Publicado: agosto 24, 2025, 3:30 am
El 19 de marzo de 2022 Rusia confirmó que había utilizado un misil ‘Kinzhal’ por vez primera desde el comienzo de su invasión de Ucrania. No era un misil cualquiera, sino uno hipersónico. En ese momento era casi nuevo: nunca había sido lanzado en un contexto de combate real. El ‘Kinzhal’ (daga, en ruso) entró en servicio en diciembre de 2017 y fue presentado por Vladimir Putin en marzo de 2018 como una de las seis nuevas armas estratégicas rusas.
El Ministerio de Defensa ruso aseguró entonces que su ‘Kinzhal’ resultaba ilocalizable para los radares enemigos. «No tiene misil análogo en el mundo», dijeron. Pero Rusia no andaba sola en el desarrollo de las armas hipersónicas.
En 2019, China desveló su arsenal de misiles hipersónicos Dongfeng. Y en 2022 supimos que Estados Unidos estaba desarrollando un sistema de defensa contra los misiles hipersónicos rusos y chinos. No son un arma más. Son un arma estratégica.
Gracias a su velocidad y maniobrabilidad, los misiles hipersónicos podrían cambiar la forma en que se libran las guerras. Y es que estas armas velocísimas y de impredecible trayectoria consolidan la capacidad disuasiva de quien las posee.
Poseen misiles hipersónicos Rusia, China y, en menor medida, Estados Unidos (que por eso se ha centrado en cómo defenderse de un arma hipersónica). A las grandes potencias se suman o se intentan sumar Reino Unido, Francia, Japón, Corea del Norte, Israel o Irán. «Es algo que no hemos visto desde la Guerra Fría», le ha dicho a BBC News William Freer, investigador de seguridad nacional del grupo de expertos Consejo de Geoestrategia
Hiperveloces e impredecibles
Un misil de crucero es un misil guiado autopropulsado no tripulado que mantiene el vuelo mediante sustentación aerodinámica durante la mayor parte de su trayectoria. Son autoguiados, pueden volar en una trayectoria no balística a muy baja altitud y son capaces de viajar a altas velocidades subsónicas, supersónicas o hipersónicas.
Estos últimos son los que pueden cambiar las guerras porque un misil de crucero hipersónico viaja a al menos cinco veces la velocidad del sonido (Mach 5). Para hacernos una idea: los famosos ‘Tomahawk’ norteamericanos (un misil de crucero) son subsónicos, no superan los 900 km/h.
Básicamente, hay dos tipos de misiles hipersónicos. Los de planeo-impulso utilizan un cohete para impulsarlos hacia la atmósfera terrestre. A diferencia de los misiles balísticos, pueden moverse de forma errática, maniobrando en el vuelo final hacia su objetivo.
Luego están los misiles hipersónicos que se adhieren al terreno, intentando pasar desapercibidos para evitar ser detectados. Una vez que alcanzan la velocidad hipersónica, activan un sistema conocido como «motor estatorreactor» que absorbe aire mientras vuela, impulsándolo hacia su objetivo. Unos y otros son «armas de doble uso»: su ojiva puede ser nuclear o de alto explosivo convencional.
Rusia y su ¿Mach 27?
En el desarrollo del arma hipersónico, ya vemos, China y Rusia llevan gran ventaja. El Kh-47M2 ‘Kinzhal’ que Putin ya ha usado contra Ucrania es un misil balístico de lanzamiento aéreo con capacidad nuclear. Puede transportar ojivas nucleares y convencionales, y alcanza velocidad Mach 10 (unos 12.300 km/h). Es capaz de atacar objetivos fijos y móviles, acelera a velocidad hipersónica segundos después del lanzamiento y realiza maniobras en toda la trayectoria para escapar de las defensas antimisiles.
Su lanzamiento se hace desde bombarderos supersónicos Tu-22M3 o interceptores MiG-31K. En el primer caso puede tener un alcance de 3.000 kilómetros, que se reducen a algo más de 2.000 cuando lo lleve el MiG-31K. Se diseñó para destruir portaviones y destructores del enemigo, pero en Ucrania se disparó sobre un objetivo inmóvil y en tierra.
Pero el Kremlin tiene un misil hipersónico aún más rápido. Es el ‘Avangard’, que al parecer puede alcanzar velocidades de Mach 27 (aproximadamente 33.200 km/h), aunque se cita con más frecuencia la cifra de alrededor de Mach 12 (14.800 km/h), lo que equivale a 3 kilómetros por segundo. En cualquier caso, rapidísimo y por lo tanto muy difícil de detectar, rastrear e interceptar.
China y su misil Mach 9
A principios de 2025, China anunció el desarrollo de un nuevo misil hipersónico capaz de alcanzar velocidades superiores a Mach 9 (unos 11.000 km/h). A un paso de su definitivo visto bueno, ya ha alcanzado los 1.500 kilómetros de alcance, pero podría llegar a los 3.000-5.000 y ha superado pruebas de resistencia al calor extremo (más de 1.200 grados).
Los detalles de las evaluaciones finales del prototipo se dieron a conocer en diciembre de 2024 en un artículo publicado en la revista en lengua china Equipment Environmental Engineering. Este misil podría suponer una amenaza sin precedentes para la aviación militar estadounidense, incluido el bombardero furtivo B-21.
En enero, contó Galaxia Militar, se supo que científicos chinos estaban desarrollando un cañón automático capaz de disparar 450.000 rondas por minuto y derribar misiles que vuelan a velocidades hipersónicas de más de Mach 7 (8,3 mil km/h).
Pero el arsenal hipersónico chino no queda sólo en esto. Estos días, el país prepara el desfile militar por el 80º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial (será el 3 de septiembre). En los ensayos se han visto los nuevos misiles de la serie YJ. Están diseñados para atacar buques de guerra a velocidades superiores a Mach 5.
Pekín lleva tiempo en el desarrollo de esta tecnología. Y Washington lo sabe. En 2022, en el Informe de Poder Militar de China se leía: «El 27 de julio de 2021, China llevó a cabo el primer lanzamiento orbital fraccional de un ICBM con un vehículo HGV. El HGV voló alrededor del mundo e impactó dentro de China». ICBM son las siglas (en inglés) de misil balístico intercontinental, de los que China tiene unos 300 -calcula el Pentágono- y HGV es vehículo de deslizamiento hipersónico.
Se trató de un planeador hipersónico DF-17 que, a su vez, lanzó el misil balístico de alcance medio. Llegó a recorrer unos 40.000 km en más de 100 minutos de vuelo. «El sistema, en marcha en 2020 […] está diseñado para atacar bases y flotas militares extranjeras en el Pacífico Occidental», según un experto militar chino que cita el informe.
EEUU, el rezagado de la carrera
Estados Unidos va por detrás. Pese a todo ha presentado su arma hipersónica «Dark Eagle». Según el Departamento de Defensa, este proyectil «evoca el poder y la determinación de nuestro país y su Ejército, ya que representa el espíritu y la letalidad de los esfuerzos del Ejército y la Armada en materia de armas hipersónicas». Sin embargo, este «águila oscura» no deja de acumular retrasos y dudas, como contó en febrero pasado The War Zone.
Conscientes de ello, de que chinos y rusos les sacan ventaja, en Washington han apostado por perfeccionar las defensas contra las armas hipersónicas. Estos misiles son maniobrables en vuelo, lo que dificulta enormemente su interceptación. La respuesta es superar las limitaciones de los radares terrestres reforzando los sensores espaciales.
En 2022 supimos que el Pentágono tenía 60 millones de dólares para desarrollar un interceptor en fase de planeo (GPI). El contrato se lo llevó Northrop Grumman en 2024. Su sistema combina radares terrestres, sensores espaciales y armas para rastrear, interceptar y destruir los proyectiles hipersónicos del enemigo.
Inversión en defensa, porque el ataque va mal. Prueba de ello es que en abril de este año, la Marina de EEUU canceló el desarrollo de su misil hipersónico antibuques (HALO, por sus siglas en inglés) por su coste y viabilidad. El Pentágono tenía sus esperanzas puestas en este misil para recortar la ventaja que China y Rusia han logrado en la «carrera hipersónica».
La Armada estadounidense se está decantando por un misil antibuque de largo alcance (LRASM) de Lockheed Martin, según The War Zone. Es subsónico y más lento, pero lo consideran una solución provisional fiable. Ya está en servicio. Pero es un remiendo.
Putin retó a EEUU a un «duelo» hipersónico
Lo cierto es que los portaaviones de EEUU estarán en desventaja mientras sus almirantes no cuenten con un misil hipersónico antibuque que pueda ser lanzado desde el aire. Tal vez por eso, en diciembre de 2024, Putin retó a EEUU a un «duelo» entre misiles hipersónicos y defensas antiaéreas.
Y si no, el láser. La Marina de EEUU lanzó en junio el programa SONGBOW, una iniciativa de armas de energía dirigida que está diseñada para desplegar un sistema láser de 400 kilovatios capaz de neutralizar enjambres de drones y misiles hipersónicos.
El fiasco del HALO no es el único. Antes le tocó al ARRW. El Ejército del Aire estadounidense también canceló su programa hipersónico, el Arma de Respuesta Rápida Lanzada desde el Aire.
Israel, Irán y Corea del Norte
El programa hipersónico estadounidense parece ir más bien a velocidad sónica. Y eso desespera y preocupa al Pentágono y a la Casa Blanca. «Los funcionarios de defensa estadounidenses han declarado que las arquitecturas de sensores terrestres y espaciales actuales son insuficientes para detectar y rastrear armas hipersónicas», señalaba en febrero un informe publicado por el Servicio de Investigación del Congreso de EEUU.
Otras naciones también están en la carrera. Israel cuenta con un misil hipersónico, el Arrow 3, diseñado para interceptar misiles. Irán afirma poseer armas hipersónicas y haber lanzado un misil hipersónico contra Israel durante su guerra de 12 días en junio. Corea del Norte trabaja en su propia arma hipersónica desde 2021 y asegura tener ya un misil funcional.