Publicado: septiembre 2, 2025, 5:30 am
Rusia, China y Mongolia han dado este martes un paso decisivo en el terreno energético y geopolítico con la firma de un memorando jurídicamente vinculante para la construcción del gasoducto Fuerza de Siberia 2, un proyecto que permitirá suministrar a China hasta 50.000 millones de metros cúbicos de gas anuales durante los próximos 30 años. El acuerdo fue anunciado por Alexéi Miller, presidente de la compañía gasística estatal rusa Gazprom, tras la reunión mantenida en Pekín entre los líderes de los tres países: Vladímir Putin, Xi Jinping y Ukhnaa Khurelsukh.
El trazado del nuevo gasoducto atravesará territorio mongol, lo que convierte a este país en un socio estratégico y en pieza clave del proyecto. Según indicaba Miller a la prensa, el gasoducto Fuerza de Siberia 2, junto con las infraestructuras complementarias en China y el gasoducto Unión-Oriente, constituye «el mayor proyecto mundial en el sector del gas, tanto por volumen como por inversión».
El pacto incluye suministros garantizados a lo largo de tres décadas, lo que consolida a China como el cliente principal de los recursos energéticos rusos. Además, Gazprom ha firmado con la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC) un compromiso adicional para aumentar los volúmenes de gas que ya llegan a través del actual Fuerza de Siberia: de 38.000 a 42.000 millones de metros cúbicos anuales.
Incrementan el flujo en otras rutas
En paralelo, Moscú y Pekín han acordado incrementar los flujos por otras dos rutas existentes, elevando los envíos de 48.000 a 56.000 millones de metros cúbicos. Con estas cifras, China absorberá aproximadamente la mitad del volumen que Rusia exportaba antes de 2022 a Europa, su mercado tradicional, que quedó drásticamente reducido tras el inicio de la invasión de Ucrania y las sanciones internacionales.
El acuerdo se produce en un momento de reconfiguración de alianzas globales. Para Rusia, supone diversificar y asegurar un mercado estable tras perder a la Unión Europea como principal comprador de gas. Para China, implica reforzar su seguridad energética en un contexto de tensiones crecientes con Estados Unidos y sus aliados.
El presidente ruso, Vladímir Putin, subrayó tras el encuentro que la comunicación fluida con Xi Jinping «refleja la naturaleza estratégica de los vínculos ruso-chinos, que se encuentran en un nivel sin precedentes». La agencia estatal rusa TASS destacó además que ambos mandatarios asistirán juntos a una parada militar con motivo del 80º aniversario de la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial, lo que refuerza la dimensión simbólica de la cooperación.
Consolidar una alianza
Por parte china, Xi insistió en la importancia de la llamada “conectividad dura”, concepto con el que alude al desarrollo de infraestructuras transfronterizas de energía y transporte. Según medios estatales, el líder chino defendió la necesidad de impulsar proyectos que vinculen de forma directa a los tres países y consoliden a Pekín como eje de integración regional.
El proyecto Fuerza de Siberia 2 llevaba años sobre la mesa, pero las negociaciones se habían visto bloqueadas por cuestiones de precio y reparto de costes. Moscú y Pekín han mantenido largas conversaciones para llegar a un acuerdo, en el que finalmente han optado por dar prioridad a la cooperación estratégica frente a las discrepancias comerciales.
Pese a la firma, algunos analistas apuntan que los términos concretos del contrato –como las cifras exactas y el calendario de inversiones– todavía no se han hecho públicos. «Los detalles comerciales se darán a conocer más adelante», se limitó a señalar Miller.