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Revolucionarios sobre hielo durante la Guerra Fría

Publicado: abril 8, 2025, 1:30 am

Una alegría llega desde los Estados Unidos. Una pareja de patinadores sobre hielo vuelve desde Boston con una medalla de bronce para el Reino Unido en los Campeonatos del Mundo, la primera desde la última de los legendarios Jayne Torvill y Christopher Dean en 1994. Lilah Fear, 25, y Lewis Gibson, 30, vuelven victoriosos mientras los patinadores que les han inspirado dan su ultimo giro juntos con casi 70 años.

Las nuevas estrellas sobre el hielo patinan con la música de Beyoncé y se han inspirado en el concurso televisivo Dancing On Ice, en el que Torvill y Dean fueron fichados cuando pensaban en jubilarse.

Ante el éxito de Fear y Gibson, ni yo ni mis compañeros británicos hemos podido resistir un paseo por el ayer, por los grandes momentos de Torvill y Dean, empezando por su interpretación del bolero de Maurice Ravel en los Juegos Olímpicos de Sarajevo de 1984 que les supuso el oro con un récord de 12 puntuaciones perfectas de 6.0 de los jueces.

En plena guerra fría, fueron la primera pareja no perteneciente a la Unión Soviética a ganar un oro olímpico en danza sobre hielo. Durante sus años compitiendo revolucionaron el deporte, alejándose de sus orígenes en el mundo del baile de salón y de la influencia del ballet de los patinadores rusos.

“Hemos patinado tantas veces el bolero por todo el mundo… y siempre se nos acerca alguien y nos dice: ‘Recuerdo donde estaba cuando vi vuestro Bolero en Sarajevo’”, contó Dean el año pasado, bailando la coreografía de nuevo con Torvill por el 40 aniversario.

Fui una de los 24 millones de británicos que los disfrutaron en 1984 en la televisión. Tenía ocho años y un álbum donde pegaba recortes de prensa con sus fotos. Flipaba con sus audaces giros, la gracia de sus pasos, el split de Dean y la forma de caer al hielo en la dramática final. Me encantó el pelo corto de Torvill, con sus reflejos rubios y sus trajes. En mis fantasías, yo patinaba como ella en el diáfano morado del bolero, el dorado brillante de Mack y Mabel y el blanco y negro del pasodoble en el que se vistieron de matadores.

Mis recortes venían de los periódicos de Nottingham donde nosotros vivíamos entonces, el pueblo de Torvill y Dean. De familias trabajadoras, los patinadores habían dejado el instituto con 15 años, ella trabajando como cajera en un banco y él como policía. Entrenaban en la pista de hielo sobre las 2 o 5 de la madrugada, después de los turnos de Dean, aprendiendo a conducir la pulidora de hielo para limpiar el hielo después.

Fueron los años de Thatcher, el paro subía y había tensiones en la minería en sitios como Nottingham (el padre de Dean fue minero). “Es extraño recordar el subidón que la medalla de oro de 1984 dio al ánimo británico”, observó Julia Llewellyn Smith en The Times.

El tesón de la pareja en su ruta a la medalla de oro emocionó. En 1981, el ayuntamiento de Nottingham les dio una beca para permitirles a dedicarse únicamente a su pasión. Cuando volvieron de Sarajevo, había un desfile por la ciudad con Torvill y Dean en una especia de papamóvil. Hasta mi madre puso “Jayne”, con su peculiar ortografía como el segundo nombre de mi nueva hermana.

“El Reino Unido inventó a Torvill y Dean porque no fue razonable esperar que Diana y Charles pudieran casarse todos los años”, escribió la periodista Julie Burchill. El romanticismo con el que actuaron sobre el hielo hizo pensar a todos que fueron pareja de verdad, pero no fue así, salvo por un beso (confesado en 2013) en un autobús siendo adolescentes y antes de empezar de patinar juntos.

Cuarenta años después del bolero, Torvill y Dean siguen siendo grandes amigos sin estar juntos, las tensiones con Rusia se han vuelto (en 2022, por la invasión de Ucrania, la Unión Internacional de Patinaje suspendió a los patinadores rusos en los concursos internacionales) y Torvill cree que todavía hay pocos recursos e infraestructura en el Reino Unido en comparación con otros países para un deporte que es caro. Aún así, hay esperanzas para una medalla en los Olímpicos del año que viene para Fear y Gibson, la nueva pareja que ofrece un poco de magia sobre hielo.

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