Publicado: mayo 18, 2025, 2:30 am



Con una de las caritas más dulces y adorables que dio el cine de los noventa, para cuando llegó el año 2000 Jonathan Lipnicki ya se había convertido en uno de los rostros más entrañables del cine familiar.
Nacido en 1990, debutó a lo grande en el cine con Jerry Maguire en 1996 interpretando a Ray Bold, el hijo ficticio de Renée Zellweger. Un par de años después fue el elegido para interpretar a George Little en Stuart Little, y su fama se extendió por todo el planeta.
Títulos posteriores como El pequeño vampiro o Una pandilla de altura no hicieron sino consolidarlo como una de las estrellas infantiles más importantes del momento, lo que también lo llevaría a terminar enfrentando, no mucho después, muchos de los desafíos que se les plantean a quienes alcanzan tanta fama a tan corta edad.
En 2017 Lipnicki hablaba en redes sociales, tal como recogió Vanity Fair, de cómo sufrió bullying en el colegio tras protagonizar Jerry Maguire, acoso que se prolongó hasta la secundaria.
«El acoso es un problema universal», decía. «Me decían que era un fracasado y que nunca volvería a conseguir trabajo. Me hicieron sentir fatal todos los días de la secundaria, hasta el punto de tener un ataque de pánico todas las noches antes de ir a clase, porque me preguntaba cómo aguantaría el día siguiente».
El actor terminaba contando cómo consiguió enfrentar la ansiedad y la depresión refugiándose, precisamente, en su arte: la interpretación.
Durante años, el actor continuó presentándose a audiciones, manteniendo papeles mayormente secundarios o en títulos de poco tirón o independientes mientras completaba sus estudios, enfocándose en vivir «una adolescencia normal» y practicar deportes como waterpolo.
En una entrevista con E!News, en enero de este mismo año con motivo del estreno de The Joe Schmo Show, en el que Lipnicki participa, el actor reconocía además que perdió muchos papeles porque no se había preparado lo suficiente. «No era muy bueno y fui a clases de actuación —dijo—. Pero desde muy joven supe qué quería perseguir el resto de mi vida, así que nunca me enfado por ello. Estoy agradecido, vivo en el presente y me esfuerzo por concentrarme».