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¿Quién gana con el acuerdo de aranceles Estados Unidos y la UE?

Publicado: agosto 5, 2025, 11:30 pm

El domingo 27 de julio se produjo el anuncio del acuerdo político entre Estados Unidos y la Unión Europea en materia de aranceles entre las dos mayores áreas económicas del mundo que representan casi el 44% del PIB mundial y que, en palabras de la propia Presidenta de la Comisión Europea, comercializan 1,7 billones de dólares al año, para un mercado de 800 millones de personas.

Era importante y esperado para amplios sectores de actividad europeos que se alcanzara un acuerdo antes del día 1 de agosto, fecha ultimátum lanzada por el presidente Trump (quizá de ahí que la reunión se celebrara en domingo). Pesaba el órdago que Estados Unidos implantara aranceles del 30% con carácter general, manteniendo el 50% para el acero y aluminio europeos. Todo ello, donde hace apenas unos meses se aplicaba una media de 2,5% de arancel de entrada cómo nación mas favorecida para la mayoría de productos europeos.

Hay que recordar que fue Trump quien desató la tormenta, la incertidumbre y la desestabilización global con su unilateral “guerra de aranceles”, imponiendo su estrategia de “paz a través de la fuerza, un enfoque clásico en política internacional por el que un poder militar sólido y creíble es la mejor garantía para preservar la paz, disuadiendo a potenciales adversarios de iniciar conflictos. La estrategia de “paz por fuerza” ha sido transferida por la administración Trump al ámbito comercial y a la llamada guerra de aranceles, aplicando los principios de poder, coerción y unilateralidad, tanto en el terreno de la política exterior y militar (recientes bombardeos a Irán, amenaza a Groenlandia, Canadá, México y a Ucrania), como en la política comercial y en la relación de Estados Unidos con sus aliados, socios económicos y competidores.

El comunicado de la Casa Blanca habla de un acuerdo histórico entre Estados Unidos y la UE que “(…) proporcionará a los estadounidenses niveles sin precedentes de acceso al mercado de la Unión Europea. Es decir, una ganancia histórica a favor de los norteamericanos. La declaración de la presidenta Von der Leyen, por su parte, afirma que “El acuerdo de hoy crea certeza en tiempos de incertidumbre. Ofrece estabilidad y previsibilidad para ciudadanos y empresas a ambos lados del Atlántico. Es decir, Europa se aviene a un acuerdo (de paz por paz) para crear, mantener o alcanzar certeza y estabilidad frente a la incertidumbre, imprevisibilidad y caos generados por el otro firmante del acuerdo, el propio Trump.

La cuestión es si se puede hablar de un acuerdo, cuando el acuerdo es forzado. Si se puede hablar de una unión para el acuerdo, cuando no hay tal unión en Europa para este acuerdo. Porque, ¿qué clase de acuerdo es éste cuando la mayoría de titulares de los medios europeos lo califican de “claudicación”, “sumisión”, “rendición”, “subordinación” de Europa? ¿Qué clase de magnifico acuerdo para la UE puede ser éste que nos humilla para aceptar un corto plazo de estabilidad y menores perdidas para nuestros sectores exportadores, frente a un largo plazo de prepotencia irredenta y geopolítica de patio de colegio del presidente Trump?

Las cosas son lo que parecen. Un domingo de julio, un campo de golf de Escocia propiedad del magnate norteamericano que ostenta el cargo electo de presidente de Estados Unidos, no es el día ni el lugar para que una Presidenta de la Comisión Europea, que representa a 450 millones de ciudadanos, sea insultada elegantemente con la firma de algo que solo necesita y quiere la otra parte, sin atreverse a proponer alternativas comerciales de fondo a cambio, de poder a poder. Por ejemplo, en el ámbito de la posición de dominio que tienen la empresas tecnológicas norteamericanas en Europa. La dignidad es un superpoder geopolítico que la Presidenta de la Comisión Europea no hizo ni por estrenar este domingo de julio en el campo de golf escocés.

La respuesta, pues, a la pregunta de “¿quién gana?” de nuestro titular, es que gana Trump por sumisión europea, ni siquiera dimos la batalla. Y una vez mas, la decisión correcta es menos dependencia, más Europa, no más Estados Unidos.

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