Publicado: marzo 3, 2025, 3:00 am
Pemex, “orgullo de todos los mexicanos”, reportó el resultado de su operación durante el año pasado: un absoluto y total desastre.
En el estado de resultados, Pemex informó que en 2024 incurrió en una pérdida por el escalofriante monto de 620 mil millones de pesos; con ello, la pérdida acumulada en el periodo 2019-2024 ascendió a 1,850 miles de millones de pesos. La empresa petrolera perdió en promedio, cada día del gobierno de López, la friolera de 844 mil pesos. La pérdida habría sido aún mayor si Pemex hubiera liquidado los adeudos a sus proveedores, lo cual obviamente no hizo; al cierre de 2024, este adeudo ascendió a 506 mil millones de pesos, 38% más que un año antes, a pesar de que el entonces director (hoy a cargo del Infonavit) había asegurado que en septiembre esa deuda sería liquidada.
Dentro del desastre que es la empresa petrolera, destaca la pérdida en que incurrió durante 2024 en el área de Transformación Industrial, es decir, en refinación, la cual fue de 585 mil millones de pesos; para todo el sexenio de López, la pérdida acumulada en esta área superó los dos billones de pesos. Es un hecho que, produciendo combustibles, Pemex es notoriamente ineficiente, tanto tecnológica como económicamente, por lo que entre mayor sea el volumen de crudo procesado, mayores serán las pérdidas.
Asegurar, como lo hizo López y ahora también Sheinbaum, que la soberanía nacional se fortalece si México es autosuficiente en la producción de gasolinas, además de carecer de todo sentido, es una decisión errónea que destruye riqueza nacional. Además, presiona a las ya de por sí estructuralmente débiles finanzas públicas y distrae recursos que podrían haber sido utilizados en la provisión de otros bienes y servicios, como educación, salud e infraestructura.
Pemex no solo tuvo un muy mal desempeño económico-financiero; también hizo un mal trabajo en la extracción y producción de crudo, la única área en la cual es rentable (excepto el año pasado, en donde también se registró una pérdida de 37 mil millones de pesos). Sea por el agotamiento de los yacimientos, una caída en los nuevos yacimientos explorados y nuevos pozos perforados, la producción de petróleo crudo (sin condensados) promedió 1.48 millones de barriles diarios, 20% menos que en 2018. Además, también redujo la producción de gas natural, la cual en 2024 fue 5% inferior a la de 2018.
La menor producción de crudo, aunado a la decisión de incrementar su procesamiento interno en las obsoletas e ineficientes refinerías —a las cuales habrá que agregar Dos Bocas cuando finalmente entre en operación—, significa que México exporta cada vez menos petróleo y recibe, en consecuencia, menores ingresos en dólares, lo cual es preocupante cuando sus principales obligaciones financieras están documentadas en esa moneda. Sheinbaum ha señalado que está de acuerdo en que México ya no exporte petróleo y que todo se procese internamente para lograr la autosuficiencia en gasolinas (aumentando de paso las pérdidas). Siendo que estas exportaciones son prácticamente la única fuente de ingresos públicos en dólares, ¿cómo piensan cubrir el servicio de la deuda externa de Pemex (y del sector público en su conjunto)? Para comprarle divisas al Banco de México, el gobierno tendría que incurrir en un superávit fiscal, lo cual está muy lejos de lograr (este año incurrirá en un déficit de aproximadamente 4% del PIB).
Otro problema que tiene Pemex está relacionado con el personal. El organismo emplea a más de 125 mil personas, lo que hace que las diferentes razones como ingreso/trabajador y capital/trabajador sean de las más bajas entre todas las empresas petroleras en el mundo. Pemex, al igual que todas las empresas gubernamentales, tiene un exceso de personal. Esto, aunado a una política salarial y de prestaciones notoriamente benéficas para los trabajadores, a cambio obviamente de tener su lealtad política, se traduce en que Pemex tiene un pasivo laboral que, a diciembre del año pasado, ascendió a 1.23 billones de pesos, siendo este el principal componente de un capital neto negativo de 1.84 billones de pesos y representando el 30% del total de pasivos de la empresa, que ascienden a 4.2 billones de pesos. La empresa “orgullo de todos los mexicanos” está quebrada, a pesar de que el gobierno de López le inyectó 1.4 billones de pesos.
Es un hecho que Pemex requiere de una cirugía mayor. De entrada, tiene que cambiar su “estrategia de negocio” para alcanzar dos resultados: generar utilidades y maximizar la renta petrolera. Respecto del primero, la mayor aportación que una empresa, privada o gubernamental, puede hacer al bienestar social es maximizar las ganancias. En cuanto al segundo, dado que el petróleo en el subsuelo es propiedad de los mexicanos, el objetivo de política pública tiene que ser maximizar el rendimiento sobre ese activo, es decir, la renta que, a su vez, se tiene que convertir en capital reproductivo, físico y humano.
Seguir rescatando a Pemex como hasta ahora lo han hecho, lo único que resulta es empobrecer a los mexicanos y hacer a México menos soberano.