Publicado: abril 17, 2025, 2:30 am
La muerte del escritor Mario Vargas Llosa ha supuesto un duro golpe para todo el panorama literario. El ganador de un premio Nobel falleció a los 89 años en Perú, rodeado de sus seres queridos. Y es que, tras conocer su enfermedad, Mario decidió regresar de nuevo al país que le vio nacer para refugiarse en su hogar.
A pesar de haber viajado por todo el mundo, para él, uno de sus mayores tesoros era su casa. Una vivienda que ahora quedará para siempre con el recuerdo de su dueño. Prueba de ello será su despacho, desde donde podía ver el Pacífico y siguió escribiendo a mano hasta el final de sus días.
Gracias a sus redes sociales y con el apoyo de Álvaro, el hijo mayor del escritor, se pudo conocer cómo era aquel rincón tan íntimo. «Trabajando, el día después, escoltado por el Pacífico, en el escritorio donde escribió Historia de Mayta y tantas más«, escribió a través de X, la red social conocida anteriormente como Twitter.
Junto a estas palabras, el primogénito mostró además una serie de fotografías de su padre en su zona de trabajo. En una amplia mesa, rodada de fotografías, ordenadores, escritos y demás objetos, Vargas Llosa daba rienda suelta a su imaginación. Aunque no solo la mesa estaba repleta de vida.
Gracias al amplio ventanal, toda la estancia estaba iluminada, mostrando con orgullo las amplias estanterías y estantes que rodeaban todas las paredes. Cada rincón contaba con fotografías y libros de todo tipo, un reflejo propio del dueño del lugar. Porque la habitación no solo era una zona de escritura, también de lectura.
Por ello no es de extrañar que en los últimos años, la estancia fuera el rincón preferido de Mario Vargas Llosa. En esta no solo se refugió de su enfermedad, sino también de su mediática ruptura con Isabel Preysler para reencontrarse con Patricia Llosa, la madre de sus hijos y con quien compartió más de 50 años de relación.
Aunque, esta no es la única casa que deja tras de sí el escritor. Además de su hogar en Lima, también cuenta con casas en Madrid, París, Nueva York y Punta Cana. De hecho, cada una de estas casas cuentan con una localización privilegiada. En el caso de Madrid cuenta con un piso de 280 metros cuadrados en la Puerta del Sol. En París la casa tiene vistas a Notre-Dame; o en Nueva York, en un rascacielos de la Gran Manzana.
