Publicado: diciembre 5, 2025, 8:30 pm
En los primeros años de la década de los 90, Tristán Braker (Baker en algunos medios) apareció como una figura mediática en España vinculada al mundo de lo paranormal. Se le asoció especialmente con el llamado «Caso Vallecas» o «Expediente Vallecas», un episodio que se convirtió en referente de los sucesos paranormales en el país ya que, decían, era el primero «documentado por la Policía».
Nos contaban en aquel suceso que una joven, Estefanía Gutiérrez, había fallecido tras una sesión de ouija, aunque en el informe forense se barajaba un ataque epiléptico y, de hecho, estaba tomando medicación para la epilepsia en el momento del fallecimiento.
Tras la muerte de Estefanía, la familia denunció que su vivienda, en el madrileño barrio de Vallecas, se había convertido en un escenario de fenómenos extraños y hostiles, explicables solo desde el prisma de lo paranormal. La intervención policial en uno de esos episodios y el registro documental que hicieron de la casa acabaron por convertirse en el detonante de lo que resultó, con los años, en un espectáculo mediático y en un desfile constante, tal como cuentan los implicados en el documental de HBO, de personas relacionadas con la parapsicología que no querían dejar pasar la oportunidad de entrar en la casa más encantada de Madrid.
Entre ellos se encontraba Tristán Braker que, carpintero de oficio, ya había adquirido una cierta notoriedad en los años anteriores con algunas investigaciones localizadas en la capital, pero que tras protagonizar algunos episodios dramáticos ante las cámaras se convirtió en una figura pública de la noche a la mañana.
La controversia del caso Vallecas durante los años siguientes fue sostenida e intensa: el debate entre quienes creían que todo era un teatro, quienes mantenían que era un poltergeist de manual (es decir, era la energía de la propia madre la que lo provocaba todo) y quienes afirmaban que en el hogar de los Gutiérrez había presencias malignas. Braker pertenecía a estos últimos, y así lo hizo saber en no pocos platós de televisión.
Así pasó, por ejemplo, por Esta noche cruzamos el Mississippi, con Pepe Navarro, en el que tuvo una intensa trifulca con la madre y la hermana de Estefanía, y fue entrevistado habitual por Javier Cárdenas en ¡Al ataque!, de Alfonso Arús.
Pero los años pasaron, el boom de lo paranormal acabó esfumándose y los freaks dejaron de tener tirón en televisión. A Braker se le perdió la pista.
Alfonso Galán, que así se llamaba en realidad, había nacido (según una pequeña biografía escrita por él) en 1947 en el barrio de Lavapiés y era de profesión carpintero. Escogió su nombre artístico como investigador parapsicológico porque, según él, significaba «el ruido que todo lo frena». Contaría años después en una entrevista que no guardaba buen recuerdo de su época en televisión: «Cortaban todo para hacerte parecer un friki (…). Los medios trastocaron lo que soy (…). En internet me llaman profesor».
Durante mucho tiempo, Galán escribió en un blog llamado Los relatos de Tristanbraker (todo junto), en el que escribía ficción y fantasía pero también hablaba de sus investigaciones, algunos capítulos de su vida y, de vez en cuando, opiniones personales sobre diversos temas. Fue en este blog donde nació su alter ego: un personaje de ficción al que querría convertir, después, en el protagonista de una saga literaria.
En 2016 anunciaba en sus redes sociales la culminación de su primera novela, Los extraordinarios casos de Tristanbraker1900: El estremecedor caso del Ángel Caído. Hacía aquí referencia a la estatua del Ángel Caído del parque del Retiro de Madrid, considerado por algunos parapsicólogos una puerta de entrada al infierno.
De su novela, escrita a cuatro manos con Karla María García, decía Galán que pertenecía a la ficción realista y que las editoriales se iban a pelear por ella, porque sería «un chispazo catastrófico», un «cañonazo terrorífico», porque le seguía «mucha gente» en su blog.
Finalmente, autopublicaría su novela en enero de 2016 y la presentaría en abril, un par de semanas después de la última entrada que hizo en su blog.
Algunas de las últimas fotos públicas que existen en la red de Tristán Braker pertenecen a los inicios del verano de aquel año, firmando ejemplares de su libro en el mismo parque del Retiro.
Después, repentinamente, no hay más. No volvió a subir entradas en su blog, ni posteó en sus cuentas de Twitter o Facebook, que aún siguen abiertas. Las dos novelas que, supuestamente, seguirían su saga (El extraño caso de los niños verdes y El estigma del diablo) nunca vieron la luz.
Desde hace casi una década, el que una vez fue uno de los investigadores paranormales más mediáticos de España, simplemente, desapareció. Y, tal vez, lo más triste es que nadie parece haberse dado cuenta.
