Publicado: marzo 7, 2025, 6:30 am
El humorista Quequé ha reprendido en su programa, Hora veintipico, al magistrado Carlos Valle después de que en el tribunal en el que se le juzga por una broma sobre «dinamitar el Valle de los Caídos» comparara este lugar con la plaza de Pedro Zerolo, algo que debería haberle «replantearse su profesión» si «no ve la diferencia» entre ambas bromas.
Este jueves, el cómico se pronunció en su formato de La SER sobre este caso, en el que el juez le procesó por una broma que hizo en este espacio radiofónico. De hecho, mostraron la grabación del tribunal donde se veía al magistrado haciendo esta comparación.
Carlos Valle le dijo al presentador que se imaginara, «aunque fuera en un programa de humor», que se dijera «a ver si volamos la plaza de Pedro Zerolo y, con las piedrecitas llegamos al día del Orgullo, y se las tiramos a todos los homosexuales que han abusado de niños«, y apostilló: «Es decir, a todos los homosexuales».
«El contexto es fundamental, un programa de humor es un programa de humor. Si alguien se toma esto al pie de la letra, no está entendiendo la comedia«, respondió Héctor de Miguel, como se llama en realidad el humorista, al ser preguntada por qué le parecería esa afirmación.
Aun así, dejó entrever que «comparar a Pedro Zerolo con la cruz del Valle de los Caídos» no le parecía muy adecuado. «Yo le acepto la comparación, pero desde luego… Lo importante siempre es el contexto».
«Yo no le comparaba a Pedro Zerolo con la cruz del Valle de los Caídos. Le hablaba de la plaza de Pedro Zerolo, de volar una plaza, no de comparar una persona con una religión», aclaró el juez, a lo que el acusado contestó que lo había entendido, pero seguía sin verlo claro: «Por supuesto, pero lo que significa la plaza de Pedro Zerolo con lo que significa la cruz…».
«Algunos jueces son los abusones del patio»
Tras emitir este fragmento en el Juzgado de Instrucción número 38 de Madrid, dio su opinión más sincera sobre lo ocurrido y afeó que para el juez, sea «lo mismo un símbolo del franquismo, un régimen que persiguió y torturó a miles de personas, también a muchos homosexuales, que una plaza dedicada a alguien que luchó por los derechos del colectivo».
Héctor de Miguel, que consideraba que esta comparación «no se le ocurrió en ese momento», sino que «la traía preparada de casa», cree que usó esto para «encajar eso tan habitual en el pensamiento de la extrema derecha que es asociar la homosexualidad a la pederastia».
«Como chiste, flojo y de mal gusto», sostuvo Quequé en Hora veintipico, donde también apuntó que su broma era una crítica satírica a «varias estructuras opresoras» y a los «curas pederastas y a aquellos que acosan a las mujeres que van a abortar». Sin embargo, la ‘broma’ del juez era «una muestra de cómo en un juzgado toma partido por la posición que la iglesia ha mantenido durante varias décadas: proteger a los abusadores en vez de a las víctimas«.
«No es lo mismo burlarse de los opresores que incitar a la violencia contra los oprimidos«, añadió el presentador de La SER: «Aparte, yo soy cómico, no imparto justicia ni decido sobre la vida de otras personas. Usted sí y, que alguien con ese poder haga comentarios que incitan al odio contra los homosexuales, no en programa de humor, en un juzgado, es grave y preocupante».
«Si usted no ve la diferencia entre su broma y la mía, quizá debería replantearse su profesión, porque la justicia no es solo aplicar unas normas, es entender el contexto y el impacto de las palabras y las acciones», espetó el cómico y opinó que su chiste no tenía «ni puta gracia».
«¿Sabéis por qué se permite esta mierda de comparación? Porque se sabe intocable. ¿Quién le va a sancionar, otro juez?», se preguntó en el espacio radiofónico. «Tenemos un problemita con los jueces. Igual que habría que hacer algo. Porque algunos jueces son los abusones del patio de la democracia. Yo cada vez tengo más claro que a mí me están usando para dar ejemplo».
Finalmente, desveló que su madre le pide que no insista más públicamente con este tema, pero «alguien tiene que hacerlo» porque no quiere que su sobrina, Nora, que nació hace 20 días, «crezca en un país en el que no pueda decir lo que piensa o en el que no peuda bromear con lo que le dé la gana por miedo», sino que quiere «un país libre y mejor, lo que quería Pedro Zerolo».