Publicado: noviembre 4, 2025, 9:00 pm
A principios de este año, las conversaciones sobre una guerra comercial volvieron a estar presentes en los titulares de los principales medios internacionales. Se estaban introduciendo nuevos aranceles, resurgían viejas disputas y la incertidumbre se infiltraba en los mercados que ya estaban bajo presión. Pero en lugar de un colapso total en el comercio mundial, lo que hemos visto es un mosaico de tensiones, intermitentes y persistentes, que se desenvuelve en paralelo a una historia de desarrollo comercial más tranquila y estable que se basa en la cooperación y en la resiliencia.
De hecho, durante el primer semestre del 2025, los datos de la Organización Mundial del Comercio (OMC) indican que el comercio mundial de mercancías mostró una resiliencia inesperada, con un crecimiento interanual del 4.9%. La OMC proyecta que en el 2025 el comercio crecerá 2.4% y un 0.5% en 2026, con un sistema multilateral que ha demostrado ser más resistente de lo que se temía, y la OMC está en el centro de esa estabilidad.
América Latina y el Caribe (LAC) se destacó de tres maneras. En primer lugar, las exportaciones de mercancías aumentaron 4.5% en 2024, casi el doble de la media mundial. En el mismo lapso, el déficit comercial regional se redujo casi a la mitad, de 51,000 millones de dólares a 27,000 millones. Esa tendencia ha continuado, con 12 de las 15 principales economías de la región LAC aumentando las exportaciones en lo que va del 2025.
Entonces, ¿qué pasó? Y lo que es más importante, ¿qué puede aprender América Latina y el Caribe en el futuro?
Dos factores globales principales explican gran parte del repunte del comercio en la primera mitad de 2025.
En primer lugar, los productos de tecnología de la información (como semiconductores, computadoras, servidores y equipos de telecomunicaciones) impulsaron casi la mitad de la expansión comercial general en la primera mitad del año, aumentando un 20% interanual en términos de valor, contribuyendo a aproximadamente el 43% del crecimiento del comercio mundial y representando alrededor del 15% del comercio mundial.
El crecimiento del comercio abarcó la cadena de valor digital, desde el silicio en bruto y los gases especiales hasta los dispositivos que alimentan las plataformas en la nube y las aplicaciones de Inteligencia Artificial (IA).
En segundo lugar, los mercados se reconfiguraron hasta cierto punto. El comercio sur-sur, es decir, entre países en desarrollo, mostró un crecimiento interanual cercano al 8%, e incluso del 9% si se excluye a China. Este dinamismo compensó los efectos negativos en otros mercados más afectados por las medidas restrictivas, demostrando que el resto del mundo sigue siendo una importante fuente de crecimiento.
También vemos que, a nivel mundial, el comercio de servicios ha ganado relevancia, representando el 27.2% del valor total del comercio internacional en el 2024. Sin embargo, los bienes siguen dominando con un 72.8%. En América Latina y el Caribe esta tendencia es aún más pronunciada: los servicios comerciales representaron solo el 15% de las exportaciones regionales, mientras que los bienes alcanzaron el 85%.
Esta composición significa que los cambios en el comercio de bienes tienen un impacto particularmente significativo en la región.
Algunas posibles lecciones para LAC:
- Impulsar los servicios prestados digitalmente y
- buscar comerciar más con los vecinos y otros países en desarrollo para crecer.
Las exportaciones de servicios prestados digitalmente en LAC crecieron 9% en promedio anual desde 2005, a 87,700 millones de dólares en el 2024, ligeramente por encima del crecimiento promedio mundial (8.4%). Los subsectores de más rápido crecimiento (servicios empresariales e informáticos) representan más del 70% de las exportaciones de servicios prestados digitalmente de LAC. Pero la participación de América Latina y el Caribe en las exportaciones mundiales de servicios prestados digitalmente sigue siendo modesta, de solo el 2%, por lo que hay mucho espacio para crecer.
Y aunque China está creciendo en importancia, Estados Unidos sigue siendo el principal socio comercial digital de LAC, absorbiendo el 34% de las exportaciones digitales y suministrando el 42% de las importaciones. El comercio intrarregional de servicios entregables digitalmente sigue siendo limitado, con solo el 8.4% del total de las exportaciones de servicios entregados digitalmente de LAC en 2023.
En comparación, en Europa esta proporción es del 62%, lo que pone de manifiesto el margen de maniobra para un mayor comercio e integración en el sector digital dentro de la región. Esto será clave para la próxima década de crecimiento global.
En medio de la incertidumbre global, el papel de la OMC sigue siendo fundamental como garante de estabilidad y previsibilidad. Aproximadamente el 72% del comercio mundial de bienes se rige aún por el principio de Nación Más Favorecida, lo que demuestra la importancia de un marco institucional basado en normas claras.
Aun así, prácticamente todos los miembros de la OMC coinciden en la necesidad de reformas. Las tensiones entre las grandes potencias y las reivindicaciones de varios países requieren una actualización de las normas para reflejar las nuevas realidades, preservando lo que funciona. La próxima conferencia ministerial de la OMC, que se celebrará en Yaundé en marzo del 2026, será crucial para avanzar en definir posibles acuerdos.
América Latina y el Caribe enfrentan el desafío de adaptarse a estas condiciones que cambian rápidamente. Por lo tanto, es importante centrarse en reducir los costos del comercio mediante una facilitación del comercio más eficiente, invirtiendo en la diversificación, no solo de productos y mercados, sino también haciendo nuevos avances en la exportación de servicios y la economía digital.
La región debe aprovechar al máximo los acuerdos comerciales existentes, mejorar la logística y la infraestructura, y trabajar en estrecha colaboración con el sector privado.
Un mensaje central para la región es que depender de un solo socio para la mayor parte de la demanda -y de otro para la oferta- no es del todo sostenible. Es momento de complementar los flujos existentes mirando a los vecinos y a la propia región para encontrar nuevos socios y crecimiento. Hay grandes oportunidades al otro lado de la frontera.
* Johanna Hill es directora general adjunta de la Organización Mundial del Comercio y Roy Santana, consejero.
