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La COP16 sobre biodiversidad con sede en Cali Colombia, se ha convertido en un escenario de diálogo y consenso, donde la colaboración entre científicos, tomadores de decisiones y sociedad civil será clave para avanzar hacia la meta común de proteger la biodiversidad y frenar el cambio climático.
Estos siempre son espacios donde están pasando muchas cosas al mismo tiempo, es una COP muy grande, con mucha información circulando, por ello El Economista platicó con Elise Allély-Fermé, directora de Conservación de Pronatura, quien participa en la conferencia y nos comparte un panorama rápido de lo que está sucediendo en la cumbre, que reúne a casi 200 ministros gubernamentales del medio ambiente, al alto mando de Naciones Unidas y a más de 14,000 participantes de todo el mundo en la llamada Zona Verde.
Es la primera vez que lideres y sociedad se unen después de que se adoptó en diciembre de 2022 el Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal (MBB) el acuerdo internacional que busca proteger y restaurar la biodiversidad a nivel mundial hasta 2030.
Esta COP16 por consecuencia está muy enfocada en la implementación, es decir, en desarrollar mecanismos para que se puedan llegar a las metas que se impusieron, incluso antes de este marco. “La hoja de ruta actual es ambiciosa, necesaria y urgente”, dice la entrevistada.
LA COP16 esta dedicada a “La paz con la naturaleza” y se divide en dos partes: En la Zona Azul, donde se da seguimiento a los planes de cada país y se debaten los mecanismos de financiamiento y participación. Luego está la Zona Verde, que es la COP de la gente, “es interesante el fenómeno popular que se desarrolla a través de este lugar, es la primera COP en el que el acercamiento de la gente es ordenado y que se perciben ideas muy claras, con propuestas puntuales, aunque no está relacionado al proceso de las decisiones, sí es un elemento interesante de esta COP. La paz nos abre una discusión muy interesante sobre nuestra relación con la naturaleza, tenemos que ver que existen conflictos en las comunidades y tienen riesgos, no hay seguridad, el tema de paz es interesante y de manera importante para México”, reflexiona Elise Allély-Fermé.
Se están discutiendo mecanismos muy importantes, particularmente en financiamiento para lograr las metas, se anunció un nuevo fondo para temas de diversidad en diferentes países, “esta es una noticia muy importante y lo que se menciona es una brecha de financiamiento que se tiene que resolver”. Se habla de la creación de un nuevo fondo independiente, bajo la autoridad de la COP y nos encontramos a solo dos meses de 2025, la fecha límite establecida en la COP15 para que los países desarrollados proporcionen 20 mil millones de dólares anuales a los países en desarrollo para la conservación de la biodiversidad,
Otro tema está relacionado a los incentivos negativos, “dentro de cada país existen mecanismos que en lugar de ayudar a la biodiversidad contribuye a su destrucción”, se necesita trabajar en ese análisis para que estos incentivos negativos se empiecen a frenar e incluso revertir. Por ejemplo, el uso de recursos naturales de formas no sostenibles, iniciativas que promuevan el uso de fertilizantes en el sector agrícola de forma masiva. Incluso existe un Objetivo de Desarrollo Sostenible al respecto, el número 15 enfocado en buscar, proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar sosteniblemente los bosques, detener e invertir la degradación de las tierras, combatir la desertificación y frenar la pérdida de biodiversidad.
En la Zona Verde se vivió la temática de Paz con la naturaleza, se exploró ese concepto. “Seguimos todavía con un conflicto de nuestra relación con la naturaleza, tenemos que transformar esta relación y se busca integrar en diferentes proyectos, incluyendo a Pronatura. Debemos de tener armonía y más allá, la paz”.
Mecanismos de monitoreo, cómo vamos midiendo nuestros avances, “hay una necesidad de trabajar más en este aspecto para lograr mejores datos e información que nos ayude a la toma de decisiones”; índices de salud, número de especies prioritarias, indicadores sociales, sistemas socioambientales, “todo para pensar en el bienestar sostenible de las comunidades y sin que sea en detrimento de la naturaleza”.
A nivel de la convención, la participación e involucramiento de poblaciones indígenas, comunidades locales, mujeres y jóvenes, son indicadores muy importantes para segurar que tenemos una conservación equitativa y justa. “Hoy aunque falta información, sobre todo a nivel mucho más local, para adaptar nuestras prácticas, no es suficiente, todo esto tiene que ser acompañado de la práctica y el involucramiento de la gente y los diferentes contextos”.
Nuevas tecnologías. Se ha tocado ya el tema de inteligencia artificial, cuando usarla y cuando no. “En este sentido hay variantes a tomar en cuenta, por ejemplo, las cámaras trampas que permiten capturar imágenes y con ello modelos para identificar con entrenamiento qué especies aparecen, eso ayuda mucho al procesamiento de la información; pero por otro lado, están los temas sobre ética y el uso de la IA, incluso la huella de carbono de la IA, porque son servidores enormes, hay una necesidad urgente de organizar esa información para la toma de decisión pero de forma eficiente, además que sea información accesible a todos, incluyendo a las comunidades”, concluye.
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