

Por otro lado, «la práctica en terapia familiar muestra que cuando la comunicación se vuelve demasiado detallada, cargada de angustia o que transmite un mensaje implícito de que el niño debe ‘ser fuerte’ o ‘ayudar’, aparecen fenómenos de parentificación emocional (inversión de roles en la familia donde un hijo asume responsabilidades emocionales o instrumentales propias de un adulto). Esto puede generar culpa, hipervigilancia y sobrecarga afectiva. Informar no significa delegar responsabilidad; significa acompañar», explica la psicóloga.

¿Cómo hablar con los hijos cuando hay problemas familiares?

La evidencia científica en este sentido, y según referencias que proporciona la terapeuta entrevistada, indica que «conviene hablar con claridad, calma y honestidad, adaptando el mensaje a la edad del niño. Frases como ‘Estamos pasando por un momento difícil, pero seguimos cuidándote y estamos a tu lado y tenemos un plan para salir adelante’ transmiten protección sin alarma«.

Por lo tanto, «mantener coherencia entre los progenitores, dejar espacio para preguntas y ofrecer participación simbólica (como colaborar en rutinas o cuidar sus pertenencias) refuerza el sentido de pertenencia al sistema familiar sin trasladar responsabilidades de adulto que no les corresponden», añade la experta.

La investigación científica y la práctica clínica coinciden: informar a los hijos de forma ajustada y emocionalmente regulada es más protector que mantenerlos al margen. «Los niños no necesitan conocer cada cifra ni cada detalle, pero sí un marco comprensible y seguro que les permita interpretar lo que ya perciben. El objetivo no es hacerles responsables, sino evitar que sus hipótesis, muchas veces más amenazantes que la realidad, se conviertan en su única verdad».

A modo de conclusión, Sara Flórez propone «una conversación clara, calmada y humana, que va a transformar la vivencia infantil de las dificultades. Los niños no necesitan saberlo todo; necesitan saber que no están solos. Los padres no necesitan perfección; necesitan presencia. Cuando la familia se mira, se escucha y se acompaña, incluso los momentos difíciles se convierten en oportunidades para fortalecer vínculos y construir resiliencia compartida».

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