Publicado: febrero 23, 2025, 9:10 am
Los germanos tienen una cita con las urnas este 23 de febrero , y la gran pregunta es cuánto peso ganará la ultraderecha en estos comicios. Después que Olaf Scholz, perdiera una moción de confianza y se disolviera la coalición de gobierno, la situación ha estado marcada por la incertidumbre. La vuelta de Trump y la injerencia de Elon Musk en la política europea es palpable. El eslogan MEGA (Make Europe Great Again, en castellao hagamos Europa grande otra vez) acapara cada vez más atención. En medio de todo una de las locomotora de Europa registra su segundo año consecutivo de recesión. Y el atropello masivo en Múnich protagonizado por un ciudadano afgano que aún está dejando víctimas mortales puede inclinar la balanza por opciones más radicales. La cara renovada de la ultraderecha, Alice Weidel, líder de Alternativa para Alemania (AfD) entra con fuerza en el país. Los sondeos indican que AfD gana adeptos situándose en segundo lugar con el 22% de los votos , según INSA, el 20% para Allensbach o el 21% para IPSOS. Duplicando los que obtuvo en 2021 y creciendo más que ningún otro partido. Este hecho para un partido ultraderechista resulta insólito en el país germano desde la Segunda Guerra Mundial. Dada la situación, el canciller Scholz no en vano se ha preguntado si el centro democrático de Alemania seguirá estando unido. Porque una de los grandes temas de estas elecciones es la posibilidad de mantener la línea roja que sirve de contención a la ultraderecha en el gobierno. En lo que se refiere a la gran pregunta de los pactos de gobierno , según las encuestas la combinación que parece mostrar más futuro para formar gobierno sin incluir a la ultraderecha de AfD pasa por un pacto de gobierno entre CDU y SDP. Y el líder de CDU, Friedrich Merz, pese a sus coqueteos iniciales con AfD, ha dejado claro que no negociará con Alice Weidel. Weidel, de 46 años, vive una mejora rampante del partido que ha pasado de ser una opción marginal a una fuerza que no puede ser subestimada . En las elecciones regionales, su partido ha obtenido resultados que oscilan entre el 18,4% en el estado federado de Hesse y el 32,8% en Turingia. Para Weidel su gran ejemplo político es Margaret Thatcher. «Me impresiona su biografía, su forma de nadar a contracorriente, incluso cuando resulta incómodo», dijo la líder de AfD al diario ‘Bild’. Su filosofía de «impuestos bajos, menos subvenciones estatales y privatización, algo que concuerda con las ideas de Weidel» , sostiene DW. La candidata nació el 6 de febrero de 1979 en la ciudad alemana de Gütersloh, en Renania del Norte-Westfalia. De familia acomodada, su padre era un comerciante de muebles de oficina y su madre, un ama de casa. Consideró estudiar medicina, pero al final optó por cursar economía y administración de empresas en la Universidad de Bayreuth. Al terminar sus estudios ya era una estrella en alza graduada con honores que consiguió trabajar con prestigiosas instituciones firmas de la altura de Goldman Sachs y Allianz Global Investors. Llegó a vivir seis años en China y a aprender perfectamente el mandarín. El cambio vendría en 2013 cuando se une a AfD. Solo dos años después ya era elegida para el comité ejecutivo federal del partido y, siguió subiendo hasta su actual posición que consiguió en 2022 como cabeza saliente del partido junto a Tino Chrupalla. Weidel admite que le gusta provocar. «La polarización es un recurso estilístico para iniciar debates», dijo Weidel al diario ‘Neue Zürcher Zeitung’. Entre sus polémicas está el que llegase a hablar de «chicas con pañuelo» para referirse al problema del islam conservador en su país. Sin embargo, algunos le reprochan su contradicción entre su vida privada y la pública teniendodo en cuenta la visión tradicionalista de su partido. Vive entre Suiza y Alemania y es abiertamente homosexual. Está casada con Sarah Bossard, una directora de cine suiza de origen esrilanqués, con la que tiene dos hijos adoptados. Unos detalles que la han encumbrado aún más. Aunque su doble residencia ha provocado que la prensa le preguntara más de una vez sobre dónde tributa. Ahora, se presenta con el lema «Tiempo para Alemania» . La migración es su tema estrella. Y quiere acabar con el «paraíso del asilo en Alemania». Su partido propone la reintroducción del servicio militar obligatorio y quieren alinear los intereses alemanes con las relaciones de los países extranjeros como China, EE.UU. o Rusia.