Publicado: julio 14, 2025, 4:30 am
La piel de los niños es más fina y vulnerable que la del adulto. En verano, la radiación ultravioleta es más intensa y puede causar daño a corto plazo (como quemaduras) y a largo plazo (como envejecimiento prematuro o riesgo aumentado de cáncer de piel), es por ello por lo que no hay que dejar de protegerles, de acuerdo a su edad. Según afirma el doctor Sergio Negre , jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Quirónsalud Valencia , en el espacio web Escuela de familias , proteger a los menores de edad frente al sol implica: evitar la exposición directa al sol entre las 12 y las 17 horas, vestirles con ropa ligera que cubra brazos y piernas (mejor si es homologada UV), usar sombreros (ala ancha, que protejan cuello también) y gafas homologadas UV (para evitar daños en la retina), y aplicar protector solar FPS 50+, adecuado a su edad. «En menores de 6 meses, se debe evitar la exposición directa al sol y no se recomienda el uso rutinario de cremas solares. Su piel es más fina y sensible y es fácil que absorba las sustancias químicas con mayor facilidad . Mientras, entre los 6 meses y los 2 años, se aconsejan filtros físicos o minerales (óxido de zinc o dióxido de titanio), porque son menos irritantes y no se absorben. A partir de los 2 años, se pueden usar filtros químicos, siempre que estén formulados para piel infantil, con FPS 50+ y resistentes al agua», precisa este experto. Aquí este especialista recuerda que la combinación de crema solar, de cloro, y del roce textil puede irritar la piel sensible del bebé , por lo que aconseja en estos casos: – Lavar la zona con agua limpia al salir de la piscina. – Usar una crema barrera (tipo óxido de zinc) en zonas expuestas al roce. – Valorar cambiar la crema por una formulación específica para piel sensible, sin perfumes ni conservantes irritantes. – Y si persiste, consultar con el pediatra o dermatólogo. Pero además, otro de los consejos de este especialista del Hospital Quirónsalud Valencia es que, tras estar todo el día en el agua, es aconsejable una ducha rápida con agua dulce y un limpiador suave para eliminar la sal, el cloro, la arena, o la crema solar. «Después, se debe secar al menor con suavidad, y aplicar una buena crema hidratante. Este cuidado protege la función barrera de la piel y previene eccemas», asevera. Por otro lado, recuerda que la dermatitis atópica, una afección frecuente entre los menores, y por la que la piel está más seca, les pica, y se inflama, cursa en brotes según la época. En el caso del verano, según prosigue este pediatra, puede empeorar o mejorar según el niño. «En algunos, el sol, el agua del mar y la humedad mejoran los síntomas. En otros, el sudor, el cloro de las piscinas, y el calor los empeoran. Es fundamental hidratar bien la piel, evitar jabones agresivos, mantener el uso de cremas emolientes, y llevar ropa transpirable de algodón», aconseja el doctor Negre. Cita en este punto igualmente el caso de los moluscos, ahora que vamos a pasar más tiempo en las piscinas, señalando que se trata de una infección de la piel bastante frecuente en la infancia: « El molusco contagioso es un virus que causa pequeñas pápulas perladas , a menudo indoloras, que se contagian por contacto directo, o a través de toallas y piscinas». Recuerda que es más frecuente en niños con dermatitis atópica porque su piel tiene una barrera cutánea alterada, lo que facilita la entrada del virus. «Además, el rascado y las pequeñas heridas favorecen su diseminación», insiste este experto. No es grave, según reconoce, si bien advierte de que sí puede ser molesta, larga en el tiempo (varios meses o años) y contagiosa. «En casos leves se puede observar sin tratamiento; si hay muchas lesiones o complicaciones, el pediatra valorará tratamiento tópico, curetaje u otras opciones», apostilla el doctor Negre. En estos casos, así como en otros de infección en la piel, recomienda este especialista de Quirónsalud Valencia el evitar el contacto con otros niños para frenar el contagio, no compartir toallas o juguetes de agua , mantener la piel limpia e hidratada, y consultar al pediatra si hay fiebre, muchas lesiones o signos de infección bacteriana (pus, enrojecimiento, dolor). Finalmente, hace una mención especial a las picaduras de insectos, tan latosas para todos, y tan temidas en el caso de los bebés. Cuenta este pediatra que para reducirlas siempre lo más eficaz es usar ropa que cubra la piel, colocar mosquiteras, y aplicar repelentes adecuados para la edad. «En menores de 2 años no se recomienda el uso de pulseras repelentes, ni de sustancias similares, ya que pueden contener sustancias no seguras en contacto directo con la piel, o ser llevadas a la boca. En su lugar, es preferible usar mosquiteras o repelentes tópicos formulados para bebés a partir de 6 meses, aplicados con precaución», concluye el doctor Negre.