Publicado: septiembre 19, 2025, 1:00 am
Entre el bullicio de las calles del Centro Histórico, mediando Ayuntamiento y Victoria, a unos pasos del barrio chino, se abre paso entre lámparas y tiendas de iluminación el espacio expositivo Dolores 54, que por estos días alberga la segunda edición de Salón Mesones, una muestra colectiva que reúne obra plástica de artistas en pleno desarrollo creativo, provenientes de México, Estados Unidos, Venezuela y Uruguay.
Miguel Casco, fundador de la iniciativa, explica que Salón Mesones nació como una extensión de Atelier Mesones, academia de dibujo y pintura, “con el fin de explorar un espacio donde quienes dibujamos, pintamos o simplemente pensamos a través de las imágenes pudiéramos encontrarnos fuera del aula. La idea no es solo mostrar obra, sino también probar cómo nos vinculamos entre artistas, estudiantes, amigas, amigos y público”.
Salón Masones Segunda Edición optó por el formato pequeño “que obliga a acercarnos, a dejar de ver de lejos y de manera rápida, y a reconocer en una escala mínima todo un universo. Decidimos poner la mirada en lo pequeño”, dice Casco.
Y en esa escala mínima, artistas contemporáneos que ejercen su trabajo desde diversas geografías del país, y del extranjero, “establecen en cada pieza un diálogo profundo sobre el territorio, el cuerpo y la memoria”.
El proyecto expositivo, bajo la curaduría de Hugo Alejandro Vega, expresa su vocación en el título: “Un pedacito de finitud para observar el cielo abierto”, que es la resultante de una convocatoria a la que respondieron más de 200 artistas y cuya selección quedó definida en un cuerpo de 73 obras de arte que corresponden a 52 artistas, apunta el curador.
Vega explica que esa finitud se extiende a lugares y concepto infinitos como la religión y el cómic; el espacio público intervenido o abandonado, en contraste con escenas en el hogar, como un lugar de intimidad, de encuentro, de silencios y también de violencia doméstica; y no en pocas de las obras se percibe el vértigo ante el cambio tecnológico, y qué decir del cambio climático, que no se detienen y que dejan en el pasado estampas para la nostalgia e imágenes de un réquiem para un mundo que muere de prisa.
En cada uno de los núcleos de la muestra, dice Hugo Alejandro, la presencia de lo sublime aporta el elemento que buscamos en estos formatos pequeños. “Las obras que integran esta muestra comparten un interés por los espacios abiertos, expresado en piezas de pequeño formato. Magnitudes inabarcables vislumbradas a través de dimensiones ínfimas”.
’Lo sublime’ como principio de unidad
Al comienzo de la exposición sobresale una pieza que sintetiza este elemento de lo sublime, que escapa a lo obvio, y que es como la urdimbre de un telar que integra todas las piezas en el discurso narrativo: un Supermán que, imitando al Arcángel, somete a Darkseid y lo expulsa del Paraíso y, más de adelante, dos piezas de “jabón chiquito” hacen alusión a los “amantes del arte”.
“’Lo sublime’ como principio de unidad en la muestra recupera esta idea clásica en la historia del arte, en la que, de manera muy elemental, es esta sensación de terror y de finitud que sentimos frente a una magnitud inmensa”, dice el curador.
“Si bien ya no tenemos hoy la misma relación con la naturaleza, lo sublime sigue presente en el hecho de que obras de pequeño formato muy curiosamente se concentran en representar espacios de gran amplitud, de magnitudes inmensas”, amplía.
Toda la muestra cabe en un granito de arroz, de Jocelyn Strada, al que el espectador tiene que asomarse a través de una lupa, pero si lo amplifica puede toparse con una despensa alimenticia impresa sobre una boleta electoral, y si abre más la “lente”, aparecerá ante sus ojos toda una simbología que representa a la patria.
“A este núcleo yo le llamo el pensamiento de lo minúsculo o una expresión fragmentaria que, como sabes, el fragmento es la expresión de la totalidad de las cosas”, dice Vega, mientras va acompañando el recorrido para El Economista.
La exposición está plagada de símbolos que remiten a historias pasadas y presentes, y aluden a los marcos deontológicos de un mundo que se está desmontando y a otros mundos que se van construyendo.
Entre una sala y otra, un ciervo y un minotauro se miran mutuamente y dialogan. El venado observa escondido entre el bosque mientras que el toro mitológico intenta sobrevivir a la experiencia de hacinamiento en el Metro.
Un diálogo que nos remite a una naturaleza apacible frente a la violencia en las ciudades y a nuestra efímera existencia en el transporte público donde, sin embargo, pasamos muchos fragmentos de nuestras vidas.
Salón Mesones Segunda Edición
- “Un pedacito de finitud para observar el cielo abierto”
- Dolores 54, Centro Histórico, Ciudad de México
- Vigente hasta el 25 de septiembre
- Acceso gratuito
Artistas participantes
• Abraham Ortega
• Amanda Bueno
• Andrea Garay
• Ándres Blas
• Ángel Melgoza
• Arac Antunez
• Axel Fuentes
• Aydé López
• Canija
• Carlos J. Rodríguez
• Diego Andrade
• Douglas Angulo
• Edgardo Joel Olivares
• Elena Mayorga
• Estíbaliz aespiraliz
• Fabiola Imelda Pérez Soussa
• Fermín Ferrer
• Fernanda Montes de Oca Tellez
• Francisco Makareno
• Galilea Corona
• Gueko Chamahua
• Gustavo Tovar
• Hernán Alfonso
• Ian Isaiah
• Iliana Govea
• Ismael Martínez
• Jocelyn Strada
• José Manuel Sánchez
• Karlos Ibarra
• Kathy Sucar
• Lesma Turner
• Lorelay
• Luis Vázquez
• Makith
• Manuel Rodríguez Sánchez
• Michel C.M.
• Miguel Cuauhtémoc
• Nicolás Faluótico
• Oscar Urbano
• Patricia Figueroa
• Pomposo
• Raúl Urias
• Raya
• Remi Cárdenas
• Ricardo Atl
• Rodolfo Andrade
• Rogelio Zárate
• Santiago Medina
• Ulises Rodríguez
• Valeria Saavedra
• Victoria Ruth Martínez