Publicado: marzo 19, 2025, 4:00 pm
Cuando se habla de ejercicio como la fórmula de bienestar general no debe entenderse solamente por el trabajo ejercido sobre las calorías, comúnmente conocido como quema de grasa, sino que, tal y como ha constatado la ciencia en las últimas décadas, la salud a largo plazo sale beneficiada. El motivo puede encontrarse en unas moléculas generadas por la actividad muscular, las mioquinas. ¿Cómo consiguen este efecto?
La clave está en mantenerse activo porque cada contracción muscular es un paso hacia un metabolismo más sano. Y si a esto añadimos que esa misma acción nos ayuda a regular nuestro peso corporal y evita la inflamación del organismo, el éxito hacia el bienestar general estaría garantizado siempre y cuando acompañemos el ejercicio de una dieta saludable.
¿Qué tipo de moléculas son?
Las mioquinas son proteínas liberadas por los músculos esqueléticos al contraerse. Esto se produce de forma consciente, como resultado de la actividad física o de nuestros movimientos corporales cotidianos, o bien como respuesta al frío. Estas moléculas viajan por el torrente sanguíneo y su actividad tiene impacto en diversos órganos, tales como el hígado, el cerebro y el tejido adiposo.
En cuanto a su acción para ayudarnos a perder peso, en el caso de la irisina, por ejemplo, se basa en transformar grasa perjudicial en otra beneficiosa, para entenderlo en un lenguaje coloquial. En esta línea, también se ha demostrado que mioquinas como esta estimulan la oxidación de lípidos y pueden mejorar así la sensibilidad a la insulina. Un tercer aspecto a destacar sería su actuación sobre el hipotálamo, que provocaría la disminución del hambre aumentando la sensación de saciedad.
Su poder antiinflamatorio
La interleuquina-6 (IL-6), la musclina, la miostatina, la folistatina y la apelina constituyen ejemplos de mioquinas identificadas que se asocian principalmente con una disminución en la resistencia a la insulina además de por sus propiedades antiinflamatorias. La investigación sobre los mecanismos que accionan estas moléculas en el organismo se ha desarrollado en años recientes coincidiendo también con un mayor interés de la población por la actividad física.
¿Se puede estimular su producción?
A estas alturas a nadie se le escapa ya la importancia del ejercicio físico en nuestra salud general, entendiendo este tanto como un entrenamiento adaptado a la edad y circunstancias físicas como al simple hecho de pasear o realizar una caminata de intensidad suave todos los días. Pensando específicamente en la estimulación de estas moléculas, los estudios de los últimos años han arrojado luz sobre posibles formas de llevarla a cabo:
- Ejercicio de fuerza: con pesas o haciendo sentadillas para activar las fibras musculares, aumentando la secreción de mioquinas.
- Entrenamiento interválico que alterna intensidades altas y moderadas puede elevar los niveles de irisina.
- Moverse diariamente: caminar, subir escaleras o hacer yoga.
Referencias
Tencio Araya, J.A. et al. (2016). Mioquinas mediadoras de los efectos del ejercicio físico en la salud. Revista Médica de la Universidad de Costa Rica, 10, 2, 32-43. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5744169